La crónica de una muerte anunciada que «no acabará con la masificación»

José Luis apunta a la masificación de turistas que cada año acuden a este entorno protegido de Guadarrama como la razón del deterioro medioambiental en el que el Ministerio arma su decisión de cerrar las pistas. «Es gente que no sabe lo que es la montaña, que no tiene corazón ni educación y que dejan esto como si fuera un muladar». Esta saturación, junto a la falta de rumbo de la estación –opina José Luis– han precipitado el desmantelamiento de las instalaciones.

Amantes de Navacerrada que han crecido en sus riscos y que conocen palmo a palmo sus caminos coinciden en que «es la crónica de una muerte anunciada». La autora del libro 'Hijos del Guadarrama', María J. Martín-Merino, hojea su obra, revisa las 85 crónicas de los deportistas de élite que se han formado en esta especie de centro de alto rendimiento natural y se para en comentar las fotos que cuentan la historia del puerto y de la estación invernal.

Concluye que «el 10% de la gente que viene a Navacerrada son esquiadores» y apostilla que resto son excursionistas. Esa saturación «no está regulada», hace hincapié la autora, por lo que sentencia que la medida de desmontar la estación «no va a acabar con el problema, que es la masificación incontrolada».

Un profesor de la Escuela Española de Esquí, Juan Manuel García, se lamentaba este jueves a pie de pista de la decisión del Ministerio de desmantelar las instalaciones de Navacerrada, su puesto de trabajo, y cuestionaba el «supuesto» impacto medioambiental ocasionado por los practicantes de esta disciplina deportiva invernal. Al igual que otras voces experimentadas del lugar, señala que el perjuicio natural que arrastra la zona hay que buscarlo en otros 'usuarios' del monte. A su juicio, ese deterioro en el que se ampara el Ministerio para no renovar la concesión lo ocasionan «todos los que abarrotan el puerto y atascan las carreteras y llenan el camino de latas y basura».

También apunta a los que, cuando hay nieve, «vienen y se tiran con plásticos y lo dejan todo hecho una guarrada». El profesor se siente pagano de los errores de otros: «Nos vamos a la calle» y recuerda la labor que ejercen en la formación de escolares en una actividad física saludable y que se lleva a cabo en contacto con la natiraleza.

Entre el bullicio de un grupo de escolares madrileños que en la mañana del jueves habían subido a la estación para pasar un día de iniciación en el esquí, García deduce que la desaparición de las pistas principales de la zona baja supondrá «también el cierre tida la estación y de las escuelas».

Enrique López por su parte, aún se mostraba incrédulo casi 24 horas después de conocerse la decisión de Parques Nacionales y confesaba estar aún «en shock, no me lo creo». Afirma que Navacerrada es «como mi casa». Desde hace muchos años este joven madrileño se lanza por las pistas de la estación. «Me da mucha pena por la gente de aquí porque se van a quedar sin trabajo», se lamentaba.

Al igual que sus compañeros criticaba que «la mayoría del perjuicio lo causan los 'domingueros' que saturan esto y no lo cuidan».