En grande, un trabajador de una empresa agrícola de Fuente el Olmo de Fuentidueña. En pequeño, el alcalde Francisco Javier Andrés. El Norte

Francisco Javier Andrés | Alcalde de Fuente el Olmo de Fuentidueña

«Antes la comarca estaba en declive y ahora todas las casas están cogidas»

El municipio ha triplicado su población en tres años por la contratación de decenas de personas inmigrantes para trabajos agrícolas

Jueves, 10 de octubre 2024, 12:26

Fuente el Olmo de Fuentidueña necesitaba un milagro para poder recuperar aquellas cifras de población previas a la llegada de la crisis económica de 2008, cuando de forma general el padrón superaba los 200 habitantes. Poco a poco fueron decayendo, hasta apuntar un mínimo de ... 135 vecinos en 2021. A día de hoy se superan con creces los 300. La inmigración explica este fenómeno que ha conseguido sacar adelante gran parte de la comarca.

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«Sales por la calle y ves siempre ves gente en el pueblo, cosa que no sucede en otras zonas de alrededor», explica el alcalde, Francisco Javier Andrés Velasco. La llegada de personas extranjeras que se han incorporado como empleados en una empresa agrícola supuso un antes y un después en el municipio. «Íbamos en declive casi todos y ahora están todas las casas cogidas, incluso las viejas; no hay ninguna en alquiler o en venta», insiste.

La amenaza de la despoblación ondeaba sobre el territorio y se constituía como la principal preocupación. En la actualidad, este fenómeno es cosa del pasado y ahora los esfuerzos van dirigidos garantizar los servicios necesarios que permitan hacer frente a la llegada de nuevos vecinos. Es algo que nota incluso otros pueblos cercanos, como son Torrecilla del Pinar o San Miguel de Bernuy. El impacto alcanza incluso territorios más lejanos como Cantalejo. «Al no haber espacios aquí para vivir, la gente busca en otros sitios», explica.

Si bien es cierto que muchas de las personas que se han empadronado recientemente en Fuente el Olmo de Fuentidueña lo hacen de manera temporal, numerosas familias ya han fijado su hogar en una localidad cuyo censo ronda estos meses los 500 habitantes, según confirma el regidor. La población se ha triplicado en menos de cinco años. «Es una verdadera burrada», apostilla. Hay gran presencia de población marroquí, aunque «los que más se han quedado a vivir son personas búlgaras y rumanas».

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«Sales por la calle y ves siempre ves gente en el pueblo, cosa que no sucede en otras zonas de alrededor»

Es un hito que atribuye a la implantación de la empresa Planasa en el tiempo reciente. «Tenemos dos bares gracias a este proyecto. Si no fuera por los trabajadores que ha atraído, el pueblo no daría ni para tener uno abierto», resume Francisco Javier. También esperan mantener la tienda. «Hasta febrero, que es cuando se irán, hay cientos de trabajadores que necesitan comprar cada día el pan», sostiene.

Sin embargo, una de las tareas pendientes que tienen en mente es reabrir de nuevo el colegio. «No hemos podido todavía porque hay familias que prefieren llevar a sus hijos a otras escuelas por el comedor, ya que también cuentan con autobús», asevera. Es un reto al que aspirar en los próximos años. El reparto económico que les corresponde según el número de habitantes ha aumentado, lo que «nos beneficia a todos», celebra.

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