Segovia
El depósito municipal se deshizo de 35 vehículos abandonados el año pasadoSegovia
El depósito municipal se deshizo de 35 vehículos abandonados el año pasadoLa avenida Obispo Quesada aloja desde hace unos tres años frente a uno de sus locutorios a pequeño vehículo negro con un taco de publicidad en sus cristales de tal tamaño que parece forrado por anuncios. En la calle Malangosto hay otro vehículo envejecido sin ... siquiera placas de matrícula. El Cristo del Mercado, un Seat Toledo verde está congelado en el tiempo tras el fallecimiento de su dueño, así que las denuncias reiteradas caen en caso roto. Como las de una furgoneta Mercedes varada en el párking de la plaza de toros o un Citroën de la calle Navacerrada que no tiene siquiera ruedas. Es el museo segoviano de coches abandonados. El Ayuntamiento se deshizo a lo largo de 2023 de 35 vehículos que llegaron por diferentes causas al depósito municipal y cerró el año con otros 11 casos abiertos.
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La casuística por la que un coche llegue al depósito municipal es muy variada. Por ejemplo, un accidente en el que el usuario se da a la fuga, generalmente por alcoholemia. Si acude con el tiempo a recogerlo, lo hará sanción mediante. Pero también hay vehículos robados, los menos. La primera etapa del protocolo es localizar al propietario; si no hay señales de vida tras dos meses, comienza el trámite para dar de baja el vehículo y pasa del depósito municipal, gestionado por la empresa FCC, al desguace. El volumen de expedientes depende de la capacidad de tramitación de Tráfico, mermada en las últimas fechas por la falta de personal.
El perfil más habitual es el de un vehículo con claros síntomas de abandono. «El otro día vi uno, estaba sin aire en las cuatro ruedas. Ves que empieza a acumularse hierba debajo del coche. Llaman mucho la atención, a veces porque han sufrido un golpe», subraya el concejal de Comercio e Industria, José Luis Horcajo, que sitúa en los vigilantes del estacionamiento un primer filtro de detección para unas denuncias que también parten de denuncias particulares o de la propia Policía Local. Sitúa a los polígonos industriales como una zona especialmente propicia para el abandono y recuerda el precedente, junto a la ermita de Hontoria, de un Citroën que fue poco a poco desguazado «y no le quedó más que el cascarón».
Las actas de coches abandonados parten de la Policía Local, una tarea que va desde la observación al uso de la tecnología, con cámaras conectadas a la base de datos de la Dirección General de Tráfico que leen las matrículas y detectan cuando a un vehículo le falta ITV o seguro. Patrullar consiste precisamente en ver qué cambia o, en este caso, permanece. Cuando un coche no se mueve, llama la atención, así que los agentes vigilan su estado, sus ruedas, como un paciente en observación. Los vecinos se quejan con frecuencia a los agentes porque esos vehículos ocupan plazas de aparcamiento. Y en un lugar como Obispo Quesada, el espacio cotiza alto.
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La ordenanza municipal prohíbe estacionar más de 15 días consecutivos en el mismo lugar, así que no mover el coche en ese periodo es motivo suficiente para la denuncia. El conductor también está obligado a revisar el vehículo cada 48 horas por si se ha instalado señalización en su zona. Hay coches que después del acta policial sí se mueven, como uno que estuvo recientemente varado unas semanas en el polígono de El Cerro. Es habitual que los agentes tengan mano izquierda y avisen al conductor antes de formular la denuncia.
Cuando un vehículo deja de ser útil, lo habitual es venderlo o entregarlo a desguace. A la hora de trazar qué vehículos acaban en la calle, Horcajo habla de los robados o de averías graves que no se reparan. «Se dejan ahí aparcados esperando a la oportunidad económica para arreglarlos y a lo mejor nunca llega». O fallecimientos, otra causa frecuente. «Queda ahí el vehículo y nadie se hace cargo de él».
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En cualquier caso, el conductor es responsable de deshacerse del coche. «Es una propiedad privada. Si se localiza al propietario, se abre un expediente de vehículo abandonado y se tiene que hacer cargo de él». Los 35 coches que pasaron a mejor vida en 2023 terminaron en la chatarra porque «en la mayoría de los casos no fue posible encontrar al propietario», que debe hacerse cargo de los gastos que genere el procedimiento para retirar el vehículo de la calle. «No es nada caro llevar un coche a un centro de reciclado. En cualquier ciudad de España, te dan una valoración mínima para restos y te lo retiran».
Horcajo subraya que «se podrían hacer más» expedientes, pero no entra a valorar si esos 35 son muchos o pocos. «Sé de algún caso que está en una propiedad privada, aunque parezca la calle. Ahí no se puede meter el Ayuntamiento. Son situaciones complejas». Una de las causas para legitimar el servicio es meramente estética. «Todo lo que esté en ese estado de deterioro hay que retirarlo, es imagen, sin duda. Pero yo he visto coches que a mí me da la sensación que están abandonados y luego no lo estaban». El concejal subraya su intención de desgranar en años futuros la estadística de cara a saber cuántos de esos vehículos proceden, por ejemplo, de robos o fallecimientos. Porque cada esqueleto sin ruedas tiene una historia. Y siguen por la ciudad, como si fuera un museo.
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