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Ciclistas agrupados en la salida de la prueba por las calles de Sotosalbos en la celebración de La Nico. Antonio de Torre
Provincia de Segovia

El ciclismo de Sotosalbos llena la carretera de vida en honor a Nico Abad

El pueblo segoviano se viste de gala para recordar a su vecino fallecido en la octava edición de una marcha con 352 inscritos

Domingo, 21 de julio 2024, 22:37

Una fila de maillots ondea sobre la Plaza Mayor de Sotosalbos como las hileras arcoíris de las fiestas. El ciclismo decora las fachadas a imagen y semejanza de los mosaicos que engrandecen el Tour de Francia. Es la estampa con la que 352 valientes salen ... pasadas las 8:30 horas, conscientes de que para volver a ver los maillots tendrán que dar una vuelta a la Sierra de Guadarrama de 133 kilómetros y casi 2.000 metros de desnivel positivo. Es el homenaje que rindió por octava edición el ciclismo a Nico Abad, la forma de celebrar una vida que terminó demasiado pronto, alguien que no se entiende sin una bicicleta y que vendió cara su derrota ante el cáncer. Por eso el pueblo en el que echó raíces ha convertido su recuerdo en patrimonio y lo pasea con orgullo por las carreteras que hubiera transitado por afición una mañana de domingo.

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El sol asoma cuando un pelotón con el doble de ciclistas de los que empiezan el Tour echa a andar hacia la N-110. A diferencia de La Perico, es una marcha con el tráfico abierto, así que la primera instrucción es circular por el carril derecho, pero resulta inevitable que los ciclistas lo invadan para adelantar. El trabajo de las motos y el respeto casi unánime de los conductores que circulaban por el carril contrario impregnaron una sensación de seguridad. Ese pelotón llegó muy compacto hasta La Granja y empezó a diseminarse en la aproximación a Navacerrada, la subida que separa el grano de la paja: 7,13 kilómetros al 7,3%.

Es el momento de quitar el plato grande y buscar en los piñones el alivio que no da la pendiente, constante al extremo, salpicada por esas siete revueltas que sirven de alivio mental y que los coches respetan bajando con las luces de emergencia. El público celebra la llegada de los suyos a la cima, desde ciclistas que salieron antes a familiares que usaron el atajo de los coches. En el parking está el primer avituallamiento, que la mayoría de los grupos delanteros ignora.

Maillots ciclistas colgados en las calles de Sotosalbos en homenaje al ciclismo que amaba Nico Abad. De Torre

Turno para el fugaz altiplano hacia Cotos y el descenso frenético hacia Rascafría, un asfalto sin imperfecciones ni curvas reviradas. Con todo, hubo una caída que otros ciclistas asistieron: uno se adelantó unos metros para pedir al resto que aminorara la velocidad y el resto llamó a emergencias. La solidaridad obligada.

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La cabeza de carrera estaba a la vista, pero la moto, que había neutralizaba las operaciones al paso por Rascafría, impedía la caza. Empieza el tramo donde la soledad se paga, esos ciclistas que llegan al valle del Lozoya y que se debatían entre agotar sus fuerzas y esperar al siguiente cónclave sobre ruedas, la opción recomendada, pues queda la subida a Navafría, un puerto en el que la vertiente madrileña empequeñece a la segoviana. Una subida más larga que Navacerrada (11,4 kilómetros) y un 5,8% de media que engaña porque los primeros cuatro son al 8%: aunque el perfil llanea en la segunda mitad, el cuerpo acusa el peaje.

Paco Mancebo

La cima de Navafría es el avituallamiento feliz, el niño con el maillot del Club Ciclista 53x13 orgulloso de llenar el bidón. La Nico peregrina por la provincia en unos 30 kilómetros de sentimientos encontrados. La belleza de asomarse a Pedraza y el ambiente en las calles de La Velilla, Arevalillo de Cega o Pajares de Pedraza. Y el dolor de su recorrido por las heridas de una carretera desgastada y los repechos sin fin: ninguna puñalada, pero un picotazo tras otro. Un tramo que premia a quien llega con fuerzas y agota los depósitos en reserva.

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Esa norma es para los mortales, la cabeza juega en otra liga. Porque pese a que las marchas se definen como tales, son competiciones encubiertas. Y la 'ganó' Paco Mancebo, el abulense que fue tercero en un Tour antes de caer en la 'Operación Puerto'. Hizo 3h 42m 25s a los 48 años, la prueba de que el ciclismo no se deja. Se impuso en un grupo de cuatro en el que también estaba Francisco Herrero, el 'mountain biker' de Carbonero. Ana Martín fue la primera de las corredoras con 4h 48m 25s. Ya habían catado la paella cuando el último cruzó la meta.

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