El color del carnaval toma Segovia

Pero, volviendo al cine, los encargados de poner ese toque ochentero de musicalidad fueron los veteranos de la Semifusa, disfrazados de los protagonistas de la película y con las 'cheerleader' correspondientes. Llevaban el ritmo en las venas, lo que era necesario para coger carrerilla a la hora de subir el coche de la película por la Calle Real. Además, el John Travolta segoviano pareció volverse loco de la cabeza, se puso a bailar con gallinas y huevos fritos, incitando al escándalo de los eternos seguidores de Olivia Newton-John. Hubiera sido muy extraño si no se supiera que detrás de esos 'looks' estaban los muchachos de Apadefim. Como siempre, la sonrisa estaba en sus caras y no les faltó simpatía saludando en todo momento a la aglomeración de gente que se situaba desde los aledaños de la iglesia de San Millán hasta la Plaza Mayor.

Aunque solo el público más joven es el que se animó a disfrazarse de pirata, Blancanieves, superhéroe, Minnie o Rey León, había algo pintoresco a cada paso. Otro de los clásicos con treinta años a sus espaldas, Semaforitos lucía de manera multicolor sus trajes hindúes. Sin duda, aprovecharon la ocasión para ir los más guapos y guapas del día, Pero no todo les iba a salir tan bien y tan perfecto, la jornada les pedía una pizca de emoción. Y, por ello, su vaca sagrada decidió dejar de ser la más presumida y sufrir una aparatosa caída. Pero, no por mucho tiempo, rápidamente se repuso sin daños. Para que Tú lo Bailes resplandecía a lo lejos con sus trajes de salamandra amarillos, era una plaga a la que brillo no les faltaba. Así, más sobrios estaban Los Chirigoteros, con sus disfraces de Harry Potter, pero la felicidad en sus caras compaginaba con el resto. Nacieron en 2009 y después de que los dos últimos años no pudiera salir, han vuelto a las calles. La mitad de la formación es una familia, y de nuevo se ha reunido para recuperar la tradición de Don Carnal.

Aunque la temperatura, a diferencia de otros años, fue excelente, algunos echaban de menos las precipitaciones. Eso ocurrió con Vacceos, que llevaban nubes en la cabeza y gotas alrededor de su cuerpo. Ellos no optaron por un disfraz único, algunos se vistieron de árboles, otros de elfos y, la magia llegó de la mano de las hadas, que con su varita mágica hechizaron al público.

Cuando los grupos terminaron, se repartieron por las actividades que se solapaban. De la elección del majo y la maja de carnaval, tuvieron la oportunidad de pasar al baile carnavalero a cargo del grupo Clan Makeihan y, ya una vez agotados, al potaje de la Plaza Mayor, cuyo donativo de un euro irá destinado a la organización Cruz Roja.