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La plataforma que gestionaba el mayor porcentaje de los envíos de comida a domicilio en Segovia capital ha decidido despedir a sus 26 trabajadores. No lo ha hecho por causas económicas o por falta de demanda en la ciudad del Acueducto, sino porque se sienten ... perseguidos por el Ayuntamiento de Segovia y por la Policía Local. «Te atacan como un delincuente. Nos han enfilado», comenta con contundencia Eduardo Ruiz Castro, el que ha sido encargado de la plataforma de Uber Eats en Segovia durante los últimos años.
El principal motivo de queja de los repartidores es la dificultad que tienen –aseguran– para realizar la carga y descarga de los productos. «No nos permiten parar en las áreas de carga y descarga cercanas a los restaurantes o a los domicilios de los clientes alegando que los servicios de 'delivery' (entrega a domicilio) no son carga y descarga», explica Ruiz. Un problema que se agrava los fines de semana, cuando asegura que la Policía Local restringe el acceso al casco antiguo de Segovia a los no residentes.
En el caso concreto de la plataforma que daba trabajo a 26 repartidores, tenían su base de operaciones en la avenida Padre Claret, en un punto situado a escasos metros de la gasolinera. Ruiz explica que esta localización no puede ser cambiada, ya que es seleccionada informáticamente por las principales empresas que se encargan del reparto de comida a domicilio. «Hemos intentado contactar con Uber, con Glovo... Es la ubicación estratégica para recoger y repartir los pedidos», añade.
Es el momento de la recogida el que presenta los mayores problemas. Según relata Ruiz, para llegar al punto donde recogen los pedidos tienen que desviarse ligeramente a la derecha por un ramal que también sirve de acceso al 'párking' subterráneo. «Tiene una señal de prohibido pasar excepto carga y descarga», comenta. El problema es doble, ya que los repartidores de 'delivery' no figuran en la ordenanza municipal para poder hacer uso de estas zonas y, además, estas tienen un horario limitado por la mañana y por la tarde que no se corresponde con las horas del día a las que reciben más pedidos. Por todo ello, pide que se les facilite el acceso a este punto.
Eduardo Ruiz Castro afirma que la base de repartidores de Uber Eeats que gestionaba en Segovia era la más amplia de la ciudad, con 26 trabajadores de los cerca de 70 'riders' que estima hay en Segovia. «El 90% de los repartidores están contratados por una flota que trabaja con Uber y es ella que se encarga de comunicar a los restaurantes de Uber y a los trabajadores», explica.
Ruiz Castro señala que el crecimiento de los servicios de comida a domicilio durante los últimos meses es «inequívoco», sobre todo con motivo de la pandemia. «En un año habrá crecido el doble», asevera.
Indica que la media de servicios que realizan en Segovia puede alcanzar los tres pedidos al ahora hasta alcanzar unos veinticinco al día. Al cabo del año pueden llegar a los dos mil.
Por último, reconoce que las condiciones laborales de los 'repartidores' son «muy precarias», algo en lo que considera que ha influido la conocida como Ley Rider. «Yo creo que se trabajaba mejor cuando estábamos como autónomos, aunque después tuviéramos que hacer nosotros mismos la facturación», concluye.
El intendente jefe de la Policía Local de Segovia, Julio Rodríguez Fuentetaja, sostiene que su obligación es «tratar a todo el mundo igual». Y explica que las zonas de carga y descarga pueden ser utilizadas, durante los horarios habilitados como tal, por los vehículos que desarrollan este tipo de trabajos. «Pueden hacer uso para cargar o descargar. No para estacionar indefinidamente hasta que les llega un pedido. Tanto ellos como cualquier otro vehículo», precisa.
«El problema es que no podemos crear zonas especiales solo para este tipo de servicios. Ellos tienen la base en un sitio en el que no hay aparcamiento. Se tienen que adaptar a lo que hay», subraya Rodríguez Fuentetaja. No obstante, matiza que las zonas de carga y descarga, fuera del horario en el que figuran para tal fin, funcionan como plazas de aparcamiento normales. Y en el caso concreto de los restaurantes en el entorno del Acueducto, recuerda que hay aparcamientos exclusivos para motocicletas a pocos metros de la plaza Oriental, tanto en el inicio de Vía Roma como en el Paseo de Santo Domingo. También en la plaza de Día Sanz hay un aparcamiento para motocicletas.
La situación ha derivado, además de en el despido de los 26 trabajadores de la plataforma de Uber Eats, en multas a los repartidores. «Hay compañeros que han cobrado menos de lo que se han gastado en pagar multas. Ahora hay mucha oferta de empleo porque aquí los repartidores no quieren trabajar», declara Ruiz. «El policía, cuando llega a un lugar donde hay una infracción, no sabe si el vehículo es de un repartidor o no. Y uno de nuestros principios es tratar a todo el mundo por igual. Si el vehículo está mal estacionado, lo está», declara el jefe de la Policía Local.
Pero las quejas del responsable de la base de Uber Eats en Segovia no acaban ahí. «Los clientes tienen que esperar tiempos de espera exagerados, ya sea porque tenemos que aparcar lejos del restaurante o del domicilio del propio cliente debido a la imposibilidad de usar las áreas de carga y descarga», comenta Ruiz. Para él, la solución está clara: «Que la ordenanza contemple a los servicios 'delivery', que estos sean vistos como servicios urgentes y sin posibilidad de adaptarse a unos horarios y que los vehículos de cuatro ruedas puedan tener la tarjeta de carga y descarga».
Sobre sus peticiones, el responsable de la Policía Local de Segovia también lo tiene claro: «Tienen que cumplir las normas generales del reglamento general de circulación y las particulares de cada ayuntamiento con sus ordenanzas». En este momento, la normativa de Segovia impide las pretensiones de parte de los repartidores que trabajan en la ciudad. «El reparto de comida rápida no está justificado como un servicio urgente. Si no, otros sectores podrían hacer lo mismo», añade.
La polémica por la carga y descarga de los repartidores llega después de que durante las últimas semanas la Policía Local haya intensificado su vigilancia de los servicios 'delivery'. Rodríguez Fuentetaja explica que alguna vez ya habían recibido quejas de vecinos que indicaban que circulaban por donde no se puede. «Hace un mes y medio recibimos una a través de la aplicación Línea Verde que alertaba de que un gran número de repartidores circulaba por lugares del casco antiguo donde no está permitido. Hicimos un seguimiento y lo comprobamos», relata.
En aquellos controles también detectaron que de los 40 repartidores identificados, 4 carecían del permiso de conducir, lo que supone un delito contra la seguridad vial. «Es una barbaridad», declara Rodríguez Fuentataja. «Para acortar recorridos se meten por calles en sentido contrario», añade. También han detectado a alguno saltándose semáforos en rojo. Y pone como ejemplo el paso desde Marqués del Arco hasta la ronda de Don Juan II a través de unas escaleras de la plazuela del Socorro como una de las infracciones más habituales. «Los 'riders', como cualquier otro ciudadano, tienen que cumplir con la normativa», concluye el intendente jefe de la Policía Local.
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