La CHD deduce que la muerte de peces fue por el alivio de aguas residuales y los arrastres de la lluvia torrencial

La cantidad de lluvia que cayó durante la tromba de agua del domingo superó la capacidad de gestión de los colectores. Al verse sobrepasados, los aliviaderos empezaron a funcionar y a verter el exceso de pluviometría sobre el cauce del Eresma en los entornos de los colectores que hay antes de llegar a la estación depuradora, a la altura de San Pedro de Abanto y del Molino de los Señores.

«Tras una tormenta, los sistemas de saneamiento unitario transportan una mezcla de aguas residuales, en este caso mayoritariamente fecales y en una pequeña proporción industriales, y de aguas escorrentía pluvial», explican la Confederación Hidrográfica del Duero. Dichas aguas proceden del lavado y del arrastre de «todo tipo de contaminantes de las calles», lo que las hace contener una elevada carga tóxica que se concentra sobre todo en los primeros momentos del aguacero, añaden las fuentes de la entidad en su exposición de lo sucedido entre el domingo y el lunes en el cauce del río en el que se descubrieron los peces muertos.

Según la opinión de la CHD, lo que se ha producido es el alivio de una mezcla de aguas de escorrentía pluvial y de residuales «con alta concentración de materia orgánica y otros contaminantes que provocan el descenso del oxígeno disuelto en el agua del río, lo cual presuntamente ha desencadenado la muerte de los peces».

La Confederación Hidrográfica del Duero mantiene el seguimiento y vigilancia de estos episodios, ya que a tenor de las previsiones meteorológicas es posible que puedan repetirse durante la semana. El organismo estatal advierte que la reiteración de estas circunstancias exige la adopción de las medidas necesarias para que, en un futuro, se minimice el riesgo de ocurrencia de este tipo de episodios, que «por otro lado tienen un componente natural e imprevisible», concluyen fuentes del ente regulador del cuenca.