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La contaminación del agua ya es un problema endémico en al menos cuatro pueblosSon muchos los municipios segovianos que en los últimos años se han enfrentado a problemas de contaminación del agua. Las cuantiosas precipitaciones que se produjeron en invierno y primavera han permitido aliviar las dificultades que experimentaban algunos pueblos de manera puntual para garantizar el suministro, ... sobre todo durante el verano. Sin embargo, la mala calidad del agua potable se ha convertido en un mal endémico que está presente en al menos cuatro localidades de la provincia. La inversión necesaria para resolver esta situación siempre implica unos costes que llegan a ser «inasumibles» para los pequeños ayuntamientos, por lo que solicitan ayuda a las instituciones.
Aunque no es habitual, gran parte de los pueblos segovianos se han tenido que enfrentar alguna vez a una analítica del agua desfavorable. Hay sustancias contaminantes que, en altos índices, pueden suponer un riesgo para la salud. Por ello, la vigilancia periódica de las captaciones de agua potable de los municipios es esencial, un procedimiento del que se encarga Prodestur, organismo autónomo de la Diputación de Segovia.
El diputado responsable de esta área, Javier Figueredo, celebra que apenas se hayan registrado problemas a lo largo del periodo estival. «Solo algunos muy concretos en aquellos pueblos que arrastran dificultades de meses anteriores», especifica. Las cuantiosas precipitaciones de principios de año se «han notado». La reserva hídrica alcanza niveles de récord y eso conlleva que los pozos, acuíferos y manantiales mantengan un nivel freático elevado.
1.500 segovianos
carecen de agua potable durante al menos un periodo superior a los tres meses cada año.
Esto evita que el agua esté en contacto con los sedimentos, lo que provoca la aparición de componentes no deseables en las analíticas. «Años como el actual, en el que hay abundante agua, hacen que el nivel freático esté mucho más alto», explica Figueredo. Una realidad muy diferente a la que había en anteriores periodos, de plena sequía, cuando proliferaban los bandos municipales en los que se solicitaba a la población que hicieran un uso responsable del agua.
Aun así, la institución provincial ha tenido que hacer frente a diversos imprevistos en el suministro de agua de hasta cinco municipios. Las acciones acometidas en todos ellos, con excepción de uno, han estado dirigidas a repartir botellas de agua ante los exámenes con resultado desfavorable que se han realizado estos meses sobre la red de saneamiento municipal. Un hecho que se produce «cuando sube la población en verano», explican fuentes de la entidad.
Tres de los escenarios en los que ha tenido que intervenir la Diputación son Ortigosa de Pestaño, Melque de Cercos y Marazuela, que cumplen ya varios meses sin agua apta para el consumo. Por su parte, Navas de Oro lamenta que los altos índices de contaminación por arsénico se repiten cada verano. En estos casos, la imposibilidad de tener acceso diario al agua del grifo se ha convertido en un mal endémico, lo que lleva a los más de 1.500 empadronados en estas localizaciones a urgir una solución.
Zarzuela del Monte también aparece en el listado de municipios que este verano tuvieron que apelar al convenio de la sequía, pero en esta ocasión con motivo de una avería, según explica su alcaldesa, María Teresa del Barrio. «Tenemos dos bombas y se nos estropeó una, justo en el periodo del año en el que la población aumenta y se llenan las piscinas, por lo que nos ayudaron a cambiarla, ya que el coste es muy elevado», comenta.
10 microgramos por litro
es el umbral máximo de arsénico, uno de los contaminantes con mayor presencia en la provincia.
No han corrido la misma suerte el resto de pueblos afectados. Ejemplo de ello es Ortigosa de Pestaño, donde la contaminación por arsénico y nitratos ya no se constituye como un hecho puntual, sino más bien como «endémico», según trasladó el propio Ayuntamiento en una respuesta al Procurador del Común. Son varias medidas las que se han adoptado en un intento de mejorar las analíticas, desde la aprobación de una ordenanza de vertidos y de un reglamento del uso del agua hasta la instalación de un filtro de arsénico por parte de la Junta. Esta última «en realidad no sirve de nada», pues no logra acabar con el exceso de nitratos.
Las alternativas contempladas para recuperar el agua potable en los domicilios comprenden un amplio abanico. Por ejemplo, una de las propuestas consiste en la colocación de una potabilizadora integral de las aguas, mientras que otra persigue buscar un nuevo punto de captación mediante la ejecución de un sondeo. Desafortunadamente, «cualquiera de las dos posibilidades son tan costosas que este ayuntamiento no puede acometerlas ni vendiendo todo su patrimonio», traslada.
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En la misma tesitura se encuentra Melque de Cercos, de alrededor de 70 habitantes. Su alcalde, Jesús Tejedor, calcula que los índices de arsénico se mantienen elevados en la red de abastecimiento desde junio de 2022. A diferencia de la vecina localidad de Juarros de Voltoya, donde este problema se repite aunque de forma ocasional, en Melque «es algo que ahora ya se extiende a todo el año», relata.
El regidor ha tenido varias conversaciones con instituciones para buscar financiación pública con el objetivo de instalar un sistema de ósmosis. «Es una inversión que un pueblo como el nuestro no puede hacer», lamenta. Sobre todo cuando ya tiene que afrontar un gasto anual de reparto de botellas que se dispara en verano con el aumento de población. «No puedes negar el agua a nadie», subraya.
Los vecinos acuden cada semana a un local para coger su paquete de agua. Es una práctica que se ha convertido en una tradición no buscada, del mismo modo que ocurre en Marazuela. La reciente actualización de los parámetros analizados ha reflejado la superación del umbral máximo de uranio, lo que impide hacer uso en boca del agua de la captación municipal.
Javier Figueredo
Diputado de Prodestur
La superación del límite «no es algo exagerado», explica el alcalde, Javier Calle. «Llevamos con este problema unos diez meses; el uranio estaría en el agua desde hace tiempo pero ha aparecido ahora que se ha empezado a analizar», explica. Marazuela también apuesta por poner un filtro de ósmosis, pero coincide en que la inversión es «totalmente inasumible», insiste.
Navas de Oro espera con impaciencia los resultados del examen para conocer si «podremos brindar de nuevo con agua del grifo», sostiene su regidor, Raúl Vela. La contaminación del agua por arsénico se agrava cada verano, cuando se triplica la población de un municipio que supera los 1.200 censados. «Es la época con más contratiempos, lo que también se relaciona con la sequía y llenado de piscinas de goma», señala.
El Consistorio ha dado varios pasos en aras de investigar la causa de la destacada presencia de este componente en el agua. Hace unos meses, empezaron a funcionar los caudalímetros. Ahora, «vamos a hacer un análisis completo para ver cuál es la opción más apropiada» en aras de encontrar una solución definitiva. «No queremos que vuelva a pasar el próximo verano, pero tampoco podemos gastarnos un dineral en una cosa para que al día siguiente no valga», concluye.
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