Un miembro de WWFsujeta un pollo de alimoche rescatado en el Refugio de Rapaces de Montejo de la Vega, en Segovia, El Norte

Los centinelas contra el veneno

Un alimoche del Refugio de Rapaces de Montejo de la Vega se une a las aves marcadas para detectar focos peligrosos

El Norte

Segovia

Martes, 7 de agosto 2018, 20:25

Un alimoche macho en edad adulta ha sido marcado y liberado en el Refugio de Rapaces de Montejo de la Vega en Riaza, en la provincia de Segovia, donde se sumará al equipo de 'centinelas' contra el uso del veneno en la zona, según ha informado la organización conservacionista WWF. El biólogo de esta asociación, Jesús Cobo, explica que estas aves contribuyen a conocer el problema del veneno en España. Por ejemplo, 'Atlas' fue un alimoche macho de dos kilos de peso liberado en las Hoces de Riaza hace años para hacer su seguimiento, pero al poco tiempo cayó víctima de un cebo envenenado en Extremadura.

Publicidad

A pesar de la pérdida de esta especie de mártir de la conservación, su muerte permitió a los expertos destapar un caso de envenenamiento continuo y reiterado de aves amenazadas, según recoge Europa Press. El responsable fue llevado a juicio y condenado por ello.

«Con todas las garantías»

Cobo asegura que el marcaje a las rapaces a las que se les coloca un radiotransmisor se realiza «con todas las garantías» y sin sufrimiento para el animal. Dicho marcaje lo realiza un técnico del Ministerio para la Transición Ecológica, Víctor García Matarranz, quien diseñó las propias trampas para capturar a los ejemplares.

El sistema emite una señal que informa de la ubicación y desplazamientos del ave. Si no se mueve durante un tiempo o la señal es fija, todo apunta a que podría estar muerto y una de las posibles causas es, precisamente el veneno.

Agentes medioambientales de la Junta limpian y amplían un nido de alimoche en las Hoces del Riaza. E. N.

El biólogo expone que si es un lugar de riesgo o anómalo, se desplazan al lugar indicado en 24 horas; pero si la señal llega desde un lugar habitual, como un nido, los técnicos esperan tres o cuatro días para ir a averiguar lo sucedido.

Publicidad

Censo a la baja

El último censo de alimoches que se realizó en 2008 señalaba que había unas 1.500 parejas en España, un dato que podría variar puesto que en la actualidad, diez años después se está realizando un nuevo censo de rapaces, en el que participan también otras ONG. «A ver qué variaciones observamos, pero la impresión de quienes hacemos un seguimiento habitual es que la población está disminuyendo en términos generales», ha advertido. En concreto, deja entrever que en el entorno de las Hoces llegaron a contabilizarse quince parejas; en 2008 el censo bajó a seis, y en 2016 la cifra se había recuperado ligeramente hasta las once parejas de alimoche.

En total, además del animal marcado y liberado este mes en Riaza, Cobo indica que en los últimos años se ha marcado a más de una decena de ejemplaresen la zona y que de forma inminente se marcará también un nuevo 'centinela', un buitre negro en Ávila.

Publicidad

España goza de las mayores poblaciones de rapaces de Europa, según WWF, que denuncia que a pesar del privilegio, las muertes por envenenamiento de estas aves siguen sin detenerse. En el caso del alimoche, su principal amenaza es el veneno en cotos de caza menor, donde se aplica ilegalmente para eliminar zorros y cuervos.

Cambios en la alimentación

Una de las modificaciones de los conservacionistas en los últimos años ha sido cambiar el tipo de alimento que facilitan a estas rapaces para que no proceda tanto de granjas intensivas de vacuno o porcino. En la actualidad ese alimento procede de restos de ovino. «Queremos que se favorezca la ganadería extensiva en España que, además de ser vital para las comunidades rurales, lo es también para las aves como los buitres, pero también para las personas», expone Cobo.

Publicidad

Por otro lado, advierte de que además de las muertes por envenenamiento, estas aves rapaces como el alimoche, el milano o los buitres podrían estar sufriendo también a consecuencia de la intensificación de la agricultura y de la ganadería que podría estar provocando un impacto «tan importante o más» como el veneno, aunque, de momento, admite que no existen datos concluyentes.

Respecto al uso veneno, el experto hace hincapié en que es una práctica ilegal desde hace décadas porque, además de daños en la naturaleza, puede suponer también un problema de salud pública. Entre sus causas está su uso por parte de ganaderos para acabar con el lobo, o de cazadores para terminar con el zorro; pero el veneno impacta de forma «mínima» en las poblaciones que son su objetivo y sin embargo lo hace de forma letal para quienes lo encuentran antes, que suelen ser las aves.

Publicidad

Falta dar con los autores

Por eso, la iniciativa busca detectar estos focos de veneno para esclarecer las responsabilidades, aunque el biólogo de WWF exculpa a los ganaderos y cazadores «buenos» que saben que no está permitido y los daños que puede producir.

En este contexto, ha destacado la colaboración en este proyecto de la Junta de Castilla y León, del Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil, de la asociación Grefa y del Ministerio para la Transición Ecológica. Sin embargo, lamenta la dificultad de «dar con los autores». De hecho, no recuerda si en el entorno de Riaza se ha llegado a tener algún caso que haya permitido alguna detención por no identificarse «fehacientemente» a su autor.

Noticia Patrocinada

Este contenido es exclusivo para suscriptores

0,99€ primer mes

Publicidad