El Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil en Segovia llevó a cabo el año pasado 84 actuaciones relacionadas con perros potencialmente peligrosos, o que arroja una media de una cada cuatro días. La casuística es diversa, pero la responsabilidad que ... acarrea cuidar animales con plena capacidad para matar a un ser humano exige una supervisión constante. Una mandíbula sin bozal puede ser letal para perros que no son peores que cualquier otra raza, pero son más vulnerables cuando tienen una educación deficiente. La ciudad cuenta ahora mismo en su listado municipal con ocho ejemplares de Rottweiler; cuatro de Dogo Argentino; 44 American Staffordshire; nueve Staffordshire Bull Terrier, y quince Pitt Bull Terrier. En total, 78 perros calificados como potencialmente peligrosos.
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La relación no solamente incluye a los ejemplares puros, sino a los cruces. Lo son por su fuerte musculatura, aspecto poderoso, robusto, configuración atlética, agilidad, vigor y resistencia; su marcado carácter; el pelo corto; un perímetro torácico comprendido entre 60 y 80 centímetros, altura a la cruz entre 50 y 70 centímetros y peso superior a 20 kilos; la cabeza voluminosa, mandíbulas grandes y fuertes; un cuello ancho, musculoso y corto; un pecho macizo, ancho; extremidades anteriores paralelas, rectas y robustas y extremidades posteriores muy musculosas, con patas relativamente largas formando un ángulo moderado.
Bajo estas descripciones están razas como Pit Bull Terrier, Staffordshire Bull Terrier, American Staffodshire Terrier, Rottweiler, Dogo Argentino, Fila Brasileiro, Tosa Inu y Akita Inu. Otras especies con esas características también pueden ser consideradas peligrosas, especialmente si media algún episodio violento.
Las licencias las emiten los ayuntamientos. El Seprona hace controles rutinarios o acude cuando hay una denuncia. Los permisos son personales, no del animal; si lo quiere llevar otra persona, también debe estar autorizada. La misma licencia habilita a pasear varios perros peligrosos, pero solo se pueden sacar de uno en uno. Entre los requisitos está no tener antecedentes penales y no haber sido sancionado por infracciones graves. Hay que pasar un reconocimiento médico y contar con un seguro de responsabilidad civil con una cobertura de 120.000 euros. «Un perro de estos puede matar a una persona», resume un sargento del Servicio de Protección de la Naturaleza de la Guardia Civil en Segovia.
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La vigencia del permiso es de cinco años y son los ayuntamientos los que pueden retirarla. El empleo que se hace de estos animales es variado. Desde la caza mayor –jabalíes, por ejemplo– a la simple afición. «No tiene por qué ser peor que otro perro. Si hacen daño, no es lo mismo que te muerda un caniche a un pitbull. Hay perros muy pequeños que tienen una mala leche impresionante y perros de estos que son más noblotes…», subraya el sargento. Que esa potencialidad de peligro se cumpla o no depende de la educación del animal. Los cruces con otras razas han destinado a muchos ejemplares al cuidado del ganado.
La intervención del Seprona responde a diversos motivos. Es habitual que un vecino llame alertando de que otro saca al perro sin bozal –deben llevarlo, también correa–, movilizando a una patrulla. «Tendrán que ir dos o tres veces, y si le ven con bozal, le piden la documentación». Los incidentes son la excepción, y precisamente por ello son difíciles de olvidar. El sargento recuerda el de un American Staffodshire en San Rafael. Era una pareja; el perro estaba a nombre de ella, pero lo paseaba él. Durante una discusión entre ambos, el perro atacó a la mujer y le destrozó la rodilla hasta el punto de que tuvo que ser evacuada en ambulancia. Para liberar la articulación, el hombre tuvo que mover la mandíbula del animal, con el consiguiente daño en las manos. El perro se fue al balcón y allí se lo encontraron los agentes. «Ya verás tú ahora cuando salga… Pero salió asustado, como un cordero».
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La referencia es usar a estos perros como protección. Antes de registrar una vivienda por indicios de consumo de drogas, evitaron la entrada en el jardín llamando a los propietarios para examinar a los animales en el cuartel. Finalmente quedaron en libertad, así que el animal no fue decomisado. Si lo fuera, el asunto quedaría en manos de protectoras y pasaría a decisión judicial. Estos perros se utilizan también para peleas ilegales. «No tenemos constancia de que en esta provincia las haya», apunta el responsable de la Benemérita. El sargento señala que este tipo de animales no son más susceptibles al maltrato que otras razas.
Las infracciones muy graves, es decir, la tenencia de perros potencialmente peligrosos sin licencia, se castiga con multas de entre 2.400 y 15.000 euros. Las graves, que son las más habituales son incumplir la obligación de identificar al animal, omitir la inscripción de registro o que el perro se halle en un lugar público sin bozal, se castigan con entre 300 y 2.400 euros. Y las leves, como por ejemplo no acreditar el seguro de responsabilidad civil, acarrean entre 150 y 300 euros.
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Ante un número de sanciones que se mantiene estable (84 en 2018; 67 en 2019; 86 en 2020, y 54 en 2021), la percepción del sargento es que «hay más perros peligrosos y hay más conciencia que hace años». El bozal es algo casi universal y el dueño sabe que la licencia es personal. «Hace bastante que no escuchamos nada a nivel nacional y hace años hubo ataques cada dos por tres, que si a un niño…», cuentan en la Guardia Civil.
Un perro peligroso es un arma. «Podrían llegar a cometer un homicidio si se les entrena y les achuchan para que ataquen. 'Vete a por ese'. Y lo mata». Imaginen el escenario, incluso aunque entre un ladrón. «Es como el que agarra una escopeta y le pega un tiro, problemas va a tener». Hay sentencias que han condenado al dueño por ser consciente de la potencialidad del perro. En esencia, es una responsabilidad de cara a la ley.
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El Real Decreto 287/2002 contempla el escenario de sacrificar al animal como extremo. Las infracciones pueden llevar aparejadas sanciones como el decomiso del animal o esterilizarlo. Cuando fueron a ejecutar un decomiso en Palazuelos de Eresma, los dueños se habían esfumado y aquel animal quedó sin salvar. «No volvimos a saber del perro», apostilla el sargento.
No hay precedentes de sacrificio en la provincia, algo que el agente considera cada vez más lejano. «Con la nueva ley, posiblemente va a estar más difícil porque se tiende a sacrificio cero». La Junta de Castilla y León impuso el año pasado dieciocho sanciones, todas ellas por falta de licencia administrativa para su tenencia, según datos del Servicio Territorial de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural de la provincia.
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El número de licencias para la tenencia de perros peligrosos va en auge en la capital segoviana. El Ayuntamiento ha concedido 194 altas entre los años 2002 y 2022. Hasta 2013, ningún curso llegaba a la decena de permisos concedidos; desde entonces, no se baja de esa cifra. El máximo lo marcó 2021, con veintiuna autorizaciones expedidas, que tienen una vigencia de cinco años. El ejercicio pasado se tramitaron catorce. En estos dos últimos decenios, 73 licencias se han dado de baja, 29 han caducado y solamente seis han sido revocadas.
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