«El coronavirus nos ha dado legitimidad social»

–¿Por qué sigue en el cargo?

–Para consolidar los proyectos y seguir avanzando. Una parte de los primeros cuatro años es de toma de contacto y luego vas desarrollando proyectos, pero en los cuatro siguientes, que ya tienes esa experiencia, se pueden consolidar esos proyectos que tenemos encauzados para mejorar la profesión. Que es para lo que trabajamos, a fin de cuentas.

–¿Cuál es el legado de estos cuatro años?

–Se ha trabajado en distintos ámbitos. A nivel asistencial, promover la vacunación. Un proyecto con una subvención que nos ha dado la Diputación para trabajar en los Sistemas Personalizados de Dosificación de medicamentos en el entorno rural. Favorece que las personas mayores no se tengan que ir a residencias y abandonen los pueblos.

–¿Qué queda por hacer?

–Quiero hacer más colaboraciones con las Administraciones Públicas. Vamos a firmar proyectos para la detección de personas vulnerables o soledad no deseada. Hay un campo muy importante en cuanto a salud mental y queremos colaborar con la Dirección General de la Mujer en materia de agresiones. En la farmacia tenemos un potencial fantástico para promover y desarrollar proyectos que van en beneficio de toda la sociedad. Tienen tanta cercanía al paciente que podemos desarrollar lo que nos pongamos por delante, tenemos mucho recorrido. A veces nos falta tiempo para hacer las cosas.

–¿Cómo construyen la cercanía con el paciente?

–No hay más que mirar el número de personas que entra diariamente a una farmacia a por un consejo de salud o a por su medicación. El farmacéutico es un profesional sanitario formado y no requiere de listas de espera. Lo hemos dicho siempre, pero creo que el covid nos ha dado legitimidad social. Hemos trabajado muy bien, creo que hemos estado muy cerca de la sociedad. Es un establecimiento sanitario accesible: el 95% de la población tiene una farmacia en su municipio y un horario muy amplio acceder a ella. El farmacéutico hace posible que el medicamento llegue a todos los lugares en las mismas condiciones. Da igual que estés en la Puerta del Sol que en Boceguillas.

–¿Es suficiente la implantación de las farmacias en el medio rural de Segovia?

–Castilla y León tiene mucha dispersión geográfica y una población muy envejecida. Hay un problema porque tenemos farmacias que llamamos VEC, en viabilidad económica comprometida. Así que también tenemos el compromiso de ayudar a la farmacia rural para que sigan estando allí, con proyectos que puedan ser financiados y que sigan actuando allí. Porque si no hay población tampoco tenemos capacidad de sobrevivir. Ya es un sacrifico para un profesional con una formación excelente y para toda su familia, poderse mantener en determinadas zonas es complicado.

–¿Faltan profesionales para las farmacias de los pueblos?

–Está pasando también con los médicos, cada vez más la gente joven no quiere ir. Prefieren quedarse todos en Madrid y no ir al entorno rural. Por ahora la familia sigue estando, el acceso está garantizado mayoritariamente.

–¿Qué papel tiene la farmacia en la salud mental?

–Detección, derivación y seguimiento fármaco-terapéutico. Conocemos muy personalmente a los pacientes y podemos ayudar en multitud de casos. Pero no solo en salud mental, sino en detección de violencia de género. Sabemos cuándo podemos actuar nosotros y cuándo podemos derivar al médico.

–¿Cómo se mejora la profesión?

–Es trabajar por la profesión en beneficio de la sociedad. Tenemos la obligación de aprovechar nuestra cercanía e influencia para mejorar la vida de las personas. Herramientas digitales para que las farmacias estén conectadas entre sí para solucionar problemas y que un paciente pueda encontrar un documento. Que las Administraciones tomen consciencia de que somos unos puntos cercanos y que pueden contar con nosotros para proyectos. Si yo desde mi farmacia puedo saber si alguien está o no vacunado, yo puedo hacer una buena promoción, sobre todo en determinados grupos de riesgo. O los rangos de edad del cribado de cáncer de colon: yo les puedo explicar cómo se hace y darles la muestra. No tiene que ir al centro de salud, pedir una carta y pedir y un día de trabajo.

–¿Tiene la farmacia el reconocimiento que merece?

–Yo creo que sí, la farmacia tiene un gran reconocimiento, al menos de la sociedad. Cada uno tiene de referencia a su farmacéutico de confianza. Para un problema importante acudes al médico, evidentemente, pero la farmacia es ese establecimiento sanitario cercano al que puedes ir en cualquier momento. Cada uno reconoce esa farmacia de confianza a la que puede acudir a contar un problema de salud.

–¿Hay relevo generacional en el sector?

–Cuando entré yo, se estaban jubilando personas que ya tenían una edad avanzada y ahora la media está entre los 40 y 50 años. Sí que tenemos un elevado porcentaje de mujeres. Si en la junta directiva somos 12, ocho son mujeres; de los nueve colegios profesionales de Castilla y León, seis están presididos por mujeres.

–¿Faltan hombres?

–No lo sé, siempre ha sido así. Lo que pasa es que las mujeres están adquiriendo ya responsabilidades en puestos de dirección de las organizaciones.

–¿Qué es lo que más le gusta de su profesión?

–Mi profesión me encanta, por eso empecé a formar partes de las juntas de gobierno del colegio. Su hija de médico y de farmacéutica, he vivido la profesión desde pequeñita, con mi madre. Es una profesión que requiere mucho esfuerzo y sensibilidad. La cercanía con los pacientes, que llegan a ser parte de ti. Te preocupan, andas pendiente de si habrá recogido el medicamento, si se lo habrá tomado bien. Si ves a alguien despistado cuando viene a por una medicación, hablas con su hija. El trabajo bien hecho te da la satisfacción de que has podido poner tu pequeño granito para ayudar a las personas. Creo mucho en la colaboración de compañeros de la profesión y del ámbito sanitario; debemos ir todos alineados para mejorar los resultados de la población en salud, es a lo que nos debemos.