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césar blanco elipe
Segovia
Jueves, 9 de junio 2022, 00:06
Cáritas Segovia ha tenido que recurrir a los «fondos propios» para enjugar las pérdidas económicas que arroja el balance de ingresos y gastos. El director de la entidad diocesana, Ángel Anaya, da cuenta de la memoria de actividad correspondiente al año pasado, doce meses estigmatizados ... por las cobertura asistencial de los efectos de la pandemia del coronavirus y por la doble crisis desatada, la sanitaria y la económica. La institución también acusa el golpe. Tal y como pone negro sobre blanco el informe que alumbra la gestión llevada a cabo en 2021, la organización cerró el año con pérdidas que ascienden a 129.148,71 euros.
Esta cuantía en rojo no es baladí. Los ingresos recabados a través de las cuotas de los socios no llegan a los 75.100 euros. O lo que es lo mismo, Cáritas ha tenido que firmar créditos y exprimir sus ahorros hasta sumar un montante total que es un 72% mayor que el dinero que recibe de sus socios en la provincia «para que la acción no se vea afectada», precisa Belén Palomar, técnico de la organización. No ha faltado, ni falta, trabajo para los empleados y los 263 voluntarios con los que opera en la provincia a través de los distintos programas de ayuda e inserción.
1.803 beneficiarios del programa de atención primaria y acogida
943 personas se han beneficiado del programa de empleo
459 beneficarios del programa de infancia y juventud
144 ancianos se han beneficiado del programa de mayores
703 beneficiarios del servicio de orientación jurídica
357 beneficiarios del programa de atención y prevención de adicciones
263 personas componen la red de voluntarios
131 beneficiarios del programa para personas sin hogar
1.440 personas se han beneficiado de la tienda solidaria
El estado de la contabilidad de la institución a finales del curso pasado detecta que una de las vías de agua en el capítulo de los ingresos está en los donativos y las herencias y legados recibidos.
Si se comparan anualidades, los donativos han caído más de la mitad. Si en 2020 Cáritas percibió 348.817 euros a través de estos gestos de caridad, doce meses después estos ingresos menguaron hasta situarse en 171.813 euros, es decir, 177.004 menos, que equivale a la reducción de casi un 51%. En cuanto a las herencias y legados, en el último ejercicio han disminuido de 172.000 euros a poco más de 90.000. Son unos 82.000 euros menos ingresados en las arcas diocesanas por esta vía con respecto a 2020, un 46% menos.
La calculadora revela que el cómputo global del dinero que ha dejado de recabar la Cáritas en la provincia a través de estos dos canales altruistas de generosidad supera ligeramente los 259.000 euros, todo un indicio de por donde vienen las pérdidas económicas que ha tenido que hacer frente la entidad para cuadrar las cuentas.
Anaya explica que es «lógico que mermen» dada la crisis instalada en la sociedad tras la pandemia, que repercute no solo en la asistencia sociosanitaria, sino también en la gestión de unos ahorros diezmados por parte de los ciudadanos, que también sufren la precariedad laboral y económica, ha bosquejado el director provincial de la organización diocesana.
Los distintos programas de ayuda y servicios que presta Cáritas en la provincia de Segovia alcanzaron durante el año pasado a 2.147 hogares, ha revelado el director de la entidad diocesana, Ángel Anaya. En total, la memoria del ejercicio 2021 pone de manifiesto el mantenimiento del ritmo de respuestas adquirido durante la pandemia de la covid. Las acciones llevadas a cabo en el conjunto de la actividad asistencial y de orientación roza las 19.000, con cerca de 2.900 personas que se han beneficiado de las líneas de ayuda que brinda Cáritas.
«Esto no quiere decir que haya bajado la solidaridad, sino que ha cambiado». El responsable segoviano pone el ejemplo de cómo los gestos de generosidad «se han disparado» a raíz de la crisis detonada por la invasión rusa de Ucrania, aunque estas demostraciones, por los tiempos en los que se han materializado, no están reflejadas en la memoria de actividad del año pasado. La entidad solicitó expresamente al respecto del éxodo de ciudadanos ucranianos que escapan de la guerra que la ayuda se canalizara mediante donativos a cuentas bancarias habilitadas de manera específica para paliar la tragedia en Europa del Este.
Belén Palomar matiza que «hay más causas humanitarias», sobre todo relacionadas con los movimientos migratorios, en las que se vuelca Cáritas que no están desencadenadas por un conflicto bélico como el que sufre la población ucraniana y que «no se pueden ver tapadas» por la dimensión y consecuencias de esta guerra.
El programa de Cáritas dedicado a la acogida y atención primaria en la provincia es el que más beneficiarios tuvo durante el año pasado. En concreto, los equipos realizaron 3.517 intervenciones que beneficiaron a 1.803 personas. «Nos encontramos con situaciones de dificultad más profundas y cronificadas en el tiempo y con mayor complejidad por parte de las personas y familias para poder solventarlas», recoge la memoria anual. «Uno de los aspectos diferenciales de esta crisis es la profundización de la brecha de desigualdad», añaden los representantes de Cáritas Segovia.
El aumento de los precios de los suministros, de la vivienda o de la alimentación ha hecho que las ayudas para satisfacer necesidades esenciales de personas en exclusión social hayan aumentado «notablemente». En este sentido, la técnico apunta que Cáritas va a seguir apostando por las iniciativas emprendidas de las tarjetas monedero y la tienda solidaria porque «la crisis se mantiene». Y el panorama que se otea para el presente curso no es mucho más halagüeño por la guerra en Ucrania, avanzan los representantes de la institución diocesana.
Las personas mayores han sido las más damnificadas por la pandemia del coronavirus. Las intervenciones llevadas a cabo por la organización provincial encuadradas en la línea de actuación dirigida a la tercera edad han estado «condicionadas por la realidad sanitaria, social y jurídica marcada por la evolución de la covid-19». Además del padecimiento, los ancianos también son el colectivo con mayor riesgo de exclusión. El programa de Cáritas benefició el año pasado a 459 personas a través de casi un millar de acciones.
El director admite que las tres residencias que gestiona la entidad en la provincia –El Sotillo, El Alamillo en Cuéllar y Sepúlveda– «sufrieron un fuerte impacto por la pandemia». Las abultadas pérdidas que arrastraron en 2020 por la falta de usuarios se afrontaron con créditos y «buscando recursos debajo de las piedras», asegura Anaya. «Ahora soy optimista», apostilla, ya que salvo El Sotillo, que está al 92% de su capacidad, los otros dos centros están al completo y a pleno funcionamiento.
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