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Mesa redonda sobre la achicoria. M. R.

Cuéllar pone en el mapa la historia de la achicoria

El Centro de Día de Personas Mayores albergó una mesa redonda con trabajadores de esta industria tan importante para la localidad

Mónica Rico

Cuéllar

Viernes, 24 de mayo 2024, 18:51

El Ayuntamiento de Cuéllar ha iniciado el proyecto para poner en valor la achicoria y la importancia que tuvo la industria que de ella dependía en la villa, cuando tenía instalada su fábrica en el claustro de San Francisco de la localidad. Esa puesta en ... valor tuvo su primer gran acto en el Centro de Día de Personas Mayores, donde se desarrolló una mesa redonda con testimonios de trabajadores, la proyección de un documental y una degustación de productos derivados de la achicoria. Todo ello junto a una exposición con información e imágenes sobre cómo era el proceso de la elaboración de la achicoria y un mapa en el que se sitúan las fábricas y secaderos que existían en Cuéllar.

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El objetivo del proyecto es rescatar la memoria oral, gráfica y escrita de la achicoria «para dar visibilidad a una industria y a las mujeres, que fueron motor y fuente de ingreso en muchas familias en épocas de hambre». Así lo expuso la concejala de Mujer, Caridad García, que dirigió la mesa redonda en la que también participó Lucía Velasco, encargada del archivo ducal.

Uno de los testimonios escuchados fue el de Titas González, quien comenzó a trabajar en la achicoria con unos 14 años. «Éramos muchos hermanos y había que trabajar», recordó. Empezó empaquetando en la fábrica Campeón y ayudó a su madre en el picado de la achicoria, un trabajo «horroroso e inhumano» por las condiciones en las que se desempeñaba. Las achicorias llegaban en muchos casos heladas y la labor se realizaba a la intemperie. «Había mucha necesidad y había que hacerlo», añadió.

Su hermano José Antonio González también trabajó en esta industria y recordó cómo 1955 a su familia se le quemó el caserío donde vivía, por lo que se quedaron en la calle sus padres y diez hijos (más adelante serían once). Por ello la necesidad les llevó a trabajar en la achicoria. «Nos sacó del hambre». En su caso también comenzó a trabajar siendo un niño.

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Una joven Manuela comenzó a trabajar en la fábrica de Leocadio Suárez con 19 años. En su caso, se dedicaba al empaquetado junto a otras mujeres, quienes ya ayudadas de una impresionante máquina, realizaban paquetes de achicoria molida de 200 gramos. «Trabajaba con gente mayor y me aportaron mucho», declaró. Su padre trabajaba como transportista en la misma empresa y viajaba al norte de España todas las semanas llevando achicoria.

El último testimonio fue el de un empresario Jorge Suárez, bisnieto de Leocadio Suárez, quien puso en marcha a finales del siglo XIX una de las fábricas más importantes y conocidas de la industria achicorera en la localidad. El empresario afirmó que el máximo esplendor del producto llegó en los años 40 del siglo XX, años en los que había un gran consumo y una importante cantidad de envíos. Por entonces se contaba con unos 130 trabajadores fijos y en campaña se llegaba a las 200 personas empleadas. Fue en los años 60 y 70 cuando el producto comenzó su decadencia y menguó de forma considerable su consumo.

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Exposición

Hasta el próximo 23 de junio, de lunes a domingo, en horario de tarde, de 17:00 a 20:00 horas, los interesados pueden descubrir más sobre el mundo de la achicoria en el Centro de Día, donde permanecerá expuesta una muestra en la que a través de imágenes y textos se pueden conocer datos cómo el periodo de siembra, la preparación de la tierra o dónde se cultivaba este producto, que se recolectaba entre diciembre y enero, un trabajo que también solían realizar mujeres, de rodillas en la propia tierra.

El tercer proceso de la achicoria para su posterior paso era el picado, también realizado habitualmente por mujeres, que en muchos casos estaban ayudadas por sus hijos. También existe un panel sobre el proceso de secado en los hornos, para pasar a las bolas de tostado, el molido del producto, para finalmente realizar el pesado y empaquetado del producto, para finalmente pasar a su venta.

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En la muestra también se puede ver un mapa, elaborado dentro de este proyecto, donde aparecen hasta 14 fábricas y secaderos de achicoria que existieron en Cuéllar durante la época de mayor esplendor del producto. Un mapa que está abierto a la incorporación de otros lugares, ya que en el mismo se anima a las personas que conozcan otros puntos, a incluirlo en el proyecto, ya que «entre todos podemos construir un mapa completo».

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