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os vecinos de Fuentepelayo comenzaron hace casi sesenta años, en 1966, una tradición pagana que ha llegado a nuestros días prácticamente intacta, inmune al paso del tiempo salvo por los dos años en los cuales la pandemia obligó a ingeniárselas y cambiar su rutina. En 2020 y en 2021, el histórico desfile de carrozas fue una suerte de museo en la calle, con figuras colocadas en sitios abiertos que vinieron a dar una sensación de normalidad y a mantener viva una llama que resurgió en 2022 con la vuelta a la celebración de dicho paseo.
En este 2024, once serán las carrozas que las peñas pondrán en liza, «de temáticas muy variadas», como confiesa la alcaldesa del pueblo, Alba Sanz, que no quiere desvelar nada para no estropear la sorpresa. Suelen ser, eso sí, de temática deportiva, étnica, dedicadas a superhéroes, a películas... Como si de 'ninots' se tratase, cada año la actualidad marca, aunque más lo hace la capacidad de inventiva y de convertirse en manitas que tienen los vecinos. «Este año cumplimos 57 ediciones y tenemos a gente de todas las edades. Hay peñas con una media de edad de 50 años que siguen aportando y sumándose. A veces esas temáticas se repiten, aunque con otras formas y con figuras diferentes», explica la primera edil, que señala que, por ejemplo, una de las cosas en las que los artesanos de estas carrozas están innovando este año es el material con el que están hechas sus obras, a menudo, cartón fallero, y de diversos materiales este año.
Confeccionar cada carroza es algo laborioso, que lleva meses de preparación, dado que, aunque el grueso de las carrozas se hace en verano, es mucho el tiempo que lleva de preparación. «Algunas comienzan a planificar sus motivos en invierno. Hay peñas que hacen diseños y planos en esa época o en primavera, aunque hasta junio no empiecen la preparación», remarca. En esta, cualquier ayuda es poca, y aunque suene a tarea ardua, siempre se hace llevadera al hacerlo en familia o con amigos. «Hacer estas carrozas es un modo de mantener un nexo dentro de las propias peñas; una excusa para reunirse y para hacerlo no solo en las fiestas. Sirve para socializar, además, porque las carrozas se hacen todas en La Panera, en el mismo local, donde hay una convivencia intergeneracional muy grande, con gente de 40 o 50 años y chavales que aprenden de ellos y con los que intercambian experiencias. Es muy enriquecedor», asegura Alba Sanz.
Todo está dirigido a un día, este sábado 24, cuando desfilarán por el pueblo desvelando sus creaciones y, después de poner a prueba su ingenio y capacidad para crear esas escenas, también para la 'performance', puesto que a la entrada de las dos plazas del municipio una música sonará y se realizará una coreografía, acorde a la temática, con la que presentarán lo realizado. «Es algo muy vistoso y ameno», insiste la alcaldesa, que espera que otra vez más los vecinos de Fuentepelayo y de los pueblos de alrededor vuelvan a disfrutar, como lo vienen haciendo desde los años 60 de la década pasada, de una suerte de museo en la calle, en el que son ya numerosos los hijos del municipio que han participado.
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