En los cementerios también crecen flores. El sol radiante que ha protagonizado el festivo de Todos los Santos ha permitido que cientos de segovianos acudan a visitar las tumbas, nichos y columbarios fúnebres de sus seres queridos para llenarlos de ramos y centros floridos. Nunca ... muere lo que no se olvida. Es algo que tienen claro los familiares de los difuntos. Y aunque ayer se realizasen los homenajes, el recuerdo siempre está presente.
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Los camposantos de la provincia han recibido un constante goteo de visitantes, cuya llegada ha sido escalonada desde el viernes, lo que explica que no hayan sido testigo de grandes aglomeraciones e, incluso, se haya percibido una mayor tranquilidad que en años anteriores. Las puertas del cementerio Santo Ángel de la Guarda de Segovia se abrieron durante todo el periodo festivo, pero ayer sus galerías testificaron el cúmulo de emociones de grandes grupos de personas que se reunieron con motivo de la misa por Todos los Santos también en su capilla, algo que se extendió al resto de los camposantos de la provincia.E n esta ocasión, sin obligación de llevar mascarilla.
Los preparativos no se han dejado para el final. «Hay mucha gente que había encargado centro de flores hace más de 20 días», declara el florista Diego Terrero, de Viveros Julián Martín, un habitual de la venta en el cementerio de la capital segoviana en los días festivos. «Es más o menos como otros años, quizá esta campaña es algo más floja», estima, aunque advierte que normalmente el día «más fuerte» es el 31 de octubre y, en esta ocasión, el fin de semana ha generado una gran actividad.
Mientras que algunos aún colocaban flores, las regaban y limpiaban las lápidas, la mayoría ya había realizado estas labores. Apenas había tumbas sin arreglos florales funerarios e, incluso, pequeñas cartulinas y fotos en las que se leían distintos mensajes: «Te echamos de menos», «no te olvidamos», «siempre con nosotros», entre muchos otros. Para muchas personas, la visita al cementerio es un hábito del día a día, pero otros no tienen la oportunidad de acudir siempre, al vivir incluso en otras comunidades autónomas.
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De este modo, a lo largo de la jornada se han visto familias enteras y sus miembros de todas las edades, frente al lugar en el que reposan sus seres queridos. Hijos que visitaban a padres, padres que visitaban a hijos, esposas a sus maridos, nietos que acudían a rezar por sus abuelos... Algunas lágrimas se han derramado y multitud de abrazos se han compartido, pero tras la tristeza, el amor es el sentimiento que predomina en el recuerdo de todos aquellos difuntos, ya sea fallecidos en el último año o hace décadas. Precisamente, una de las galerías en la que se ha vivido mayor aglomeración es la de los nichos de personas fallecidas en 2020, muchas de ellas víctimas de la covid.
El despliegue de seguridad en la ciudad, para facilitar la entrada y salida del cementerio municipal, se mantuvo activo a lo largo de toda la jornada. No se pudo aparcar en sus inmediaciones hasta pasadas las 20:00 horas y un agente de Policía Local controló en todo momento los accesos.
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En el resto de la provincia, también hubo momentos donde se concentró un mayor número de personas, aunque en la mayoría de los lugares no fue necesario acotar los accesos a los camposantos. En concreto, los vecinos de los diferentes pueblos esperaron hasta la hora de las celebraciones religiosas por la festividad de Todos los Santos para ir a visitar a sus seres queridos. No obstante, al ser en esta ocasión una festividad extensa en días, desde el viernes muchos acudieron para acondicionar las tumbas de sus allegados. Otros, adelantaron la visita al cementerio a este fin de semana al vivir en otras comunidades autónomas.
«El cementerio, además de ser un espacio sagrado, es un lugar de superación del dolor, del duelo, y más allá de todo eso está el amor», declara la historiadora e investigadora del arte funerario en los cementerios de Segovia, Mercedes Sanz de Andrés. De hecho, reivindica que cada vez hay más gente que visita los camposantos no solo para honrar a sus difuntos, sino también para descubrir la historia y cultura que aguardan. «Son auténticos museos al aire libre», añade.
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Precisamente, animadas por las agradables temperaturas, multitud de personas pasearon estos días por el cementerio de la ciudad para ver a los epitafios de ilustres segovianos, como son el filántropo Ezequiel González, el ceramista Daniel Zuloaga, el pintor Lucio Roldán, el pensador Mariano Quintanilla, el empresario Nicomedes García, el poeta José Rodao o el folclorista Agapito Marazuela, entre muchos otros. También hay vestigios artísticos segovianos en sus esculturas, ya que muchas de ellas son obra de Florentino Trapero, los hermanos Barral o Carlos Muñoz dePablos.
Fuera de la capital, Sanz de Andrés destaca el cementerio del Real Sitio de San Ildefonso –el primero que se construyó extramuros en todo el país–; también el de Sepúlveda, Riaza y los pueblos rojos. «Es importante tomar consciencia del gran valor patrimonial de estos espacios. Todo lo que se conoce se quiere, se respeta y se valora», concluye la historiadora.
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