José María Nieto, en la misa de despedida. C. Vega

Cantimpalos despide a José María Nieto tras veinte años en la parroquia

Los aplausos y los regalos de los vecinos fueron una demostración de afecto al sacerdote en su misa de despedida

Cristina Vega

Cantimpalos

Viernes, 21 de septiembre 2018, 12:16

Los vecinos de Cantimpalos despidieron al párroco José María Nieto por su jubilación. Después de la misa dominical, organizaron un refresco en el salón parroquial, pero antes, la eucaristía se ofició de forma solemne con la participación del coro parroquial, varios niños y jóvenes que ... hicieron monaguillos y los mayordomos de la Asociación Cofrade de Cantimpalos. Comenzó la celebración con cántico a la alegría y la monición de entrada, que recalcó que «la comunidad parroquial de Cantimpalos se reúne para dar gracias a Dios por la vida y el ministerio sacerdotal de don José María y por el tiempo que como sacerdote ha compartido con nosotros».

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Han sido 58 años de ejercicio sacerdotal de Nieto, desde el 11 de junio de 1960 en que fue ordenado sacerdote, con los cinco años que estuvo de misionero en Colombia, su servicio sacerdotal en Santa María de Nieva y su labor en Cantimpalos durante veinte años.

«Pedimos por los frutos de su vida consagrada y de la misión que la Iglesia le encomienda, porque un sacerdote se jubila ante la sociedad pero no ante el Señor y su Iglesia». En el momento de las ofrendas, muchas personas de la comunidad dejaron una vela encendida sobre el altar como símbolo «de que debemos caminar juntos, unidos por el amor y la luz de la verdad».

El trabajo pastoral y material del párroco quedó de manifiesto en la alocución final, como ejemplo de abnegación, sacrificio y generosa entrega. «Seguramente no le habrá sido fácil perseverar, luchar obedecer, servir, desgastarse, amar y orar, por el pueblo de Dios a lo largo de tantos años de sacerdocio, en circunstancias y condiciones variadas, viviendo unos días luminosos, pero otros grises y oscuros en su alma sacerdotal».

Tras la procesión de La Minerva, por ser el tercer domingo el mes, el párroco agradeció a sus feligreses «el amor y apoyo que he recibió durante los veinte años que he vivido en Cantimpalos, que realmente los he llevado muy bien». Los aplausos de los vecinos que llenaban la iglesia, fueron la demostración del afecto y cariño que sienten por el sacerdote después de dos decenios de convivencia.

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