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Miguel Ángel López
Segovia
Miércoles, 25 de octubre 2017, 18:08
Francisco Cabanillas, otros años director del concierto que ofrece la Banda de la Unión Musical Segoviana desde el quiosco de música de la Plaza Mayor, aceptó con agrado el encargo del Cabildo de la Catedral para dirigir el 'Villancico a San Frutos', la pieza barroca ... que compuso Antonio Hidalgo en 1874. En el trascoro de la Catedral, donde no cabía más publico, Cabanillas dirigió a la orquesta y el coro popular, en el que sobresalió este miércoles Nacho Peral, el niño formado en la Escolanía de Segovia elegido este año como voz solista.
El templo mayor de la ciudad ya estaba medio lleno media hora antes de que comenzara la interpretación del villancico, y cuando el obispo, los miembros del Cabildo y la corporación municipal se instalaron en sus asientos del trascoro, un minuto antes de mediodía, la Catedral estaba repleta.
Con la festividad de San Frutos ocurre lo mismo que con la de San Pedro cuando cae en mitad de la semana: la fiesta del patrón de Segovia es una celebración casera, para los segovianos y para los turistas que visitan la ciudad sin saber qué se celebra. Es un día especial para muchos que suben a la Catedral y asisten a la interpretación del Villancico a San Frutos, y para quienes se quedan en la Plaza Mayor para escuchar el concierto de la Banda de la Unión Musical Segoviana, la lectura del 'Romance del santo eremita', y las palabras de los distinguidos con el nombramiento de Amigo de San Frutos y con el encargo de ilustrar la hoja.
Ramón Masegosa, muchas veces director de la orquesta y el coro del 'Villancico', «no podía ni imaginar que esto me iba a pasar a mí», dijo. Pero ocurrió, precisamente por eso, que la Cofradía del paso de la Hoja le nombró Amigo de San Frutos porque este militar salmantino nacido en Ciudad Rodrigo y segoviano de adopción y por matrimonio, que empezó a tocar el violín en la fiesta del patrón, además de dirigir la banda de la Academia de Artillería fue el fundador de la Coral Voces de Castilla.
En una «magnífica» mañana de otoño, en palabras de la alcaldesa Clara Luquero, en una jornada de relevos, Masegosa recibió su título y la estatuilla de San Frutos en un descanso del concierto de la Banda de la Unión Musical Segoviana, dirigida esta vez no por Cabanillas sino por Eugenio Uñón, quien como regalo al veterano músico, y por sorpresa, le cedió la batuta en la primera pieza al reanudarse la actuación.
Antes, la alcaldesa entregó el regalo a la lectora del 'Romance', la periodista María Coco, orgullosa también de ser designada para esta tarea por la Cofradía, como reconocimiento a su audacia (así se llama su empresa) y a su trabajo para «acercar la información diaria desde la transparencia, la claridad y la libertad». También tuvo su estatuilla Lucía Huertas, pintora y responsable de ilustrar la hoja del libro que pasó el santo la noche anterior desde la puerta de la Catedral.
El 'Himno a Segovia' cerró la celebración. Eran bien pasadas las dos de la tarde. Las terrazas de la Plaza Mayor estaban llenas; también el espacio que rodea el quiosco de música, y había mucha gente en la Calle Real, segovianos y turistas.
El resto de la ciudad se veía casi vacío. Incluso en la céntrica avenida del Acueducto eran más los de fuero que los de casa. Un año más, muchos años cumplieron con la tradición, ni escrita ni deseada, de marchar a Madrid, de compras o de asueto.
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