'El dedo de Dios' apunta al cielo de Gallegos

El mirador de Torregil, símbolo de la localidad de Gallegos, fue destruido hace más de cuatro años a causa de un fuerte temporal. Una agresiva tormenta en febrero de 2017 derribó parte de la emblemática torre y se llevó por delante el conocido como 'Dedo de Dios', un conjunto de piedras situadas en la parte más alta que simulaban un índice apuntando al cielo. Pero, tras haber sido reconstruida, esta torre ya ha recuperado su aspecto y el popular 'dedo' ha retomado su posición.

Tras el incidente, Ayuntamiento de Gallegos solicitó ayuda a la Junta de Castilla y León, y esta administración, a través de la Delegación Territorial, no dudó en ofrecer una solución y financiar su reconstrucción, dado que estas ruinas se encuentran sobre un yacimiento arqueológico y es la Comisión de Patrimonio el organismo competente a este respecto. Así, en verano de 2017 se aprobó la restauración de Torregil y se iniciaron las obras, que concluyeron en julio de 2018, según apunta el alcalde de la localidad, Victorino Sancho.

«Hemos construido todo lo que se cayó, y se ha reformado algo más», recuerda el alcalde. A través de un comunicado de aquel año, la Comisión de Patrimonio de la Junta explicaba que la intervención había consistido, por una parte, «en la reconstrucción de la parte que ha caído, mediante aportación de las piedras procedentes del propio derrumbe» y, por otra, «en la restauración y consolidación de los lienzos que conforman el cubo de la torre, eliminando elementos nocivos, reponiendo los morteros perdidos y restituyendo materiales» en aquellas zonas en las que fuera necesario.

El Consistorio de Gallegos confirma que las obras tuvieron un coste de unos 30.000 euros. A pesar de que la administración municipal colaboró en cierta medida, casi la totalidad de los fondos procedieron de la administración autonómica. «Sin esa ayuda, el Ayuntamiento no lo podría haber hecho», confiesa Victorino Sancho, quien además explica que la asociación Segovia SUR (que promueve el desarrollo de los municipios de la vertiente norte de la Sierra de Guadarrama) jugó un papel fundamental ya que se encargó de gestionar las ayudas y realizar los trámites oportunos. «Fueron los que nos ayudaron», dice.

El mirador de Torregil era (y es) un icono del pueblo. A pesar de que el lugar donde se ubica este vestigio del pasado es una finca particular, el Ayuntamiento tiene una concesión durante 10 años, por lo que el edificio es responsabilidad de la localidad. Es un emblema que lleva ahí «toda la vida», sostiene el regidor, y que tiene un gran valor patrimonial. Por este motivo, cuando aquel invierno la lluvia destrozó parte de la torre, los vecinos quedaron muy apenados y reaccionaron «muy mal». «La gente preguntaba si lo podíamos reconstruir», cuenta Sancho. Cuatro años y medio después, luce como si nada hubiera pasado.

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