El cierre de la tienda de Douglas en el Luz de Castilla deja en la calle a cinco trabajadores

Esta clausura dejará a cinco trabajadores en la calle, según confirman fuentes sindicales en la provincia, que lamentan la política de la compañía, no solo en Segovia, donde va a minimizar la actividad a un solo establecimiento, sino en otras partes de España. Una de las damnificadas es Mamen, quien estuvo dos años con un contrato temporal y cumplía otros dos y medio como indefinida. Fue el pasado miércoles día 16 cuando se les notificó el cierre y los despidos. «No nos avisaron y cuando nos dijeron que cerraban el día 28 ya tenían puesta hasta la indemnización», se queja así del trato recibido por parte de la empresa.

Ella y sus compañeros eran conscientes de que «en Madrid estaba pasando lo mismo»; pero no creían que les fuera a tocar, sobre todo porque «en Navidad trabajamos a tope». Otra cosa son los planes que la cadena tenía ya preparados y en los que no entraban la continuidad de estos puestos de trabajo.

Y es que la política de Douglas para la tienda del Luz de Castilla les dejaba un exiguo margen de maniobra. La empleada cuenta cómo «fueron dejando menos producto [para la venta física] y los mismos artículos que vendíamos eran mucho más baratos en la otra tienda o en la web».

Las clientas se lo decían, pero la empresa había decidido. «Han venido para devolver la compra porque habían visto que en Internet era más barata», relata la trabajadora. El personal, pese a las dificultades, ha sacado el día a día, a pesar de que los precios que les imponía la cadena para comercializar el género hacían que los artículos fueran «invendibles». Así, el negocio perdió fuelle, a pesar de que «su ubicación es muy cómoda para los clientes», incide Mamen.

«Me cuesta entender la decisión», repite. Para la aún empleada de Douglas en el Luz de Castilla, «la excusa» que ha dado la compañía es que «no han llegado a un acuerdo sobre el alquiler del local», una razón que se está repitiendo en casos similares.

La resignación cunde en la plantilla. «No se puede hacer otra cosa, lo tienen muy atado», comenta Javier, quien también es representante sindical, quien lamenta el «secretismo» con el que se ha movido la empresa. Cuando se firmó el ERE, en marzo del año pasado, se establecían unas condiciones que cifraban un máximo de despidos antes de que se cumpliera el plazo de doce meses dado en el acuerdo. Esas salidas, se acogerían a la regulación de empleo que ya en marzo del año pasado sacó a la calle a los trabajadores disconformes con las maniobras de la cadena de perfumerías.