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La plantilla del Coca ha demostrado que subir a Regional de Aficionados era una buena idea, pues el ascenso tras ganar la Provincial desembocó en ... un cambio de directiva porque había una parte del club que veía imposible el salto. Cuatro meses después, los segovianos son la revelación de su grupo, quintos, con diez puntos de ventaja sobre la zona de descenso y la etiqueta del visitante más incómodo, pues ha ganado cuatro de sus seis salidas en una categoría llena de encerronas. Su entrenador, Chema Valbuena, no se cierra puertas: «El pueblo está increíble, estamos todos viviendo en una nube. Los objetivos siguen siendo los mismos, queremos seguir librando el descenso. Pero una vez que tengamos eso claro, si la dinámica sigue igual, aspiraremos a lo que sea necesario».
Mediarán tres semanas entre su último partido de 2024 –el empate en casa ante el Turégano– y el primero de 2025, el que les medirá el día 12 al Colegios Diocesanos, líder destacado e invicto del grupo. Los jugadores cumplen estos días con su tarea a distancia, un entrenamiento a través de una app en la que deben volcar el archivo a modo de verificación. Respecto a los excesos navideños, solo queda confiar. «En estas categorías tampoco podemos mucho más». Una pausa que «no viene mal» pese a la dinámica. «Vamos muy al límite, estamos sacando el máximo rendimiento a lo que tenemos. Estamos todos por encima del cien por cien».
El Coca ha superado el papel que reservaba para él la Regional: 24 puntos, solo cuatro menos que el 'play-off' de ascenso a Tercera. «Empezamos con el objetivo de la permanencia, somos un recién ascendido». Por eso sumó en verano jugadores con experiencia por encima de la Provincial, ocho fichajes. «El error más habitual es que crees que con la plantilla que tiene, como has ganado la liga, vas a tener para competir en la superior. Y no suele ser así». Valbuena confiesa la sorpresa por la integración de los jugadores nuevos y la adaptación a la forma de juego. «Lo cogemos muy rápido. A medida que vamos teniendo equipos más grandes, vemos que podemos competir con ellos».
Al técnico le agradó el calendario, de menos a más. «Nos gustó desde el inicio, yo lo quería así, empezar con gente recién ascendida como nosotros para ir ganando confianza». Un rodaje para luego acabar la primera vuelta con los más fuertes. Ese viento a favor se ha traducido en buen ambiente y ha permitido trabajar el modelo de juego. «No andas preocupado por los rivales. Nos centramos mucho en nosotros mismos y estamos sacando victorias increíbles».
Todo empezó con un 6-1 ante el Rayo Abuelense en una primera jornada en la que los caucenses se pusieron líderes. Después, llegaron dos derrotas seguidas antes de la primera de esas victorias a domicilio, en casa del Sporting Uxama (3-5). Así empezó una secuencia de tres viajes consecutivos sumando los tres puntos, en campos exigentes como Villarcayo (1-2) y ante el Numancia B (0-1), ahora segundo, quizás la más valiosa. También ganó en su última salida, en Palencia (0-1), tras dejar escapar un 0-2 en Soria ante el San José para un 2-2 final, un disgusto que matizó su estilo agresivo.
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«Ha calado el sistema de jugar, No tenemos cada partido la incertidumbre de qué haremos». Eso se traduce en una actitud dominante. «No especulamos, no salimos a esperar atrás. Y con la máxima intensidad, vamos muy concentrados. Al final no hay tantísimas diferencias de unos equipos a otros, pero se nota que los que llevan más tiempo en la categoría saben jugar los minutos clave, el balón parado, aprovechar sus ocasiones». El Coca ha escondido casi siempre esos gajes de novato. «Es una categoría en la que no se juega demasiado al fútbol, incluso los que están arriba. Se es muy práctico; una vez que te pones por delante, seguridad defensiva. Hay mucho juego directo; nosotros no sabíamos hacerlo y hemos tenido que trabajarlo».
Así que el Coca ha mejorado en esos momentos de despejes en los que nadie quiere arriesgar y toca buscar el fallo del rival. Y ha corregido el frenesí de goles de algunos partidos encajando solo dos tantos en los últimos cuatro, una tendencia que Valbuena vaticina para la segunda vuelta. «Cuando nos ponemos por delante, no especulamos, seguimos atacando y los últimos minutos se convertían en un correcalles, goles a un lado y otro. Lo hemos intentado evitar en el sentido de ser más robustos, más fiables. Pierdes un poco de chispa, que gustaba, la gente siempre quiere ver atacar, pero hay que buscar el resultado». Pero los aficionados prefieren la victoria al virtuosismo. Y el margen de mejora del Coca está en casa, donde solo ha ganado tres de sus siete partidos. «Nos cuesta encontrar la explicación, estamos cómodos, nos sentimos bien. Lo extraordinario es fuera de casa».
Un equipo que ha cambiado el mantra del recién ascendido que se fortifica en su campo por el de visitante peleón. Valbuena lo explica por una mezcla entre atrevimiento propio y cierta relajación ajena. «Un punto de valentía, falta de respeto deportivo al rival, entiéndase bien: no vemos nombres, clubes o historia. A ellos no deja de sorprenderles que vayamos con ese descaro». Y la preparación física. Sus cálculos es que la permanencia puede estar en torno a los 28 puntos: lo tienen a tiro. A partir de ahí, a soñar.
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