José Luis Montero, delante del autobús incendiado. El Norte

«Creí que había sido una pesadilla, pero el autobús estaba quemado a la puerta»

Sucesos ·

José Luis Montero es el conductor del autocar de la empresa segoviana Siguero incendiado en los disturbios de París

Carlos Álvaro

Segovia

Domingo, 2 de julio 2023, 14:03

Ha vivido una experiencia horrenda, pero está más calmado. El apoyo de la empresa y de sus compañeros le han levantado el ánimo. José Luis Montero Picallo, conductor gallego de 58 años, estaba ayer a la espera de la llegada de un nuevo Siguero para ... reanudar desde París el circuito turístico con los quince viajeros que ha de llevar por media Europa. Junto a los hierros retorcidos del flamante Volvo-Irizar i6 con el que el jueves llegó a la capital francesa, saca unos minutos para narrar la experiencia. Aún le parece mentira.

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«Salí de Madrid el miércoles con un grupo de trece personas. El objetivo era hacer un circuito turístico de dieciocho días por Europa. Yo conduzco, pero también coordino el viaje, los hoteles, las visitas, como es un grupo reducido... Paramos en Burgos y dormimos ya en Burdeos, y al día siguiente partimos hacia París», empieza a contar.

El Siguero de Segovia, con pasajeros de origen latinoamericano, llego al hotel sobre las nueve y media de la noche. París estaba tranquilo. O eso parecía. El conductor no tenía la más remota idea de los disturbios que llevaban días sacudiendo a los parisinos a raíz de la muerte de un joven por el disparo de un policía. «Llegamos y aparqué el autobús. En París se incorporaban otros dos pasajeros. Me despedí de todo el grupo hasta las ocho y media de la mañana siguiente. El viernes teníamos programado un tour panorámico, para conocer París. Sobre las once de la noche, bajé al autobús a por dos botellitas de agua, que tenía sed.. La calle estaba en calma, no había nadie. Después, me acosté y me dormí rápido. Estaba rendido por el viaje. Pero a las dos menos cuarto, me sonó el móvil».

Eran dos integrantes de la excursión. «Hay un incendio en la calle y el autobús está ardiendo», le dijeron. José Luis se vistió y bajó. «No nos dejaron salir del hotel. Los bomberos estaban actuando, intentando sofocar las llamas. Veía el autobús incendiado y no daba crédito. Para poder contarlo, lo tienes que vivir. Te levantas sobresaltado, con sueño, y te encuentras con eso. 'Hay balazos', me decían mis clientes. Pero no; era el ruido de los cristales y de las ruedas al reventar. Cuando acabó todo, me puse en comunicación con la empresa. Eran más de las dos de la madrugada y poco se podía hacer. Ni policía había (a decir verdad, hasta hoy [por ayer] no ha aparecido un policía por aquí). Me volví a la cama y tardé mucho en dormirme. A las seis y media me desperté, completamente aturdido. Me parecía un mal sueño, una pesadilla, porque no me lo podía creer. Cuando me lavé la cara, dije, hostia, que no es una pesadilla, que es el autobús que tengo quemado a la puerta del hotel. Y a partir de ahí, bloqueado. Hoy estoy un poco mejor».

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José Luis lleva treinta y cinco años al volante, pero jamás había vivido algo semejante. «¡Y ojalá no lo vuelva a vivir!», exclama. Lamenta el daño que el ataque ha causado a su empresa, que no es poco. «Era un autocar nuevo, con cuatro años de antigüedad, pandemia de por medio. 160.000 kilómetros tenía, y estaba equipado a la última, con todas las tecnologías. Es un vehículo que vale más de 300.000 euros y, eso, para una empresa como Siguero, es un daño muy grande». De momento, él seguirá al frente del circuito, «en cuanto llegue el compañero con otro autobús». París, Ámsterdam, Frankfurt, Praga, Innsbruck, Venecia, Florencia, Roma, Niza, Barcelona y de nuevo Madrid. «Nos quedan quince días por delante».

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