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Consultan la base de datos con posibles aspirantes al puesto. Llaman, pero la respuesta es la misma: no. Los responsables de Cáritas ya no saben qué hacer y qué ofrecer para encontrar personal de enfermería que quiera o pueda trabajar en los periodos de ... vacaciones en los que esta plantilla de la residencia de ancianos El Sotillo se queda en cuadro. El presidente de la entidad diocesana, Mariano Illana, admite y se lamenta de las dificultades para cubrir esos huecos. No es consuelo que el mal de la falta de profesionales esté extendido, tanto en el sector público de la sanidad y de los servicios sociales, como en el ámbito privado de la atención sociosanitaria.
Illana, médico jubilado, ha recurrido a varias vías para tratar de captar enfermeras para la residencia. Lo ha intentado mediante el «boca a boca» en el centro de salud donde pasaba consulta e incluso pidiendo la ayuda del Colegio de Enfermería por si conocieran a alguien a la que le pudiera interesar cubrir la sustitución de turno. Pero nada, todos los intentos esta vez han sido infructuosos.
En estas últimas navidades, el centro se ha quedado con solo una profesional para prestar servicio a los más de cien usuarios del complejo situado en La Lastrilla, revela el presidente provincial de Cáritas. Una situación de mínimos que prácticamente se repite cada vez que el calendario voltea un periodo vacacional, como el verano o la Semana Santa.
«Trabajar para lo privado no da puntos», explica el responsable a la hora de sonsacar los motivos por los que las vacantes se quedan libres. Cuando la crisis generalizada estaba en pleno apogeo, la Administración pública «sustituía menos», reflexiona el voz alta este médico segoviano, buen conocedor del sistema y de las patas de las que cojea; sin embargo, ahora que las vacas han engordado un poco, «se suplen más» plazas en el ámbito sanitario del sistema público.
La residencia de Cáritas no es la única que se ha topado de frente con la realidad de la carencia de enfermeras en el campo de los servicios sociales. Este pasado diciembre, un centro privado de Sanchonuño ya puso de manifiesto la desesperación por no lograr incorporar a ninguna enfermera durante varios meses. Al final, ha podido contratar a una. También la residencia geriátrica de El Espinar vivió el año pasado un episodio parecido que logró subsanar.
El sindicato profesional de Enfermería Satse cifra en unas quinientas las profesionales de esta rama sanitaria que hacen falta en la provincia para equipararse con las ratios europeas.
A este problema en la residencia El Sotillo se ha sumado otro en los últimos meses, que es el de los cambios en el timón del centro de Cáritas. Cuando hace casi un año Illana accedió al cargo, cesó la dirección que entonces regía el geriátrico y se nombró a una nueva máxima responsable, una persona con una amplia experiencia de veinte años en este tipo de funciones y conocedora del medio sociosanitario. «Pero por razones personales presentó la dimisión a los pocos días», relata Illana.
Así, la residencia de ancianos de Cáritas ha mantenido un relativo vacío en la dirección, de la que se ha intentado hacer cargo la propia institución hasta lograr el relevo adecuado.
El presidente reconoce que la gestión del centro, y más concretamente del personal que trabaja en él, requiere de un profesional «específico con una formación concreta». Cáritas ha tomado la decisión de externalizar la gestión de la plantilla y traspasarla a una empresa, que en este caso es el Grupo Norte, el cual ha designado una persona para asumir la dirección.
Illana apunta que el plantel de trabajadores que desempeñan su labor en El Sotillo está compuesto por unas 55 personas, entre las que figuran auxiliares, enfermeras, trabajadores sociales y cocineras, entre otras atribuciones.
A pesar de las carencias de los últimos tiempos, el centro ha mantenido la atención a los residentes y familiares intentando paliar los déficit con el esfuerzo de los profesionales, alaba el responsable de Cáritas. Este miércoles mismo estaba previsto que se celebrara una primera reunión entre la nueva dirección encargada de la gestión del personal y la plantilla para tener una primer toma de contacto.
El presidente de Cáritas manda un mensaje tranquilizador a los empleados. Asevera que en ningún el traspaso de la gestión laboral a manos del Grupo Norte lleva consigo la supresión de puestos de trabajo. «No se va a echar a nadie», repite Mariano Illana, quien al mismo tiempo piensa que es necesario que la empresa estudie «adecuar las funciones a las necesidades de la residencia».
El llamamiento a la calma lo hace extensivo a los usuarios de El Sotillo y a sus familiares, a los que convocó este miércoles para explicar la nueva situación. El presidente provincial zanja los rumores que han sobrevolado sobre el futuro del centro: «La residencia no se va a cerrar, ni se va a vender y va a seguir siendo de Cáritas».
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