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La más breve (desde este jueves 2 y hasta el domingo 5), la más austera (con el presupuesto más ajustado, 155.000 euros), y también «la más especial» de los últimos años, con 27 compañías y 109 actuaciones y novedades, como las actuaciones en las terrazas de algunos establecimientos hosteleros de la ciudad. Así se presenta la nueva edición (la 35) de Titirimundi, que ha levantado el telón, una edición marcada de nuevo por la pandemia, como el año pasado, pero también por los recortes económicos y el mal tiempo.
«Teníamos un poco de miedo, porque la venta ha sido totalmente diferente a lo estábamos acostumbrados. En mayo, siempre sacábamos las entradas con antelación y había un aluvión de ventas y luego, ya a las puertas, iba cuentagotas. En esta ocasión, por el hecho de sacar las entradas a primeros de agosto, la cosa ha sido totalmente a la inversa, ha sido con cuentagotas al principio y en los últimos diez días se ha producido ese aluvión», explicó su directora, Marian Palma, quien añadió que «se han vendido prácticamente todas las entradas, más de un noventa por ciento, aunque no tengo los datos exactos todavía. Hay que tener en cuenta que con el tema de las restricciones vamos muy ajustados; como el año pasado son los mismos planteamientos, pero hemos querido ser más estrictos por lo que podía pasar y estamos planteando que en algún espacio pueda haber algo de entrada en puerta, ya que son espacios amplios y con capacidad».
Y a estas dificultades hay que añadir un tercer factor, las tormentas. «Parece que nos da igual mayo que el mes de septiembre; siempre tenemos la nube encima. Es sacar los escenarios y aquí están... No podemos hacer más, solo esperar hasta el último momento a que no llueva y a ver por dónde tiran», apuntó Marian Palma.
Que hay menos compañías es evidente, pero esta edición llega con mucha ilusión, con muchísimas ganas. «Algunos compañeros, cuando vuelven, destacan que por eso trabajamos en esto, que por eso es interesante, por ver al público reír, llorar... Al final todos hemos estado en una situación complicada y hay que empatizar a todos los niveles, ha sido así y se trata de olvidarse durante un rato, de reír, llorar... Cada espectáculo produce un sentimiento especial y eso es lo que precisamente buscamos en estos cuatro días, sin olvidarse que estamos en plena pandemia, que esto sigue igual y los protocolos siguen estando ahí».
Marian Palma destacó que la organización de este año «ha sido locura, para qué nos vamos a engañar. El hecho de hacer, deshacer, desdecirte cuando tienes acuerdos y las cosas claras y tienes que volver para atrás porque no es posible... Llevamos dos años pero hemos trabajado como para cuatro, es agotador. La cuestión económica es dura, no cabe duda, pero la cuestión pandémica también lo sigue siendo, por los movimientos de compañías, las pruebas de PCR, de antígenos, los vuelos, cada uno con sus condiciones, los certificados de vacunación... No va en todos los países con la misma rapidez... Y nos lo queríamos perder, pero el hecho de llegar a este punto que pensábamos que no íbamos a llegar, ya es motivo de celebración, arrancamos y vamos a dar vida, ese es el objetivo».
Aunque la inauguración oficial fue por la tarde, durante la mañana también hubo una serie de actuaciones para ir matando ese gusanillo, con las primeras compañías, como Las Marionetas de Budapest, Zero Conducta, El Circo de las Pulgas y el titiritero Eudal Ferré, con 'La pequeña Moby Dick', una ballena de algo más de cuatro metros, hecha de silicona, fibra de vidrio y espuma, que está en Segovia para pedir ayuda al público en su historia de amor, según informa Ical.
La compañía Belova-Iacobelli inauguró por la tarde en el teatro Juan Bravo la XXXV edición de Titirimundi con su montaje 'Chaika', en el que la actriz y directora chilena Tita Iacobelli comparte escenario con una singular marioneta, Chaika, una actriz que se «encuentra en el ocaso pero mantiene una fuerza vital a pesar de la imposibilidad física que empieza a surgir con la edad». Un espectáculo sobre qué hace que el ser humano para poder seguir adelante, lo que «nos permite no caernos a pesar de las adversidades», como lo ha sido la pandemia para las compañías de teatro de títeres. Iacobelli remarcó que es «una alegría enorme ser la compañía elegida por la dirección de Titirimundi para inaugurar esta nueva edición.
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
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