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La campiña segoviana mantiene su unidad frente a la instalación de macrogranjas. Bajo el lema de 'Por un futuro limpio en la campiña segoviana, stop a las microgranjas' alrededor de un centenar de personas se concentraron en la tarde de ayer en la plaza del ... Azoguejo para incidir e insistir en lo que supone este problema y abordar la cuestión de las macrogranjas porcinas en la provincia de Segovia.
«Los que vivimos en el mundo rural conocemos bien el problema que nos ha reunido y muchos de los que viven en Segovia también, pero a veces nos ocurre lo que a esas personas que pasan todos los días por debajo de este Acueducto y nunca han levantado la vista para verlo de verdad», añadieron en la lectura de un manifiesto.
«Muchos hace tres meses no éramos conscientes del problema que suponen las granjas de ganadería intensiva de porcino para la existencia de nuestros pueblos, nuestra salud y el medio ambiente. Nuestros pueblos tienen un problema grave de despoblación que cada uno de ellos trata de paliar poniendo en marcha iniciativas limpias y saludables, y reforzando las que ya funcionan, turismo rural, segundas residencias, pequeñas industrias y talleres, explotaciones ganaderas familiares, puesta en valor de yacimientos arqueológicos... que fijan población y dan vitalidad a los pueblos y ahora esto está en riesgo de desaparecer porque los cerdos en grandes proporciones no son compatibles con la vida de los pueblos. Los turistas o los que buscan su segunda residencia no van a los pueblos que huelen mal o que tienen el agua contaminada. Y se destruyen más puestos de trabajo de los que se crean».
Añadieron que las macrogranjas están proyectadas «para producir la mayor cantidad de carne en el menor tiempo posible y se estudia hasta el último detalle todo el proceso de producción, hasta el espacio en el que se mueve el cerdo y cuanto menos movimiento, más deprisa engorda y con precios más bajos, hacen inviables las pequeñas explotaciones familiares que sí producen calidad que acaban cerrando o marchándose del pueblo en busca de otros modos de vida».
Pero, a su juicio, los dos grandes problemas más grandes que estas enormes granjas suponen en los pueblos «son el gran consumo de agua y la cantidad de purín que produce y se esparce en exceso por las tierras de labor». La consecuencia global del esparcimiento de purín por todos los pueblos ha dado lugar a las zonas vulnerables, alrededor de localidades como Armuña, Domingo García, Migueláñez y Bernardos «y que son aquellas en las que el agua está contaminada o con muchas posibilidades de estarlo». Y es lo que quieren denunciar públicamente, «que están acabando con nuestros pueblos, que en algunos los vecinos ya no pueden beber agua del grifo si no lo pasan por una depuradora, que alteran el paisaje con esos enormes edificios que llenan el aire de malos olores, que perturban nuestra vida cotidiana... Esta actividad solo beneficia a unos pocos y nos perjudica a todos. No podemos permanecer callados y seguiremos con esta labor informativa y de denuncia. Los pueblos de la campiña se quedan vacíos por culpa de estas macrogranjas y vacíos es decir lo mismo que muertos».
Por eso, «a los responsables de esta barbarie les tenemos que despertar la conciencia con nuestra denuncia y a los que no ven el peligro que nos amenaza, tenemos que sacarles de su letargo para defender juntos nuestra tierra», concluyeron.
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