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Los comerciantes segovianos arrastraban una situación difícil desde la pandemia. La inflación vinculada al aumento de costes energéticos solo ha empeorado las perspectivas de recuperación en el sector. Aunque ya han alcanzado el límite de su capacidad de ahorro, esto no es suficiente, pues no ... consiguen hacer frente al incremento de los gastos generados. Por ello, la previsión de cara al futuro no es positiva y la incertidumbre entre los negocios de la provincia aumenta según se aproxima el invierno.
«Estamos en una situación muy complicada», afirma Roberto Manso, presidente de la Federación de Comercio de Segovia (Fecose), integrada en la Federación Empresarial Segoviana (Fes). La inflación no solo ha repercutido en el precio de los suministros energéticos y de las materias primas, sino también en el bolsillo de los segovianos. «El público ahora compra menos porque o tiene menos dinero disponible o tiende más a ahorrar por la incertidumbre», asevera.
Los gastos se disparan y los ingresos decrecen. Hay pocas alternativas posibles para hacer frente a esta coyuntura. Si bien el Gobierno de España anunció un plan de ahorro energético para los comercios, «hay medidas que son muy difíciles de asumir o de cumplir», explica Manso. Ejemplifica con la obligación de instalar puertas automáticas para conservar la temperatura interior. «En estos momentos no podemos hacer una inversión de tal envergadura y, además, no hay disponibilidad de estas puertas», reconoce.
El presidente de Fecose, organización que cuenta con más de 400 asociados, incide en que estas imposiciones no son necesarias. «Cada tienda pequeña sabe perfectamente por dónde tiene que ahorrar», declara. Es más, «ya hemos alcanzado el límite en el que no podemos ahorrar más», remarca. Y aún así no es suficiente. «Lo siguiente es cerrar los negocios», lamenta. Una circunstancia que muchos de los comercios segovianos, según afirma Manso, no descartan, ya sea un día a la semana, una temporada o de forma indefinida. De ahí que hayan proyectado iniciativas para evitar esta negativa previsión.
Hay sectores más vulnerables a este aumento de los gastos, ya sea por sus facturas de luz y gas -que se han triplicado- o por las materias primas. «Muchos no van a poder aguantar», puntualiza. Es el caso de los que requieren cámaras frigoríficas que consumen electricidad, como las carnicerías o pescaderías.Estas últimas también se enfrentan al incremento del precio del hielo. Pero no son las únicas. El coste de los alimentos ha experimentado un notable repunte, que también se percibe en los artículos de droguería, el plástico o el papel, cuyo valor se ha duplicado. Aunque haya fluctuaciones y hacer un cálculo general es muy difícil, «lo que está claro es que se ha encarecido absolutamente todo», subraya Manso.
Son muchos los comercios que han dejado de vender bebidas frías porque no compensa mantener una nevera encendida. Otros han desmontado las luces de los escaparates, han renovado el alumbrado para una mayor eficiencia o han cerrado algunas estancias de sus locales. «Las tiendas ahora son menos vistosas, lo que influye claramente y de forma negativa en las ventas», determina. Todo ello sin haber comenzado el crudo invierno. «Veremos lo que pasa, porque cada día la crisis económica empeora», insiste.
«Las tiendas pequeñas estamos consideradas de poco consumo eléctrico, pero porque analizan cada local de forma individual», detalla. Sin embargo, si se sumase el gasto de todos los pequeños negocios segovianos, este «sería mucho mayor que el de la industria», considera. Además, los comerciantes juegan con una desventaja, que es la mayor dificultad que tienen para repercutir la inflación en sus productos. «Aunque al final tenemos que subirlos de precio, intentamos aguantar todo lo posible hasta que no hay más alternativa, cuando generan ya pérdidas», añade el presidente de Fecose.
Uno de los inconvenientes al que se han enfrentado los comercios en los últimos meses es la escasez de las materias primas. Aunque en la mayoría de las ocasiones la falta de existencias es parcial y solo afecta a determinados productos, hay elementos como los chips, el plástico o el hielo que han obligado a acotar los catálogos de productos de los que disponen para su venta.
«Ahora hay menos demanda internacional y la situación se ha suavizado un poco, pero nos tememos lo peor para este invierno», lamenta. La previsión de la reducción de la actividad en los próximos meses, con el descenso del turismo, no crea perspectivas halagüeñas en el sector. Por ello, Manso avisa de que «todo es susceptible de empeorar». «Después de la Navidad no sé lo que pasará. Probablemente nada bueno», concluye.
Los bonos comercio de diez euros concedidos por el Ayuntamiento de Segovia han permitido que muchos negocios hayan recuperado momentáneamente el aliento. Un total de 180 tiendas han participado en la cuarta edición de la campaña y ya son 26 las que han agotado todos los descuentos, sobre todo las de moda y complementos.
«Ha sido un gran éxito», valora la concejala de Desarrollo Económico y Empleo, María Antonia Sanz, quien recuerda que en menos de diez días culmina el plazo para canjearlos y tan solo quedan 5.881 disponibles para su descarga, así como 5.629 para su gasto. de los 35.000 puestos en circulación.
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