El casco histórico es punto habitual de encuentro de vecinos y visitantes de Turégano.
La conjunción entre turismo, ganadería y agricultura funciona
MUNICIPALISMO 2024 ·
Turégano mantiene el peso del sector primario y aspira a sacar el máximo potencial a su particular castillo tras su remodelación con una oferta turística de 250 alojamientos
La estampa del Castillo de Turégano desde la distancia resume perfectamente los dos motores económicos del pueblo. Los agricultores que trabajan en las afueras del término municipal y los ganaderos que mantienen explotaciones de gran tamaño, esas grandes granjas de cerdos. Y el castillo al fondo, el gran activo turístico cuyo pleno potencial, una vez concluida la remodelación y abierto al público en octubre del año pasado, está por descubrir. Resiste el sector primario, resiste el padrón en la frontera del millar de habitantes y se suma un reducto turístico vinculado al casco histórico a una fortaleza con una historia muy particular.
Turégano mantiene su tradición agrícola con explotaciones de secano y no ha incorporado la técnica del regadío, más extendida en la zona de El Carracillo. El perfil es de grandes terrenos con cereal y girasol, los cultivos predominantes, sumando alguna excepción leguminosa como los guisantes. Una superficie que sigue en manos de agricultores del pueblo casi en su totalidad. La edad media de la población agraria está en el tramo de la pirámide demográfica entre los 40 y los 60 años tras la jubilación en los últimos años de los más mayores.
La sucesión de los negocios ha sido por relevo generacional, pues los elevados costes en maquinaria o instalaciones para iniciar la actividad agraria ahuyentan a los foráneos. «Si no, a ver de dónde sacas el dinero para poder empezar, es imposible», resume su alcalde, Juan Montes, que lo sabe de primera mano, pues su oficina es un tractor. Su relato es que el futuro agrícola del pueblo está garantizado porque su producción media es alta.
La ganadería predominante es el porcino, el tipo más extendido de granjas, aunque también hay vacuno. El tamaño de las explotaciones es considerable, alimentadas por una mano de obra principalmente extranjera, que ha paliado la jubilación de los ganaderos autóctonos. Eso ha hecho que un sector caracterizado por la multipropiedad haya desembocado en la concentración en menos propietarios, tanto de Turégano como de otros lugares.
La historia reciente de Turégano está vinculada al sector servicios y al auge del turismo: negocios en auge como hoteles, restaurantes y casas rurales. La consecuencia es un pueblo que no llega al millar de habitantes y que tiene 250 plazas de alojamiento, una por cada cuatro vecinos. La oferta de alojamiento es un híbrido entre opciones más urbanas, que aún sobreviven con buena salud en el casco histórico, y otras opciones que sacan partido a la naturaleza. Una historia de crecimiento constante desde hace unos 15 años que ha sido sostenible porque el pueblo ha seguido alimentando esas camas con un turismo creciente.
El gran problema de relevo generacional está en la hostelería. Pese a que las cuentas cuadran porque al municipio no le faltan visitantes en fines de semana y en las fechas de mayor demanda turística, los propietarios de muchos locales están ya entrados en años. «Se han alquilado algunos, pero a los más importantes les quedan dos o tres años para jubilarse y los hijos no han tirado de ello. A ver quién compra o quién alquila», plantea Montes.
Otra incertidumbre está en el Castillo, que recibía antes de las obras unos 15.000 visitantes al año. El mayor atractivo de la visita –ahora agrupada por franjas y grupos– plantea un reto al no poder espaciar a todos los visitantes durante el día y concentrarlo en visitas guiadas para aumentar la calidad y la recaudación municipal de una iglesia encastillada cuya gestión cedió el Obispado de Segovia al Ayuntamiento.
El pueblo está preparado para adaptarse a la gestión turística que demanden los números, desde contratar más personal a modificar los itinerarios de las visitas y permitir que entren más turistas en la fortaleza. «Veremos qué tal se nos da en esos momentos puntuales de máxima afluencia. Pero somos optimistas. Hemos trabajado muchos años con todas las instituciones, desde el Gobierno a la Junta o a la Diputación para sacar el máximo rendimiento a nuestro gran atractivo turísitico y estamos preparados para que el pueblo saque partido».
La economía
Falta de relevo en la hostelería. Hay incertidumbre ante la cercana jubilación en los principales bares
El auge de las casas rurales. La oferta mantiene un crecimiento constante desde hace unos 15 años
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