Daniel Macenlle, director general del Área de protección ciudadana en el Ayuntamiento de Pontevedra, impartió durante la tarde de ayer una charla sobre movilidad sostenible con el objetivo de comunicar la experiencia de Pontevedra, una ciudad que comenzó en 1999 un proceso de transformación ... que la ha convertido en todo un referente internacional en políticas de sostenibilidad urbana. El encuentro, organizado por la Federación de Asociaciones de Vecinos de Segovia (Fedasve), estaba previsto que se celebrase en la Plaza de Santa Eulalia, aunque finalmente, debido a las previsiones meteorológicas, tuvo lugar en el Auditorio Diego Fernández, en el barrio de San Lorenzo.
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Macenlle, quien empezó a participar en este proyecto en 2005 como jefe de la Policía local, ha explicado que aquella iniciativa en la localidad gallega buscaba «reequilibrar los distintos modos de movilidad» a través de tres ejes programáticos. El primero, la recuperación del espacio público para los peatones; el segundo, la reducción del tráfico en el centro de la ciudad (permitiendo únicamente el tráfico «necesario», como el destinado al suministro de negocios, los residentes o las personas con movilidad reducida, entre otros) y el tercero, la implantación de medidas para lograr una circulación más lenta con el fin de evitar atropellos. En este sentido, apunta que se han creado numerosos pasos elevados y se han suprimido numerosos semáforos, dado que están concebidos como si el peatón fuera un «estorbo».
El exjefe de la policía local de esta ciudad explica que, en general, en las sociedades actuales «tenemos una cultura de la movilidad basada casi únicamente en el vehículo privado» y concebimos la movilidad «como movilidad del vehículo a motor», algo que a su juicio «es un error». En Pontevedra, no obstante, «los esquemas se han invertido», dice Macenlle, quien cree, además, que no solo se debe disminuir la presencia de los coches sino también promocionar otros medios de transporte.
Para Macenlle, el centro histórico de Segovia tiene un cierto parecido al de Pontevedra, pero advierte que un modelo que ha funcionado en una ciudad «no se puede trasladar a otra» sin más. «Si se quiere implantar un modelo en una realidad diferente, seguro que no funciona. Pero sí se pueden aplicar los principios que han inspirado este modelo», sostiene, e insiste en que para reducir el tráfico «no esencial» y limitar la velocidad de los vehículos a motor existen diversas opciones urbanísticas.
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Al recordar cómo los ciudadanos de Pontevedra acogieron la reforma en sus inicios, cuenta que hubo un fuerte rechazo. «Cuando hablas de suprimir carriles de circulación o espacios de estacionamiento, a todo el mundo se le ponen los pelos como escarpias», apunta. Asimismo, explica que «los cambios dan miedo» y recuerda que el sector comercial se sintió «agraviado». Sin embargo, señala que en los años posteriores a la entrada en vigor de estas medidas los vecinos «empezaron a mostrar su apoyo a estas políticas», e incluso algunos ahora reclaman más vías peatonales para lograr una mayor calidad urbana en la ciudad. Como consecuencia de esta iniciativa, en Pontevedra no ha habido ni un solo día de mala calidad del aire este año, no ha habido ni una sola muerte por accidentes de tráfico en los últimos 10 años y el nivel de ruido se ha reducido considerablemente, unos resultados que, para Macenlle «son demoledores» y convierten a la ciudad en un referente mundial en protección del medioambiente urbano.
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