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Ni por asomo podía esperar cuando le citaron en el puente de la Moneda a las once de la mañana del 14 de enero la que se le venía encima. «Me hablaron de un reconocimiento, me quedé un poco 'así' y pensé en una cosa más sencilla, pero cuando vi el cariz que tenía, me dieron ganas de salir corriendo», ha confesado a sus allegados.
Leopoldo Yoldi Enríquez, jefe del Servicio de Parques y Jardines del Ayuntamiento de Segovia durante treinta y dos años, recibió el pasado martes un homenaje que no olvidará en la vida. Promovido por Mauri Renedo y apoyado por distintas entidades, asociaciones y el propio Ayuntamiento, el reconocimiento ha dejado en la Alameda del Parral un hermoso recuerdo que inmortaliza la labor de Yoldi y su equipo de Parques y Jardines. «Ser como un árbol: dejar más de lo recibido y hacerlo con sosiego y armonía, desde la verdad, la bondad y la sencillez. Segovia a Leopoldo Yoldi Enríquez y sus colaboradores», puede leerse en una piedra de granito labrada en letra roja por Julián, el cantero de Parques y Jardines.
«El lugar elegido, bajo el Monasterio del Parral, cerca del puente de la Moneda, resume muy bien la concepción que Yoldi tiene de la ciudad y de la vida en general: agua, árboles, piedra y espiritualidad», señala Mauri Renedo, que agradece el compromiso de familiares, amigos y colaboradores de Yoldi para conseguir el homenaje que ella hubiera querido tributarle hace años, «cuando regresé a Segovia después de mucho tiempo y vi los cambios tan grandes y gratos que se habían producido en mi ausencia».
Humilde y discreto, rebosante de espiritualidad y humanismo, Leopoldo Yoldi, que ya disfruta plenamente de una merecida jubilación, puede presumir de haber podido cincelar la ciudad que soñara un día en su tesis doctoral, porque el cinturón verde de Segovia, la restauración ambiental de la Hontanilla, la recuperación de las alamedas del Parral, San Marcos y la Fuencisla, la creación de las sendas del Cretácico y del Asombro, del nuevo Jardín Botánico y de parques tan maravillosos como el de la Dehesa y el de los Poetas o los huertos urbanos llevan su huella, al margen de una sensibilización ecológica que ha calado hondo en varias generaciones de escolares. Pero su discurso junto al río Eresma estuvo plagado de agradecimientos y menciones, e imbuido de una filosofía de vida: «Nuestra vocación común siempre fue el cuidado de la ciudad, un cuidado inspirado por el cariño, que es el elemento aglutinador de todas las cosas. Una frase que utilizábamos mucho entre los componentes del equipo, cuando hablábamos de educación ambiental, era: hay que conocer para querer y hay que querer para cuidar», señaló Yoldi, visiblemente emocionado.
El paisajista recordó a todas las personas que lo han acompañado en su aventura vital, desde sus padres y familiares, su mujer y sus hijos, hasta los integrantes de un equipo, el de Parques y Jardines, que empezó a brillar a comienzos de los noventa, cuando el Ayuntamiento que entonces presidía Juan Antonio Perteguer aprobó el Plan Verde, inspirado en la tesis doctoral de Yoldi. «Lo aprobaron sin conocerme de nada y me hicieron caso. El Plan Verde fue el gran proyecto a desarrollar, lo que después hemos ido haciendo poco a poco».
Yoldi mencionó a Felipe Arroyo, a Vicente Esteban, a Jesús María Gómez 'Chuso', a Natalia Ruano, a Iván... «La incorporación de Felipe fue decisiva y luego llegó Vicente, que es uno de los mejores arbolistas de España. Ha sido un privilegio trabajar con ellos, igual que con los encargados, bisagras entre técnicos y jardineros: Ángel Antoranz, Juan Menjíbar, Ángel Pecharromán, Gregorio Merino, César, Ismael...». Tampoco olvidó destacar la labor de los jardineros ni citar a quienes colaboraron con él en el ámbito de la pedagogía o educación ambiental, como Paloma Sanz, Alberto Díez, María Gris... Ni los proyectos de la Escuela Taller, el módulo de cantería –donde destacaba Francisco Cuéllar 'Kubala' o el propio Julián, el citado cantero de Parques y Jardines– o la Unidad Especial, «un proyecto precioso», con Pablo Jorge al frente. «Somos parte de esa sucesión de ondas que dibuja en el agua el lanzamiento de una piedra», dijo Yoldi, y evocó a Jorge Soler y Miguel Ángel Moreno, a Claudia de Santos e Ignacio Sanz, a Antonio Ruiz y Carlos Muñoz de Pablos, a Rafael Cantalejo y Mariano Carabias, a Leandro Silva y Julia Casaravilla, a Angélica Tanarro y José Antonio Abella... Y a los lejanos: Torreagero y su procesión de los chopos, Julián María Otero, Antonio Machado, Azorín...
«Entiendo que este es un reconocimiento a todos estos años, a lo que entre todos hemos conseguido, porque en nuestra labor ha habido mucha interactuación y una vocación colectiva, un compromiso, una lucha común que es el cuidado de la ciudad. De alguna manera, todos somos cuidadores. Esa es la tarea que tenemos por delante. Y lo bonito es la intención de cuidar, ser conscientes de que Segovia es un legado muy importante que nos han ido dejando y que debemos respetar todo lo que podamos porque hay actuaciones que son irreversibles», afirmó Yoldi, que deseó fuerza para mantener la coherencia con esa vocación de cuidado y pidió disculpas si en algún momento de su vida profesional no tuvo la cercanía, la proximidad, el contacto y la relación que hubiera deseado. Un lujo.
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