Unas cien personas esperaban en Cuéllar, entre lágrimas, los restos mortales de Luis Eduardo Izquierdo

Tras la llegada del féretro, las puertas del tanatorio abrieron para recibir a los familiares, y poco a poco al resto de vecinos que durante esta semana han mostrado su dolor y apoyo a la familia a través de las redes sociales, y que ya pueden hacerlo en persona hasta las 12:00 horas, momento en el que en la capilla del tanatorio se celebrará una misa funeral en la intimidad familiar.

Entre los asistentes a la llegada del féretro también se encontraban el alcalde accidental de Valladolid, Manuel Saravia, el alcalde de Cuéllar, Carlos Fraile, el concejal de Tráfico y Seguridad de la villa, Tomás Marcos, la intendente jefa de la Policía Municipal de Valladolid, Julia González, el jefe de la Policía Local cuellarana, José María Pascual, el ex subinspector jefe del mismo cuerpo, Javier Moreno; el presidente de la Diputación provincial de Segovia, Miguel Ángel de Vicente; y la procuradora cuellarana Marta Sanz, visiblemente afectada pues está muy ligada a la familia de la mujer de Luis Eduardo desde la infancia.

Ayer se le rindió un homenaje en la plaza Mayor de Valladolid junto con autoridades municipales, Policía Nacional, Guardia Civil, Protección Civil, servicios de limpieza, bomberos y, por supuesto sus compañeros. Además el Ayuntamiento ha declarado tres días de luto oficial y la concesión de la Medalla de Servicios. En Cuéllar se han decratado dos días de luto mientras que sus vecinos le recuerdan con cariño y en Segovia los vehículos de la Policía Local lucieron este viernes crespones negros.

Luis Eduardo Izquierdo murió el pasado día 5 de agosto tras tres días en el hospital en estado crítico. Izquierdo sufrió un grave accidente de tráfico cuando acudía a un aviso por un tiroteo en el barrio de Pajarilos, de Valladolid.

El agente se encontraba en el polígono de San Cristóbal cuando recibió el aviso del tiroteo, a las 17:12 horas del lunes, cuando emprendió la marcha con las sirenas encendidas camino de Pajarillos. La fatalidad quiso que un coche se cruzara en su camino y colisionara contra él cuando enfilaba la calle Pirita camino de la ronda.