Segovia

El cereal es hasta un 40% más barato que en 2022 pese a la mala cosecha

El aumento de los costes no ha hecho más que empezar. Aunque ya se hicieron notar el año pasado, en la actualidad se han encarecido aún más algunos insumos necesarios para el trabajo diario en el campo. Es el caso de los fertilizantes, que están seguidos por la energía o el gasóleo, sin olvidar ciertas semillas de siembra, sobre todo las leguminosas, tal y como destacan las organizaciones agrarias.

Y es que, debido a la mala cosecha pasada, hay escasez de este último producto, lo que ha hecho que aumente de forma generalizada el precio de las semillas. «Este año prácticamente no se ha recogido nada», detalla Tomás Martín, responsable de cultivos herbáceos de la Unión de Campesinos de Castilla y León (UCCL) en Segovia. Algo que refrenda Pablo Rincón, secretario general de la Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores (Asaja) en Segovia. Además de considerar su elevado coste, asegura que «están prohibitivas». Pese a ello, Rincón advierte de que muchos agricultores tendrán obligación de sembrarlas, dependiendo de la práctica a la que estén acogidos en la PAC.

Por ejemplo, la veza, un cultivo leguminoso que hace una década lideraba la categoría de los más rentables, ha incrementado su valor año tras año. Esta planta sirve a su vez para recuperar suelos porque ayuda a fijar el hidrógeno y tiene un precio de más de 3.000 euros la tonelada, lo que se traduce en un aumento cercano a un 33% respecto a la última campaña. Esta situación se debe mayoritariamente a la escasez, pues «la cosecha ha sido muy mala», asegura el representante de Asaja. Por ello ha habido poco acopio de semilla de leguminosa y su precio se ha disparado.

La valentía define a muchos agricultores, pues tras la «catastrófica» última campaña, tal y como definen los portavoces del sector, continuarán este año con su actividad. Si bien, desde las organizaciones agrarias apuntan que en esta ocasión muchos dejarán más tierras en barbecho. Esta decisión se explica, por un lado, por la poca cosecha recogida hace apenas unos meses y, por otra parte, a causa del bajo precio del cereal que ha adquirido en su venta.

Rincón señala que en las mismas fechas del ejercicio anterior el valor del cereal se situaba en al menos cien euros más la tonelada, en comparación con las últimas cotizaciones recogidas en la Lonja Agropecuaria. «Además de haber mala cosecha, los precios son ridículos, el agricultor va a percibir muy poco por su producto vendido, y luego sus insumos para la actividad son muy caros», explica. Entre otras cuestiones, muestra preocupación por el alto precio del abono.

Tomás Martín también prevé un descenso de hectáreas cultivadas, sobre todo porque muchos agricultores optarán por dejar más barbechos, en buena parte debido a la carestía de los útiles necesarios para realizar las labores en las tierras. Es lo que sucede con los propios fertilizantes. Además, concreta que la tonelada de cereal se pone a la venta en estos momentos en torno a un 30% y un 40% más barato que el año pasado, por lo que lanzarse a cultivar todas las tierras con los datos actuales y después de una mala campaña «es complicado».

Debido al alto coste de la siembra y la poca cosecha que se ha recogido y el precio de la misma, el pronóstico arroja que muchas parcelas de la provincia quedarán en barbecho. Asimismo, muchas de ellas serán de leguminosas, aunque se sembrarán bastantes menos. Habrá cereal de secano y no faltarán los habituales en el territorio segoviano, como son el trigo, la cebada y el centeno. También está previsto que se mantengan las cifras en lo referente a cultivos como el girasol.

Los agricultores desean que durante la próxima campaña de cosecha la lluvia llegue de forma más constante y persistente que la pasada. «Todos los años tenemos que renovar ilusiones y volver a invertir», apunta Martín. El representante de UCCL puntualiza además que algunos de los trabajadores del campo van a necesitar financiación para hacer frente a la temporada recién comenzada, pues ha estado precedida por un año «crítico».

Y es que «es lo único que sabemos hacer, volver a intentarlo y esperar que no venga otro año como este», afirma. De hecho, ejemplifica con su propia experiencia. En su caso particular, este verano ha recogido en torno a una quinta parte de cereal con respecto a la media de otros años. No obstante, respira aliviado, pues es consciente de que en otros lugares ni siquiera se ha llegado a cosechar, ya que la falta de agua acusada al comienzo de la primavera arruinó la posibilidad de recolección.

Pablo Rincón determina que quienes están ahora preparando sus tierras y van a sembrar cereal «se la juegan». Esta afirmación se sostiene en que, si viene este año otro cosecha mala, habrá profesionales del campo que no lo puedan soportar.

Todo ello contando con otro hándicap importante. Además de los fertilizantes, abonos y semillas, la maquinaria ha aumentado su precio en poco más de doce meses en torno a un 30%, por lo que son muy pocos los que se atreven a invertir en renovar sus equipos. A día de hoy, con la experiencia de la última campaña, consideran que es imposible llegar a amortizarlos en un futuro próximo.

Para poder paliar de alguna forma la incertidumbre en la que se ven sumidos los agricultores, las organizaciones agrarias instan a trabajar con el propósito de que se cumpla la ley de la cadena de valor. También confían en que los cereales subieran su precio y exigen la llegada de ayudas públicas directas para los agricultores de secano, que se pueden articular de diferentes maneras. Sin embargo, según defienden, primero «tiene que haber voluntad política».