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El comercio tradicional empieza a salir de la crisis. Y lo hace muy poco a poco, lamiéndose las heridas que la pandemia le ha dejado y con la vista puesta en los objetivos más inmediatos, Black Friday y campaña de Navidad. Luego, se verá. El ... año 2022 asoma en el horizonte con más incertidumbres que verdades, pero el tiempo irá marcando el camino. En Segovia, en cada barrio, en cada calle comercial, se percibe la lucha diaria del pequeño comerciante por salir adelante, porque no solo es lo que arrastra de la pandemia, sino la carestía de la luz, del gas, la subida de impuestos y tasas. «La situación de Segovia es muy similar a la del resto de España. La covid remite, pero la gente sigue siendo prudente y no acude a las tiendas como en 2019, no se gasta lo mismo. Las ventas, no obstante, van recuperando el pulso. La campaña escolar no ha sido mala y los datos que vamos conociendo se van acercando a los de 2019», asegura el presidente de Fecose, la nueva patronal del comercio, Roberto Manso. Por sectores, alimentación y equipamiento del hogar capearon bien lo más crudo de la pandemia, y calzado y textil empiezan a repuntar. Otros, como las tiendas de recuerdos, siguen en crisis, a la espera de que resurja el turismo internacional. «Salimos de las secuelas de la covid, pero tenemos otros problemas, entre ellos la escasez de recursos y las dificultades que se avecinan después de Navidad para reponer los artículos, y la inflación, que repercute en los costes fijos que un establecimiento debe afrontar. Las tiendas no pueden subir los precios alegremente porque hay mucha competencia, y esos costes se los tiene que 'tragar' el propio negocio», añade Manso.
Entre el 5 y el 10% de los comercios segovianos echaron el cierre como consecuencia de la crisis generada por la covid-19. Los ciudadanos no han sido ajenos a ello. Han visto cómo tiendas o bares a los que acostumbraban a ir echaron la persiana y nunca volvieron a abrir. Ahora, otros están ocupando esos espacios, sobre todo si están ubicados en el eje comercial por excelencia, José Zorrilla-San Francisco-Acueducto-Calle Real, aunque no faltan valientes que deciden emprenden en otros lugares. «No es tanto lo que han cerrado como la ilusión que se ha perdido. Muchos siguen al límite porque han podido ir aguantando gastos y esperan como agua de mayo la campaña de Navidad. Los créditos ICO llegan al final del plazo y hay deudas acumuladas, no está resultando fácil salir adelante», observa Roberto Manso.
Similares sensaciones alberga el presidente de la Asociación de Comerciantes Segovianos (ACS), Manuel Muñoz, que fía el éxito de la campaña de Navidad en las ganas que el consumidor tiene de salir, entrar en una tienda, probarse una prenda, hacer un regalo. «Nosotros dependemos del consumo, y el estado de ánimo influye. Hay sectores que empiezan a remontar, y se está viendo, por ejemplo, en la hostelería, que ha tenido dos buenos puentes. Pero al comercio tradicional le cuesta más porque no vive de una primera necesidad. Necesitamos que haya confianza, que la gente salga a la calle, y, en ese sentido, la Navidad es un periodo muy propicio. Estas Navidades van a ser las de salir a la calle porque la gente puede y quiere salir, ir a una tienda, a una fiesta. Si la gente sale a la calle, el comercio tendrá una buena campaña de Navidad. Luego vendrá enero, con sus cuestas, sus puertos y sus incertidumbres. Ya se verá. Es difícil predecir», apunta Muñoz.
Cada barrio tiene sus peculiaridades, aunque es más apropiado hablar de zonas comerciales que de barrios porque unos tienen más importancia comercial que otros. La calle de José Zorrilla ha resistido muy bien la crisis. En ella han cerrado comercios, pero otros han tomado el relevo casi de manera inmediata. Otra cosa son sus calles aledañas, donde los cierres están siendo definitivos. La Calle Real, donde predominan las franquicias, también se recupera de la sacudida, aunque, según Manso, las ventas no alcanzan todavía los índices de 2019. «Las calles principales van recuperando el tono; a las secundarias les va a costar más, porque ya la situación era complicada antes de la pandemia. Es muy difícil competir con las grandes plataformas que venden 'on-line'», agrega Manso. «El comercio de cercanía tiene una cosa a favor: lo rápidamente que se le conoce. Y en un pueblo, más. Nos fijamos siempre en el eje comercial, y es verdad que tiene mucha oferta, pero hay tiendas en calles aledañas, en Los Coches o Gobernador Fernández Jiménez por ejemplo, que han conseguido hacerse con un nombre», dice Manuel Muñoz.
En los barrios, los vecinos tiene su propia percepción. Así lo expresan los presidentes de las asociaciones consultadas. En el casco antiguo, donde la zona comercial por excelencia se encuentra en la Calle Real, el confinamiento ha dejado lecciones dignas de contarse, en palabras del presidente de la Asociación de Vecinos del Recinto Amurallado (Avras), Pedro Montarelo. «Se ha producido un fenómeno positivo. Por una parte, el pequeño comercio ha visto hasta qué punto son importantes los vecinos, y viceversa: los vecinos han visto lo importante que es el comercio de proximidad. Antes igual no compraban en esos pequeños comercios, pero ahora lo hacen porque hay reparto a domicilio, que se ha mantenido, y existe una cierta correspondencia de agradecimiento. Esto es muy positivo y ha pasado, sobre todo, con las tiendas de alimentación».
En Santa Eulalia, el brillo de José Zorrilla esconde realidades más crudas, en opinión de Esther Santos, presidenta de la asociación vecinal: «Se percibe algo más de actividad, pero está costando mucho levantar los negocios. La pandemia se ha llevado por delante numerosos establecimientos, comercios, bares... Y la situación económica no es buena. Sigue habiendo mucha gente en el paro y la población mayor tiene la pensiones muy menguadas y no puede permitirse dispendios. Veremos cómo repercute el precio de la luz ahora que están bajando las temperaturas. Antes de la pandemia salías con 20 euros y te daba para algo, pero ahora no. En las peluquerías se está notando. La gente iba antes todos los meses y ahora aguanta más». En San Lorenzo, el comercio toma aire, y en Nueva Segovia, la remontada va despacio. «El comercio no acaba de despegar; necesita más apoyo», dice Francisco Fernández, representante vecinal de Nueva Segovia. «Se está notando más animación. El comercio en general está funcionando», apunta Félix Maroto, de San Lorenzo.
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