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El último libro de Carlos Bardem (Madrid, 1963) está funcionando muy bien. 'Mongo Blanco' es el sexto, va por la quinta edición (y eso es sinónimo de éxito editorial) y mantiene al autor en una gira de promoción casi continua. Es novela histórica, y con ... este concepto conjuga muy bien la experiencia del escritor, licenciado en Historia y diplomado en Relaciones Internacionales, y como actor y hombre de cine, viajero constante de este lado del Atlántico a distintos países americanos. Esa esencia está en 'Mongo Blanco', basada en la historia real del personaje que le sorprendió un día cuando vio unidas las palabras negrero y malagueño junto al nombre de Pedro Blanco Fernández de Trava, tratante de personas y proveedor de esclavos para las plantaciones españolas de América. El libro trajo este sábado a la librería Ícaro de Segovia a Bardem, y el escritor aprovecho la presentación, como hace en todas, para comenzar con preguntas al público: «Si digo negro y esclavitud, ¿en qué pensáis? Indefectiblemente todos dicen Kunta Kinte, algodón, Mississípi…». Luego, Bardem cuenta qué significa el título y el contenido de esta obra que le ha llevado cinco años de trabajo.
–¿Quién y qué es el mongo?
–El mongo era el rey de la trata de esclavos, en el argot de la trata y del África Occidental. Hubo tres mongos, y el más grande de todos fue Pedro Blanco, el Mongo de Gallinas. El libro es una novela, y quien lo lee me dice que le apasiona, pero es cierto que en él pesa mucho mi faceta de licenciado en historia. Todos los detalles de cómo se hacía el tráfico de esclavos, quienes lo hacían y se beneficiaban, todo es información histórica. Creo que ha conseguido un equilibrio entre la faceta novelística narrativa y la histórica, y creo que una de las claves del éxito es que está sorprendiendo mucho a la gente.
–¿Por qué sorprende, porque se desconoce la realidad del esclavismo español?
–Porque en España no nos contaron que hemos sido esclavistas. Esa es una de las claves del libro, que está recuperando para mucha gente una parte de nuestra historia que se nos ha ocultado deliberadamente, como tantas otras.
–Dice que para el público es un descubrimiento saberlo.
–Sí, porque no se sabe que, al mismo tiempo que esas plantaciones de algodón surtidas de esclavos e igualmente tratados eran todos los cañaverales de caña de azúcar propiedad de esclavistas españoles y surtidos por negreros españoles de los dominios de España en el caribe, en las Antillas, Cuba y Puerto Rico.
–Pedro Blanco, el Mongo de Gallinas, traficó hasta bien entrado el siglo XIX.
–Somos el último país de Europa y el penúltimo del mundo en abolir la esclavitud, y con eso está dicho todo, y eso no nos lo han contado. Una de las razones para escribir este libro fue un acto de rebeldía hacia esta manera de escoger qué parte de la historia nos contaban.
–¿Por qué se ocultó todo eso?
–Bueno, este señor tuvo socios en ambas orillas del Atlántico, en todos los países, y una de sus principales socias en España era la regente María Cristina de Borbón, otro el arzobispo de Toledo y también las diputaciones provinciales porque lo más rentable en aquella época era la trata de esclavos. En el fondo, el libro viene a contar que en el origen de muchas fortunas de las principales familias del país y de muchas instituciones que no asociaríamos a esto, como la Bolsa de Barcelona, está la trata de esclavos.
–Se ha significado como progresista y de ideología de izquierda. ¿Entronca este libro también con su compromiso político?
–Todo es política y, evidentemente, este libro tiene mucho de mi visión del mundo.
–¿Y como ve este mundo del siglo XXI, ahora con un Gobierno progresista en España?
–Tengo muchas esperanzas en este Gobierno, creo que es el primero que se aproxima a mi idea de lo que debe ser un gobierno, y creo que la reacción virulenta de los de siempre contra estos es un motivo para apoyarlo más. Rabian tanto porque saben que se van a acometer los cambios que este país necesita.
–Entonces no le importará que los responsables de Vox hayan anunciado que no irán a la gala de los premios Goya.
–¡Qué pena! A mí todo lo que sea no compartir espacio con estos señores me parece maravilloso. La Academia de cine les tiene que invitar, pero supongo que si le dieran a elegir no les invitaría.
–De su hermano critican que viva en Estados Unidos. ¿A usted le tienta trabajar más allí?
–(Interrumpe la pregunta). Eso es algo que se han inventado, mi hermano Javier vive aquí y trabaja mucho en grandes proyectos de Hollywood, y yo trabajo mucho en España y donde me llaman, he hecho muchas cosas en México, en Colombia y en Estados Unidos, tengo la suerte de trabajar bastante.
–¿Qué es lo próximo en que le veremos?
–Ahora vamos a presentar una serie que hemos hecho para Amazon sobre El Cid, y la verdad es que ha sido una gozada, como historiador, participar en ella; una de las cosas maravillosas del trabajo de actor es que te pagan por jugar, y en esta serie juegas con juguetes muy caros, con caballos, con armaduras... Creo que la serie es muy espectacular y va a sorprender. Y he hecho otra cosa histórica basada en una novela de Isabel Allende, 'Inés del alma mía', donde he interpretado a Diego de Almagro, conquistador de Perú junto a Francisco Pizarro, tengo todavía en cines la película 'Dios', de Paco Cabezas, y el año se presenta con muchos proyectos, la mayoría fuera de España.
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