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Voluntarios de Ecologistas en Acción se encargaron, el pasado febrero, de repartir unos dosímetros a lo largo y ancho de las capitales castellanas y leonesas. ... La función de estos aparatos con forma de 'tubito' era la medir el volumen de dióxido de nitrógeno (NO2) presente en el aire. Este gas es un compuesto tóxico y harto contaminante, causante de enfermedades respiratorias crónicas y relacionado con el asma y las alergias; procede de los tubos de escape de los vehículos, fundamentalmente de los vehículos diésel. «Se trata de la tercera campaña de medición que realizamos, es una continuación de las que hicimos en 2020 y en 2021», cuenta María Sintes, voluntaria de la organización conservacionista en Segovia, quien detalla que «la particularidad es que en esta tercera ronda nos hemos centrado en los entornos de centros educativos».
El motivo radica en que «se trata de un sector de la población que es especialmente vulnerable a los efectos de la contaminación atmosférica y acústica, ambas relacionadas con el nivel de tráfico rodado que hay en el entorno». Sintes señala que «hay instituciones, como el Instituto de Salud Global en Barcelona, cuyos estudios demuestran cómo la contaminación afecta el desarrollo cognitivo y físico de los niños».
Ella y otros tres voluntarios segovianos se pusieron manos a la obra para descubrir los volúmenes de dióxido de nitrógeno. En total, colocaron dieciséis dosímetros: trece de ellos en las proximidades de los centros educativos, dos en la estación oficial de medición de aire —propiedad de la Junta —y otro más como «medidor de fondo» que se emplazó en un lugar de escaso tráfico en Nueva Segovia, junto al Conservatorio Profesional de Música.
Los voluntarios, en una furgoneta y con escalera en mano -ya que los dosímetros debían emplazarse a una altura de aproximadamente tres metros-, repartieron los trece dispositivos bajo la supervisión de un técnico privado para instalarlos correctamente. «Había una serie de criterios técnicos para emplazar los dosímetros: altura, posicionamiento en calle… La mayoría se ubicaron en farolas cercanas a los colegios», explica Sintes. Que dos de ellos se colocaran pegados a la estación oficial de medición tiene por objetivo «comprobar la exactitud de la medida ofrecida por nuestros dosímetros en relación con los datos ofrecidos por la Junta».
Según aseguran, «la información obtenida indica que no hay una desviación exagerada y, por lo tanto, los datos recopilados por los dosímetros son válidos».
Colegio Claret 55
Colegio Diego de Colmenares 51
Santa Eulalia 39
Villalpando 31
IES María Moliner 31
IES Ezequiel González 29
Colegio Madres Concepecionistas 27
Cooperativa Alcázar 27
Colegio de San José 27
Colegio de Nueva Segovia 25
Colegio Domingo de Soto 24
Colegio Martín Chico 20
Colegio Elena Fortún 20
Estación de medición de la Junta 18
Estación de fondo del Coservatorio 14
Ya instaladas, las muestras pasaron tres semanas recogiendo el aire de la zona. Tras este periodo, fueron recolectadas y enviadas a un laboratorio certificado en Reino Unido. La información obtenida se hizo pública en un informe difundido por Ecologistas en mayo, un análisis firmado por el mismo técnico externo que ayudó a validar los puntos de muestreo.
Los datos reflejaban que la concentración de NO2 en las cercanías de los colegios de Segovia era más alta en los casos del Claret y del Diego de Colmenares. El primero arrojó una concentración de 55 microgramos por metro cúbico de media anual; mientras que el segundo registró 51. Por su parte, la estación oficial de la Junta midió 18 microgramos de dióxido de nitrógeno, mientras que el punto de evaluación de fondo instalado en el Conservatorio dio 14 microgramos por metro cúbico.
Para entender adecuadamente el significado de la presencia de este gas, la Organización Mundial de la Salud (OMS) establece la referencia de que 10 microgramos por metro cúbico es el valor medio anual de concentración de NO2 recomendado. Sin embargo, la Ley de Calidad del Aire en España ofrece una cifra algo más holgada: 40 microgramos por el mismo volumen de aire. Esta referencia también está basada en un informe de la OMS, pero de hace unos veinte años. Es decir, queda un tanto obsoleta y no se adecúa a la alta exigencia que la organización internacional aconseja en la actualidad.
Por lo tanto, tanto el Claret como el Diego de Colmenares ofrecen datos que apuntan a una superación del límite legal permitido. El dato de los 55 microgramos por metro cúbico registrado en el Claret representa la concentración de dióxido de nitrógeno más alta de los 125 centros educativos analizados en toda la comunidad. «Era lógico que fuesen los que iban a salir peor parados», arguye Sintes.
La ubicación de estos colegios en la avenida Padre Claret y en el paseo del Conde de Sepúlveda, respectivamente, les predisponía a sufrir de forma más notable los efectos de la contaminación: vías de cuatro carriles, con una gran confluencia del tráfico y que, a la hora de entrada y salida a las aulas, padecen una fuerte aglutinación de vehículos.
La organización ecologista señala que la estación de medición oficial de la Administración regional —emplazada en la calle de las Nieves, en el barrio de San Lorenzo— no está correctamente posicionada para determinar el daño ocasionado por el tráfico urbano. «El sistema de evaluación de calidad del aire de la Junta no cumple con la función de advertirnos, su posicionamiento está minimizando el problema para el dióxido de nitrógeno. Es patente que se necesita una estación más», añade Sintes.
Ecologistas urge «poner este tema encima de la mesa de debate para no permitir que la población más vulnerable a la contaminación siga estando expuesta a esta nefasta calidad del aire».
Además, Sintes manifiesta que es necesario reducir la movilidad de vehículos en estas zonas y abre la posibilidad de que —ya que la nueva ley de cambio climático va a obligar a las ciudades de más de 50.000 habitantes, como Segovia, a diseñar e implementar las zonas de bajas emisiones (ZBE)— será necesario acceder a la línea de ayuda ofrecida con los fondos Next Generation y las subvenciones del Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, que suponen una «gran oportunidad» de cara a implementar dicha zona en la ciudad, haciendo hincapié en los entornos de centros educativos.
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