Secciones
Servicios
Destacamos
8:30 del miércoles 8 de junio. La mañana se presentaba poco apacible en comparación con los días previos. Cielo nublado, sin presencia de un solo rayo de sol. Un clima fresco de mañana primaveral, de esos que encogen en el estómago, lo que no ... ayudaba dada la situación. Hordas de jóvenes se apelotonaban en la escalinata del campus María Zambrano de la Universidad de Valladolid. Empezaba la EBAU.
Unos apuraban hasta el último minuto para ojear los apuntes; otros mostraban una mayor indiferencia, pero no podían esconder el patente nerviosismo que se entreveía en sus rostros. Este 2022, un total de 708 alumnos se presentan en Segovia a la prueba ordinaria de selectividad. De ésta saldrán las notas que enfocarán su futuro cercano; algunos interpretan —o les hacen interpretar— los resultados de las pruebas como un hecho fundacional y determinante que condicionará el resto de sus vidas. El hecho de escuchar que tan solo se trataba de un examen no parecía calmarlos.
A las 9:00 empezaba la prueba de Lengua y Literatura. Los estudiantes estaban convocados un cuarto de hora antes y eran repartidos, «más o menos», en las diferentes aulas del campus según su instituto de procedencia; una vez sentados en los pupitres, las salas estaban custodiadas por dos revisores encargados de la vigilancia y de explicar los procedimientos. Lo típico: «Si copiáis os quitamos el examen». Estaban avisados. Y a la hora en punto, los alumnos podían dar la vuelta al examen. «Ya podéis empezar».
Miguel González, alumno del colegio Claret, llevaba todo bien estudiado, no le suponía un problema elegir entre la generación del 98, la poesía de 'los novísimos' o el teatro de Lorca y Valle Inclán. «Me decanté por la poesía de 'los novísimos', pero los tres temas me gustaban. Había gente que solo había estudiado novela y ha tenido muy mala suerte porque no ha entrado», señala. También un comentario de texto, este año tocaba elegir entre un artículo de Rosa Montero sobre el 'bullying' y otro de Najat El Hachmi acerca de la importancia de las clases de filosofía y ética en el instituto. Un total de noventa minutos para el examen. A las 10:30, todos los alumnos fuera, ya que a las 11:30 tendría lugar el examen de Historia de España.
Los profesores y revisores camuflaban el periodo entre examen y examen tildándolo de «descanso», pero en realidad se tornaba al ambiente previo al primer examen: apuntes, buscar espacios para estudiar, calma fingida… A las 11:15 mismo proceso. Se convocaba a todos los alumnos al examen de Historia de España. En esta prueba, Miguel subraya que los examinadores «no se han portado mal». En el examen una temática para elegir muy variada: evolución política de Al Ándalus, la Guerra de Sucesión Española, la constitución de 1812, la crisis general de 1917… «Yo elegí hacer los estándares del Estado franquista. La verdad es que me ha salido muy bien, yo creo que de diez», asegura el estudiante del Colegio Claret.
El examen de historia concluyó a la 13:00 aproximadamente. Entonces, Miguel y sus compañeros se disponían a ir comer en la mayor brevedad posible ya que a las 16:30 tenían que volver al campus, les esperaba el examen de primera lengua extranjera —en su caso inglés—.
La EBAU será un proceso de tres días de vértigo para los estudiantes que, sin embargo, ya están experimentados en estas lides durante su periplo estudiantil. «Estamos acostumbrados. Yo soy de ciencias, así que mañana me toca mates, física y dibujo». Ante la pregunta de qué quiere hacer el próximo año, Miguel no lo tiene nada claro: «No sé qué quiero hacer, voy a por nota porque mola», bromea antes de irse a repasar para su examen de inglés que tendrá lugar en escasos minutos. Las calificaciones finales de la EBAU saldrán a la luz el próximo 17 de junio a partir de las 10:00. Siete largos días de espera para después, ya sí, descansar y elegir carrera.
Sergio Calleja es profesor de filosofía en el Colegio Maristas, ha sido testigo de primera mano de cómo los alumnos han vivido este curso y cómo se encuentran de cara a estos frenéticos exámenes. «Siempre les provocan nervios e inquietud, están ante algo desconocido para ellos. Ver tanto temario junto les asusta, pero una vez salen del primer examen, el de Lengua y Literatura, la cosa cambia y ven que no era para tanto».
Esta EBAU significa una cierta vuelta a la normalidad previa a aquella de 2020. Hay una mayor relajación de los protocolos covid, un ejemplo es la no obligatoriedad de llevar mascarilla. Pero por otro lado se mantiene el modelo de selectividad establecido el año de pandemia. «La EBAU cambió los criterios el año de la pandemia. Este cambio consistió en que en vez de hacer opción A u opción B, pueden combinar los contenidos de las dos opciones. Este año esto permanece», cuenta Calleja. Esto facilita a los estudiantes el examen ya que les permite una mayor variedad de optativas, pero se trata de una moneda de doble cara. «Sí es verdad que con la EBAU las notas son más altas que con la antigua PAU, pero que sean más altas significa, a su vez, que las notas de corte de las diferentes carreras también lo sean. Sigue siendo muy difícil optar a ciertas universidades y grados».
En referencia al curso 2021-2022, Calleja lo define como «una montaña rusa de emociones» y desea que el próximo curso sea verdaderamente el de la vuelta definitiva a la normalidad. «Seguiría hablando de un curso pandémico o post-pandémico. Por ejemplo, en Navidad hubo otra ola y muchos chicos faltaron muchas clases. Aunque sí es verdad, que este último trimestre —ya sin mascarillas— ha sido más normal». Sus alumnos son un reflejo de ello: «Estos chichos siguen sumidos en esta resaca emocional. Es un camino de tres años muy duro; hay aún cansancio, desesperanza, hartazgo… Cuesta tirar de ellos y motivarlos».
La asignatura que imparte el profesor del Colegio Maristas, filosofía, es en la actualidad una asignatura optativa en segundo de bachillerato y en la EBAU se queda fuera de la fase general y entra en el grupo de asignaturas específicas de cara a ponderaciones para el acceso a los grados. Pero la cosa parece cambiar con la nueva ley: «Ha habido mucha controversia con esto. La reciente LOMLOE vuelve a establecer filosofía como asignatura obligatoria en segundo de bachillerato y, probablemente, acarreará un consiguiente cambio en el modelo de la EBAU de los próximos años». Sin embargo, sus alumnos de filosofía que se presentan a la selectividad tienen la tranquilidad de la experiencia próxima del profesor. «Mis alumnos consiguen muchos dieces en la selectividad, tengo un cien por cien de aprobados», presume orgulloso Calleja y además, resalta la labor de los responsables en la elaboración del examen de filosofía de la EBAU: «En estos últimos años mi sensación es que los correctores se portan muy bien y las calificaciones son muy altas. Es un examen coherente y muy bien calificado».
Un tema que parece traer de cabeza y molestar tanto a profesorado como a alumnos es el hecho de que no exista un modelo de EBAU común en todas las comunidades autónomas, un mismo examen para todos. «Es un sistema injusto. No es normal hacer una EBAU diferente en cada comunidad autónoma si luego se optan a las mismas universidades. La EBAU de Castilla y León es difícil en comparación con otras comunidades; esto indigna a los estudiantes», concluye Sergio Calleja.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.