![Coronavirus en Segovia: Los Muñoz Andrés, ocho hijos y seis de ellos en casa: «Todos tenemos carácter y hay veces que saltan chispas»](https://s1.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/202004/25/media/cortadas/familia-tanarro-05-kgc-U1001058552322z7F-1248x770@El%20Norte.jpg)
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En un chalé del barrio de Nueva Segovia pasa el confinamiento la familia Muñoz Andrés. En realidad, una parte de ella, porque los dos hijos mayores, María (28 años) y Jesús (de 27) ya han formado su propia familia y residen en Soria y Málaga, respectivamente. Los seis hijos restantes de Francisco Javier y de Carmen permanecen en casa: Paula (24 años), Marcos (21), Carlos (18), Javier (14), David (12) y Blanca (9).
«Todos tenemos mucho carácter y hay veces que saltan chispas, pero lo estamos aguantando», comenta Carmen. En su caso, todos tienen que compartir habitación con algún hermano y pasan el tiempo libre con actividades que realizan en familia, como jugar a la Wii o cocinar, aunque también hay tiempo para la música, para hacer ejercicio o incluso para volver a jugar al ajedrez, una práctica que habían dejado un tanto abandonada. Pero también hay que cumplir con las obligaciones. Paula aprovecha para preparar material como batas gracias a su formación como costurera, mientras que Marcos y Carlos continúan con sus clases 'on line'. «Carlos es el que más lleva porque estudia en la IE y fueron de los primeros en suspender las clases presenciales», recuerda Carmen. El resto también tiene que realizar las tareas del colegio, lo que provoca un problema a la hora de repartir los equipos informáticos de la casa. «A veces no dan de sí», declaran. Además, no todos tienen los mismos horarios, por lo que cuando unos están haciendo trabajos otros están jugando, lo que puede generar alguna discusión por el ruido.
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Superados los roces de convivencia, la familia Muñoz Andrés también parece haber vencido al coronavirus. El padre estuvo un par de días sin gusto y sin olfato, dos de los síntomas típicos del virus, por lo que ha estado dos semanas teletrabajando desde casa. También sin gusto y sin olfato estuvieron Carmen y Paula, pero «afortunadamente nadie ha tenido fiebre». Por ello, Francisco Javier durmió dos días en el ático y Paula, que estudia en Madrid, tuvo más precaución durante los primeros días de confinamiento a la hora de relacionarse con sus padres y hermanos.
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