El segundo encierro de las fiestas de Cuéllar, celebrado en la mañana de este lunes, ha supuesto un intenso trabajo para los caballistas casi desde el inicio del recorrido. Ya en lo alto del Embudo un toro tuvo que ser anestesiado, por lo que tan ... solo cinco astados llegaron hasta la plaza de toros cuellarana.
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Aunque la suelta de los corrales del río Cega se realizó de forma tranquila, poco después la manada ya se disgregó en dos grupos en la zona del pinar. Gracias al trabajo de los jinetes se pudo reunir la manada, antes del paso de Las Máquinas, ésta se volvió a partir en dos grupos. Tras el cruce de la carretera de Cantalejo, ya casi en las puertas del túnel de la autovía, los jinetes consiguieron unificar nuevamente la manada y realizar el descanso habitual.
Al comenzar el camino hacia lo alto del embudo los astados tiraron con fuerza. Uno de ellos enfiló en solitario el descenso por la cuesta, entrando a las calles de la villa 13 minutos antes de lo previsto. Le siguió el grueso de la manada, pero unos metros antes de acceder a las calles, uno de los toros se volvió y subió de nuevo la cuesta. Ante la imposibilidad de reconducirlo hacia las calles de Cuéllar, donde la lluvia hizo acto de presencia, el toro finalmente fue anestesiado.
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