mÓNICA RICO
Sábado, 6 de junio 2020, 16:36
«Nos vamos». Así titulan los frailes de Nuestra Señora del Henar la carta de despedida publicada en la revista del santuario, que confirma lo que ya se sabía desde hace meses: la comunidad religiosa carmelita se marcha. Los tres frailes que actualmente ... viven en el emblemático santuario (el prior, Florentino Bocos, Juan Gil y Francisco Marín) abandonan el edificio religioso el próximo 30 de junio.
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El Capítulo Provincial, previsto para el pasado mes de abril, se pospuso debido a la covid, y se celebrará, si es posible, en Zaragoza durante los últimos días de agosto. En el mismo se iba a decidir el destino de los tres moradores del santuario en la actualidad, algo que ya se ha hecho de igual manera. El padre Juan Gil volverá a Onda (Castellón), donde realizaba su labor hasta hace unos años, cuando fue destinado a El Henar. Francisco Marín regresa a Caudete (Albacete) y el padre Florentino Bocos vivirá en la casa de los carmelitas en Valladolid.
En el santuario, ocupado por los padres carmelitas desde 1924, no se ha notado mucho la prevalencia del coronavirus, aunque sí ha habido cambios. El santuario y la pradera son lugares tranquilos durante el invierno, con apenas ocho fieles en las misas diarias, una cifra que se multiplica los fines de semana. Juan Gil explica que el pasado mes de febrero él estuvo en Roma, «y tuve la suerte de no coger el virus por allí, me había juntado con gente de toda Italia prácticamente».
El 14 de marzo, cuando comenzó el confinamiento por el estado de alarma, los frailes cerraron el templo y el santuario. «Solo venían los empleados», señala el padre Gil. La misa la celebraban los tres frailes solos. Los trabajadores del lugar también dejaron de acudir durante las dos semanas más duras del confinamiento.
Aún siendo El Henar un lugar solitario y silencioso, «se notaba una sensación especial, como si todo quedara en suspenso», explica el prior.La iglesia se cerró y los servicios y fuentes se clausuraron por mandato policial para evitar contagios. Durante las primeras semanas apenas se recibieron llamadas y se tuvieron que suspender varias actividades, como los encuentros cuaresmales del arciprestazgo de Cuéllar, otro organizado por la Diócesis de Valladolid y un encuentro de sacerdotes del Opus Dei.
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Las misas se reanudaron hace unos días, con todas las medidas de seguridad que ha marcado el Obispado, como una alfombra desinfectante en el acceso al templo. Por el momento, la distancia de seguridad no es un problema, porque a la misa diaria «vienen cuatro personas o así». También hay que tener en cuenta que por el momento hasta El Henar únicamente se pueden desplazar fieles de la provincia de Segovia, así que «somos muy poquitos todavía por las tardes». En el santuario no se olvidan de los sanitarios, quienes «han tenido que trabajar en unas condiciones muy complicadas».
La movilidad entre provincias no retrasará su marcha, puesto que el 30 de junio tienen que abandonar el santuario. «Es un traslado a otra residencia fija, no creo que haya problema. Tendremos un visado si hace falta, pero tenemos que irnos, porque las sucesoras han venido ya varios días y han estado limpiando la zona trasera del santuario, que era el seminario, y la de delante, donde se ubica el restaurante», explica Juan Gil. Se refiere a las carmelitas samaritanas del Corazón de Jesús, una congregación integrada en su mayoría por jóvenes religiosas que encarnan un nuevo Carmelo y que a partir de julio se harán cargo del santuario. Hasta El Henar ya han trasladado varias cosas, como bancos de iglesia y otros enseres, algunos de ellos del monasterio de Santa María de Valdediós, en Asturias, que la congregación ocupa aún, pero que abandonará, según anunciaron en febrero, el próximo 16 de julio. En un principio, adaptarán El Henar como casa de formación, noviciado y posnoviciado.
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Una de las dudas que surge con la marcha de los frailes es la continuidad de las misas en el emblemático santuario. Durante este mes de junio, el culto se mantiene de lunes a sábado, a las 19:00 horas, y los domingos y festivos de precepto, a las 12:00, 13:00, 18:00 y 19:00 horas. A partir de julio «no está decidido», explica el padre Gil Aguilar, que apunta que el deseo de las nuevas moradoras es poder tener misa diaria a una hora a la que los fieles puedan participar.
En principio, esta cuestión se tendrá que concretar con la parroquia de Cuéllar. Uno de los padres carmelitas, Tomás de la Cámara, de la casa de Valladolid, acudirá al santuario de forma habitual «a ayudar para que esto siga en marcha, porque los curas de aquí tienen mucha carga y vamos a colaborar por lo menos hasta fin de año».
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Por el momento, la celebración de la romería en honor a la Virgen, que se celebra cada año el domingo anterior a San Mateo, por lo que este año tendría lugar el 20 de septiembre, «está en el aire». La aglomeraciones que se producen en esa jornada podrían impedir su desarrollo. El padre Juan Gil afirma que las tradiciones se mantendrán y que la llegada de las religiosas sanaritanas dará otro aire a las instalaciones. «Harán mejoras, más actos, al ser muchas tienen más posibilidades. La parte de atrás la destinarán a la llegada de grupos. Seguro que cambia esto para bien, manteniendo todo lo que ya hay y las tradiciones». Citas como la Vigilia de las Antorchas, la romería de El Henar o El Henarillo no se moverán.
También esperan que se mantenga la revista del santuario, que cuenta con 3.000 suscriptores y con la que, en principio, las carmelitas samaritanas continuarán «porque es un vínculo muy bueno con el santuario y un medio de evangelización también». De lo que sí se prescinde es de las personas que trabajan en el santuario, puesto que al venir más de una docena de hermanas, como está previsto, ellas mismas se encargarán de la recepción, la venta al público y otras cuestiones. «Nosotros cada vez somos menos, más viejos y no podemos con tanto y esto está sucediendo en todas las órdenes», afirma.
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La orden del Carmelo lleva en las instalaciones desde el año 1924. «Duele muchísimo dejarlo», afirman los frailes en la carta de despedida publicada en la revista, a la vez que muestran su confianza en que sus sucesoras «nos superen en el servicio y que los sencillos devotos de la Virgen sigan acudiendo a ella buscando paz y bendición».
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