Fueron horas de angustia, con más de tres mil vehículos atrapados en la AP-6, en la A-1 y en otras carreteras segovianas. Ocurrió la tarde del pasado 6 de enero y el caos se prolongó hasta el día siguiente. El ... comandante Jesús García Aller estuvo al frente del operativo de rescate, como jefe de Operaciones, Personal y Apoyo de la Comandancia de la Guardia Civil de Segovia que es. A él le tocó lidiar con los primeros momentos del desastre, gestionar los centenares de alertas que llegaban desde las carreteras y coordinar el dispositivo de rescate para los miles de atrapados. Hace unos días, en Béjar, la Junta de Castilla y León reconocía sus méritos con la imposición de la Medalla de Plata de la Protección Ciudadana.
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–¿Qué supone para usted este reconocimiento?
–Es una satisfacción para mí, pero este reconocimiento también es para todos aquellos guardias civiles que durante esas horas estuvieron trabajando duramente para poder echar una mano a los ocupantes de los vehículos atrapados por el temporal de nieve.
–¿Cómo recuerda aquellas horas?
–Fueron horas tremendamente intensas. Llegué a la Subdelegación del Gobierno sobre las siete de la tarde del 6 de enero y me marché a las dos de la tarde del día siguiente. Pero en ningún momento hubo sensación de cansancio, de agotamiento. Todo discurrió tan rápido, tan seguido y lioso que no hubo apenas tiempo de pensarlo.
–A usted le tocó lidiar con los primeros momentos de aquel caos, gestionar los centenares de alertas que llegaban de la carretera y coordinar el dispositivo de rescate. ¿Qué cualidad debe tener un mando para no perder los nervios en una situación aquí?
–Me sirvió la experiencia que yo tenía porque he sido jefe del Subsector de Tráfico, en la provincia de Segovia, y conozco bien las carreteras, tanto la AP-6 como la A-1, que es donde se produjeron los principales incidentes. Evidentemente, la veteranía y la experiencia en la carretera te permiten conocer exactamente dónde está el problema, la configuración del lugar, etcétera, y eso te ayuda mucho.
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jesús garcía aller, comandante de la guardia civil
–¿Qué plan siguió a la hora de coordinar todo el dispositivo?
–La Subdelegación del Gobierno tiene un plan para los servicios del Estado y todos los años organiza una reunión previa al comienzo de las campañas invernales, una reunión de coordinación.
–¿Es una de las peores situaciones a las que se ha enfrentado a lo largo de su trayectoria profesional?
–Sí, pero también ha habido otras muy penosas. Evidentemente, es la que más trascendencia ha tenido, pero en el trabajo diario de la Guardia Civil, estamos acostumbrados a lidiar con situaciones muy complicadas: accidentes, retenciones tremendas, etcétera.
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–Los agentes que llegaban a los vehículos, ¿qué misión tenían?
–Auxiliar. Lo primero, auxiliar. Una vez que llegas y preguntas cómo están, intentas empujar el coche para que el usuario pueda continuar y al mismo tiempo conseguir despejar la calzada para que las máquinas puedan hacer su trabajo. Aquel fue un día de muchísimo retorno, de muchísima circulación (incluso las máquinas se quedaron atascadas entre los vehículos...). Confluyeron una serie de circunstancias que lo dificultaron todo.
jesús martínez aller, comandante de la guardia civil
–¿En algún momento corrió peligro la vida de alguien?
–La gente sale con la intención de hacer un viaje de dos o tres horas. Claro, aquello se prolongó muchas horas y al final hubo personas que enfermaron y precisaron de asistencia sanitaria. Para minimizar esos riesgos fue fundamental la participación de la Unidad Militar de Emergencias (UME). También a ellos se les orientó desde la Subdelegación del Gobierno.
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–¿Cuántos efectivos tomaron parte en el dispositivo?
–Desconozco el número exacto, pero quienes empezaron a intervenir a las dos de la tarde del día 6 no terminaron ocho horas después; quienes empezaron a las diez de la noche no terminaron a las seis de la mañana; y quienes empezaron a la seis de la mañana del día 7 terminaron sobre las dos de la tarde, cuando empezamos a recobrar la normalidad. Hubo muchos agentes que excedieron ampliamente su horario de servicio e incluso que, estando disfrutando de sus vacaciones de Navidad, no dudaron en ponerse en carretera para ayudar. Por ello insisto en que este reconocimiento que ahora se me hace es extensivo a todos los componentes de la Guardia Civil que lucharon con mucha fuerza en momentos muy delicados, especialmente penosos debido a las condiciones climáticas.
–¿Cree que podía haberse evitado un episodio así?
–Siempre se puede minimizar, pero cayó muchísima nieve durante muchísimo tiempo, había cientos de vehículos, estaban todos los carriles ocupados... Fue complicado porque se dio una confluencia de circunstancias. Si solo concurre una, se soluciona y punto, pero si hay muchas..., todo se junta y se da el peor de los casos.
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–El otro día, la delegada del Gobierno, Virginia Barcones, dijo que la Guardia Civil tiene un problema de falta de efectivos, que desde el año 2011 ha habido una pérdida de plantilla del 14%. ¿Se nota mucho esta circunstancia en el día a día de la Comandancia de Segovia?
–Los medios que hay facilitan la movilidad. Y esa movilidad que tenemos nos permite desplazar personal de un sitio a otro y tener, como tenemos, unos tiempos de reacción muy buenos. Evidentemente, a todos nos gustaría contar con más personal, pero la garantía con que damos el servicio es plena a día de hoy.
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