![Cuéllar vuelve a bailar por el Niño de la Bola](https://s2.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/2024/01/07/bola02-kFgG-U2101179803684uSE-1200x840@El%20Norte.jpg)
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La localidad de Cuéllar despidió ayer la Navidad cumpliendo con la tradición, en esta ocasión con la segunda procesión del año en honor a la imagen del Niño Jesús de la Bola, que recorrió las calles de la villa acompañado de decenas de fieles, tal y como ocurrió el pasado día 1 de enero, cuando se iniciaron los festejos en torno a la talla.
Así, la imagen del Niño de la Bola volvió a ser la protagonista del día de Reyes en Cuéllar, cerrando con la tradicional procesión los actos en su honor, que ayer comenzaban con la celebración de la tradicional eucaristía de la Epifanía del Señor, en la iglesia de San Miguel, a la que, como es habitual, asistieron varios de los miembros de la cofradía del Niño, entre ellos quien ocupa este año el cargo de mayordomo, Ángel Magdaleno.
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Ya por la tarde, tuvo lugar la segunda de las procesiones celebradas en honor a esta imagen, en la que realiza el recorrido habitual, con salida de la iglesia de San Miguel hasta llegar al templo de San Esteban, que albergaba la figura en su origen, y de la que fue desplazada hasta la parroquia por el deterioro de esta última. A pesar de su rehabilitación, el templo no guarda culto, por lo que sigue siendo San Miguel la iglesia que alberga la imagen del Niño durante el año.
Durante este trayecto, la imagen del Niño estuvo acompañada por decenas de danzantes y devotos, así como hermanos cofrades, que durante en torno a una hora recorrieron los escasos metros que separan ambas iglesias. Un buen número de ellos lo hicieron acompañando los tradicionales ritmos de las dulzainas haciendo sonar las tejoletas o castañuelas cuellaranas, un instrumento habitual de estos ritos, y que se utiliza, en menor medida, en otras procesiones en la localidad.
Como ocurrió en la primera procesión, tampoco faltaron decenas de danzantes que acompañaron a la imagen durante todo el trayecto, bailando los ritmos tradicionales interpretados por el grupo de dulzaineros Hermanos Ramos, quienes se encargan en esta procesión de tocar algunas de las piezas recuperadas de hace años y que eran tradicionales en este ritual de la procesión.
En el momento en el que suena la música, la procesión detiene su camino, los danzantes se sitúan en parejas y bailan siempre de cara a la imagen del Niño, una costumbre que se mantiene desde hace cientos de años, y que ayer se volvió a repetir. Hace años eran únicamente ocho los danzantes que participaban en la procesión, ahora abierta a todo el que quiera bailar, entre los que se encuentra buen número de vecinos de Cuéllar, pero también de distintos puntos de la comarca, que acuden puntualmente a esta cita cada año. Los ocho danzantes que bailaban tradicionalmente, vestían un traje especial formado por amplias blusas, pantalones bordados en colores verdes y naranjas, polainas verdes y sombrero de ala ancha. Una tradición que se perdió y dio cabida a que hoy todo el mundo pueda sumarse a esta peculiar celebración y a sus danzas.
El sonido de las dulzainas se mezcla a lo largo del recorrido con el de las castañuelas, el de las campanas, y el de los cohetes que algunos cofrades lanzan a lo largo de todo el recorrido. También se mantiene como tradición la entrega de caramelos a los más pequeños que acuden a la cita.
Tras llegar a la iglesia de San Esteban, se cantaron los tradicionales villancicos propios de la Navidad, y el párroco local, Alberto Espinosa, se dirigió a los presentes para manifestarles sus deseos para el año recientemente comenzado, y esperando que «el Niño de la Bola llene cada día de nuestra vida de sus mejores bendiciones».
Seguidamente se continuó el recorrido que llevó a la imagen del Niño de la Bola, una talla barroca, de nuevo hasta la iglesia de San Miguel, en un trayecto en el que no faltaron nuevos bailes al son de la música. En la plaza Mayor, los hermanos de la cofradía y decenas de fieles, se despidieron de la talla hasta el próximo año, cuando una vez más será la encargada de inaugurar las procesiones en Cuéllar. Será el 1 de enero de 2025.
La imagen del Niño de la Bola es una talla de madera de cuerpo entero y sexuada de un Niño Jesús, de estilo barroco y fechada a mediados del siglo XVII, con policromía en brazos y cabeza, que se cubría habitualmente con una peluca de cabello natural, largo, rubio y con rizos y que este año ha sido cambiada por una peluca de pelo artificial, donado por varios cofrades. Se trata de un pelo sintético con el que sea querido imitar la fotografía con la que se cuenta del año 1924 del padre Benito de Frutos y al mismo tiempo de otras pelucas que la cofradía guarda. Sobre este pelo se coloca una corona de rayos. La talla recibe su nombre por portar en su mano izquierda una bola del mundo o globo terráqueo, rematado con una cruz. En la derecha lleva una rama.
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Martin Ruiz Egaña y Javier Bienzobas (gráficos)
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