José Vibot traspasa el tradicional taller de zapatería que regenta desde hace 42 años en Segovia. A. de Torre
José Vibot, zapatero de Segovia

«He cumplido con la vida y con todo el mundo»

El artesano tiene dificultades para traspasar el negocio tras 42 años de oficio en los que se queda con la fidelidad y amistad de la clientela

Jueves, 2 de febrero 2023

Una saga familiar de zapateros toca a su fin. Este marzo, José Vibot bajará por última vez la persiana de su taller en la calle Blanca de Silos de Segovia. Cumplirá 65 años, de los que 42 ha estado dedicado a las hormas, cuñas, suelas, ... cordones, betunes, tacones.. rodeado de máquinas de coser, la prensa, cajones con el material. También duplica llaves. «Toda una vida», suspira. La edad para retirarse a Monterrubio, el pueblo donde se casó, le llega cuando además «los pies, las piernas y la cabeza ya no son las mismas».

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Sus dos hijas no han seguido los pasos profesionales de José, quien sí aprendió el oficio de su padre. «Desde el año pasado tengo puesto el anuncio de 'se traspasa', pero no viene nadie y eso que el precio es económico», se lamenta. Incluye toda la maquinaria, ya que «no se puede vender una por una». La renta que paga «no es cara» después de que dejara la propiedad del establecimiento. José teme que llegue el momento de vaciar el local y tenga que trasladar todos los pesados artefactos de trabajo a Monterrubio.

Echa la mirada atrás un instante y se estremece. Sujeta algunas de las hormas que hizo su padre, «piezas artesanales que ha decorado mi hermana». «He vivido de ello toda la vida, es un oficio muy bonito», indica con la voz entrecortada. «Vengo a las seis de la mañana y me voy a las ocho de la tarde, antes incluso aguantaba más», añade.

Se queda con la fidelidad de los clientes que gracias al trato personal y los años algunos se han convertido en amigos. «He cumplido con la vida y con todo el mundo», asevera orgulloso al recordar como en ocasiones «venían para coserles algo o pegarles una suela, pero no se lo cobraba». «Tengo una clientela fiel que ya sabe el servicio que doy», reitera como mantra de la supervivencia ajeno a la revolución de Internet. «O lo haces o no lo haces», defiende la labor artesanal.

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