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Con un monólogo, que a su vez suponía la reapertura de la sala cultural Alfonsa de la Torre, tras más de un año cerrada, comenzaban, en la tarde del pasado viernes, las que se han convertido en las fiestas pequeñas de Cuéllar, las dedicadas a ... su patrón, San Miguel, que se han prolongado durante cuatro jornadas. En esta ocasión, parte de esas actividades han estado marcadas por el debate a raíz de la reflexión que pedía el alcalde, Carlos Fraile, sobre la posibilidad de un nuevo modelo de fiestas en la localidad segoviana debido a los altos costes que suponen diez o más jornadas completas de celebraciones, lo que se suma a fechas 'valle' en las que algunos de los eventos que programan no congregan grandes cantidades de público.
La opción de recortar la duración de las fiestas de agosto podría llevar a eliminar el jueves, que viene siendo el último día del ciclo desde hace años, lo que no parece del agrado de muchos vecinos, especialmente aficionados a los encierros. En la puerta de los corrales, minutos antes de la tradicional carrera de este pasado domingo 29 de septiembre, se escucharon cánticos que reivindicaba que no se tocara el calendario gritando «¡jueves sí!», en alusión a conservar todas las jornadas festivas que se celebran en agosto.
Aunque el debate está en la calle, el análisis se realizará en las próximas semanas en distintos foros y reuniones que el Ayuntamiento va a tener con agrupaciones y sectores implicados, así como en el Consejo Sectorial de Fiestas. Los posibles cambios a llevar a cabo también podrían afectar al ciclo en honor a San Miguel, conmemoración que hasta hace tres años se limitaba a una jornada y que ahora se extienden durante tres o cuatro fechas.
Dejando a un lado la polémica, los cuellaranos y vecinos de la comarca han disfrutado durante el último fin de semana de los actos programados por las celebraciones de San Miguel. Las calles han vuelto a estar inundadas de gente, al igual que lo estuvieron apenas un mes antes con motivo de las fiestas en honor a la Virgen del Rosario.
No han faltado las actuaciones musicales como bailes latinos, conciertos y discomovidas para amenizar las noches, pero también la ópera o el tradicional pasacalles de la Banda Municipal de Música de Cuéllar o la animación de las charangas, que han jaleado los vermús y los tardeos congregando a cientos de personas.
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