Era la tormenta perfecta: días con una meteorología prácticamente primaveral y una alfombra de nieve en la sierra. La alineación de factores desencadenó la masiva salida de vehículos procedentes de la Comunidad de Madrid cuando apenas habían despuntado los días. ha ocurrido en los dos ... fines de semana más recientes, pero también el lunes y martes de la semana pasada. Nada nuevo, pero el enfado en la vertiente segoviana va 'in crescendo' ante la falta de alternativas que permitan el paso de vehículos a la provincia por los altos de Navacerrada y de Cotos. La Guardia Civil volvió a cortarlos cuando los aparcamientos ya no absorbían más flujo circulatorio y obligaban a la fila de coches a dar media vuelta o a tomar itinerarios alternativos, con los rodeos kilométricos y viajes más largos.
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Ante la ausencia de soluciones, los alcaldes de dos de los municipios más damnificados, como son el Real Sitio de San Ildefonso y Torrecaballeros, alzan la voz y reclaman medidas a las administraciones involucradas competentes porque «los ayuntamientos no podemos hacer nada», lamenta el regidor granjeño, Samuel Alonso. El problema es recurrente. Los fines de semana en los que las prohibiciones han vuelto a restringir la entrada en la vertiente segoviana han castigado con severidad al turismo, a la restauración y al comercio de estas localidades, destino habitual, sobre todo durante sábados y domingos, de viajeros que se desplazan desde Madrid.
«Ha habido cientos de cancelaciones», se queja el alcalde del Real Sitio de San Ildefonso. Es difícil concretar, pero en Torrecaballeros también se cuentan por cientos las reservas anuladas, en particular el sábado. Su regidor, Rubén García de Andrés, añade el agravante de que, al avisar los clientes con poco tiempo, a los restaurantes «no les dejan margen de maniobra» para recuperar esas mesas perdidas por el camino.
Son decenas de miles de euros los que se quedan al otro lado de Guadarrama porque los cortes impiden continuar la marcha hacia los destinos segovianos en esta zona de influencia socioeconómica del Parque Nacional. Alonso extiende los perjuicios económicos a la propia ciudad del Acueducto, a Palazuelos de Eresma, Brieva, Turégano y hasta Collado Hermoso y Sotosalbos.
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«Es toda una cadena de sectores de actividad perjudicados». El granjeño incide en ampliar el radio de acción de los estragos derivados del impedimento del paso a visitantes madrileños. El estrangulamiento de la afluencia no solo aqueja a la hostelería y los alojamientos, sino también a los comercios, tiendas de recuerdos o a los guías turísticos, «autónomos que se ven obligados a cancelar visitas».
«Hay un perjuicio económico, pero también hay que tener en cuenta los trabajos», añade Alonso. Como apostilla su homólogo de Torrecaballeros, si al final las restricciones de tráfico en las carreteras de la Comunidad vecina impiden la llegada de turistas, los establecimientos terminan por prescindir de extras que contratan para, precisamente, cubrir el aumento exponencial de demanda que suele haber los fines de semana.
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Ambos alcaldes recurren a los números para aportar luz al trastorno. El del Real Sitio ilustra el daño con el caso de un restaurante de Valsaín, que lamentó «entre ochenta y noventa cancelaciones en un solo día». Fue hace dos sábados. Es decir, la mitad del comedor se quedó al otro lado de la sierra. Traducido en términos contantes y sonantes, el empresario calcula una hemorragia de «entre 3.000 y 4.000 euros» en una jornada.
Por su parte, el regidor de Torrecaballeros cifra en «cerca de cien las anulaciones», sumadas las registradas por varios establecimientos, la mayoría de ellas se produjeron el sábado, aunque también hubo reservas que se cayeron el domingo por la imposibilidad de los comensales de alcanzar el alto de Navacerrada y pasar a la provincia de Segovia.
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No solo la hostelería o el comercio acusan el perjuicio de los cortes de tráfico, sino que también «hay gente que trabaja en Madrid y que vuelve a casa, o que quiere venir a su segunda residencia y se encuentra con que no puede», critica García de Andrés.
Su colega del Real Sitio de San Ildefonso incluso da testimonio de un caso que se produjo la semana pasada. «Una vecina de Valsaín tuvo que coger un camino alternativo porque no la dejaron acceder a Navacerrada y tuvo que hacer cuarenta kilómetros más de viaje», relata Alonso. También se vio afectado un residente, ya mayor, que volvía de Madrid después de haber ido al fisioterapeuta y al que tampoco le dejaron pasar.
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Cuando los aparcamientos de los altos de Navacerrada y Cotos no dan más de sí para acoger más vehículos, algo que sucede a primera hora de la mañana, la Dirección General de Tráfico (DGT) activa los avisos en las carreteras de Madrid que discurren por la sierra en sentido Segovia. Los paneles informativos advierten a los conductores de la dificultad de circular por los atascos y luego las patrullas de la Guardia Civil prohíben el paso. Es el protocolo que se ejecuta en las jornadas de gran afluencia de vehículos, como las de los dos últimos fines de semana.
Los cortes se suelen ubicar en torno al punto kilométrico 12,8 de la M-601 que sube hacia Navacerrada y que al traspasar los límites geográficos con Castilla y León se convierte en la CL-601, la cual desciende hasta Valsaín y el resto de núcleos del Real Sitio de San Ildefonso, ya en territorio segoviano. La misma medida se adopta en la carretera M-604.
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Si hay colapso, la circulación procedente de Madrid se desvía en el kilómetro 32, a la altura de la localidad madrileña de Rascafría. Es el lugar a partir del cual los vehículos ya no pueden continuar la marcha hacia el aparcamiento de Cotos y, por tanto, tampoco pueden enlazar con la CL-604 en la provincia de Segovia.
Las alternativas que ofrece la DGT también son las conocidas de otras ocasiones. Una es la autopista AP-6 pasando por el peaje, y la segunda dirige los vehículos por la nacional N-6. Además de estos itinerarios, en fechas de grandes flujos circulatorios, desde la vertiente madrileña de Guadarrama se recomienda utilizar el transporte público, ya sea a través de autobuses o del tren de cercanías, así como el bus lanzadera establecido en el aparcamiento disuasorio de Los Molinos, también en la Comunidad de Madrid.
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Según han tanteado Rubén García de Andrés y Samuel Alonso entre varios negocios que han sufrido las últimas anulaciones, «hay rabia, enfado e impotencia». También los ayuntamientos coinciden en estas sensaciones. Los alcaldes parten del «respeto» a las medidas de seguridad vial que tratan de evitar colapsos y que haya conductores que dejen los coches en arcenes en las subidas a los puertos para continuar la marcha a pie. Son riesgos que los cortes atajan, coinciden los regidores; sin embargo, llaman a buscar otras fórmulas que no perjudiquen siempre a los municipios segovianos.
Alonso, por ejemplo, insta a potenciar el transporte público para quienes se desplazan a Navacerrada. Asimismo, propone que se pruebe «impedir que un coche más pare» y se le obligue a seguir el trayecto por la carretera. Se trata de que «no se pueda detener y que prosiga sí o sí la marcha hacia Segovia».
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Los alcaldes del Real Sitio y Torrecaballeros apelan a la unidad porque la reivindicación de soluciones frente al perjuicio que causan los cortes circulatorios al otro de la sierra «no tienen color político, nos afecta a todos por igual».
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