La concentración motorista abarrota un centenar de alojamientos próximos a Cantalejo

«Hay mucha gente que nos ha llamado porque no encuentran donde quedarse», asegura el presidente del motoclub organizador del evento, Mariano Parellada. La respuesta que dan las casas rurales, hostales y hoteles de la comarca de Cantalejo es la misma: «Está todo completo». De hecho, las plataformas de reservas dejaron de anunciar hace tiempo las opciones de alojamiento existentes alrededor del pueblo, pues el fenómeno motero llega a Sebúlcor, Fuenterrebollo y Cabezuela, situados a menos de cinco kilómetros de distancia, así como a otras localizaciones más lejanas, como son Turégano o San Miguel de Bernuy.

La demanda se concentra fundamentalmente en el noreste provincial, que cuenta con un centenar de alojamientos y más de 1.500 plazas. Algunos negocios que permanecen cerrados durante el invierno abren en los días de la concentración, lo que indica la importancia de la repercusión del evento en el sector. Hay inscritos que apuestan cada año por conocer nuevos parajes, como son las Hoces del Río Duratón o del Río Riaza, por lo que la impronta de los motoviajeros llega a alcanzar Maderuelo, Pedraza o Sepúlveda. Precisamente, este último se estrena como pueblo amigo de La Leyenda en la presente edición.

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El gremio turístico celebra la buena acogida de La Leyenda Continúa y, en consecuencia, el impacto positivo que tiene en el entorno más inmediato. «Es algo que se nota mucho, hay bastante gente; sobre todo tienden a quedarse por la zona en la que se celebra el evento para no tener que desplazarse por toda la provincia», subraya la presidenta de la Asociación de Turismo Rural y Activo de Segovia, Paula Escorial. La preferencia de los motoviajeros son las habitaciones de hotel y los hostales, pero también «hay grupos de amigos de unos seis miembros que optan por quedarse en casas rurales».

Los propios organizadores facilitan a los inscritos un listado con alternativas para hospedarse que están incluso a 50 kilómetros de distancia de Cantalejo. «Sabemos de motoristas que duermen en Segovia capital, Cuéllar e incluso Valladolid; luego pasan el día aquí y por la noche regresan al hotel», subraya Parellada. No obstante, en caso de no encontrar plazas disponibles, la organización recomienda la acampada. «Nosotros lo que les decimos es que acampen», insiste el presidente. «El pinar es grande, no hay que mover la moto y es el emblema de la propia concentración: relacionarse, convivir y pasar el fin de semana en compañía de otros aficionados», concluye.