«Cuando el daño está hecho, no hay sanción que valga»

«Ha habido momentos en los que se han producido daños como secuelas de botellones, sobre todo realizados por gente joven», refiere Montarelo. No obstante, puntualiza que en estas actitudes incívicas no son una cuestión de edad o de vándalos, sino «de todo el mundo». En cualquier caso, insiste en que los daños irreparables deben evitarse. «No hay sanción que valga cuando el daño ya está hecho», lamenta.

El colectivo aboga no solo por incrementar la vigilancia en las lugares más conflictivos, sino también por poner en marcha «una tarea educativa». El objetivo que persigue es informar sobre los hechos que suponen un peligro al patrimonio para atajar determinadas acciones.

Para ello, Montarelo considera que una buena opción sería disponer de funcionarios que desempeñen la labor de vigilantes, aunque no tengan capacidad de interponer sanciones. «Te advierten y así previenen los daños», subraya, lo que está entrelazado a su vez con la colaboración ciudadana. Según entiende, es una función que se acerca más a la asistencia que a la vigilancia. «Es preferiblemente prevenir un incendio que luchar contra el fuego», concluye.