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Claudia carrascal
Segovia
Lunes, 18 de octubre 2021, 07:02
La 'veda' de la campaña micológica está abierta. Este año, si no hay cambios bruscos en las condiciones meteorológicas y las heladas no se adelantan, los expertos prevén una buena temporada de setas. No obstante, la recogida de este manjar culinario ha comenzado ... de forma desigual en la provincia de Segovia porque hay zonas en las que no ha llovido lo suficiente, lo que ha impedido el desarrollo de los hongos en su esplendor.
Las tormentas del pasado agosto han marcado de forma significativa la producción de este mes. Así lo explica el presidente de la Sociedad Micológica Segoviana, Ramón Saiz, quien asegura que «otras zonas del país han comenzado con más fuerza que aquí, donde no se han registrado abundantes tormentas en verano». Eso sí, a estas alturas en los lugares de mayor altitud y humedad ya hay gran variedad de setas. De hecho, comenta que expertos y aficionados ya salen a coger los primeros boletus, níscalos y poco a poco han ido apareciendo también las setas de cardo.
El futuro dependerá de la cantidad de agua que caiga los próximos días. «Si llueve, se verán muchas setas; pero de lo contrario la campaña se estancaría», subraya Saiz. El termómetro del inicio de la campaña es la exposición que realizan con motivo de la festividad patronal de San Frutos. Y es que «algunos años no se ha podido hacer porque apenas había setas y este año con lo que había tres semanas antes era suficiente».
El experto recuerda que el micelio es el hongo que se encuentra debajo de la tierra y está siempre vivo, independientemente de la temperatura o de la humedad. Cuando llueve y se dan las condiciones óptimas de humedad estos micelios se activan y comienzan a brotar los primordios, que tardan algo más de un mes en convertirse en setas completamente formadas y capaces de liberar las esporas.
Este proceso es constante por lo que «si no llueve en agosto y empieza a caer agua en octubre también puede haber setas, el problema es que cuanto más se retrase, más probabilidades hay de que lleguen las heladas y la producción se frene». Esto se debe a que a temperaturas por debajo de los cero grados las esporas no germinan y el hongo deja de producir. Además, advierte que cada hongo tiene condiciones de desarrollo diferentes en cuanto a humedad y temperatura.
Por ejemplo, las setas de cardo se activan en seguida. Por eso, suelen ser de las primeras en salir y en Navidad hay años en los que todavía se pueden coger níscalos porque si no hay heladas fuertes las hojas de los pinos que caen al suelo actúan como aislante natural y los protegen del frío. Y este es, a su vez, uno de los motivos por los que es fundamental respetar normas como la de no rastrillar el suelo a la hora de coger setas, ya que la temperatura no es la misma si está pelado que si está cubierto por hojas.
Otra de las medidas que a menudo no se respeta es el tamaño mínimo permitido de los ejemplares. «El decreto dice que tienen que tener como mínimo cuatro centímetros de sombrero y es poco porque casi no han soltado las esporas y, sin embargo, se pueden ver incluso en las fruterías boletus de un tamaño inferior», lamenta el presidente de la Sociedad Micológica de Segovia. El problema de cogerlas antes de cumplan su ciclo de vida es que se impide una reproducción adecuada y, por tanto, que nazcan hongos nuevos. «Los hongos que están vivos seguirán echando setas veinte o cincuenta años, pero cuando mueran no quedarán más en la zona, por eso, es tan importante respetar los tamaños mínimos», hace hincapié Saiz.
En la provincia de Segovia crecen un elevado número de variedades porque existen hábitats muy diversos, desde zonas de pinares silvestres o de montaña, así como robledales y llanuras. Además, hay al menos seis cotos regulados para la recogida de setas, algunos privados y otros propiedad de ayuntamientos. También, en el sistema de Regulación Micocyl, la Junta contempla un coto de 40.000 hectáreas en el que se otorgan un máximo de 32.957 permisos de recolección y la producción media anual es de 633.734 kilos.
Aunque la cantidad máxima que se puede recolectar depende del coto y del tipo de permiso, Saiz detalla que oscila entre los cinco kilos por persona y día para las licencias recreativas y los veinticinco kilos cuando se trata de fines comerciales.
Algunas de las setas más abundantes y conocidas en la provincia son los boletus que crecen en los entornos pinariegos, aunque también donde abundan los castaños, avellanos o las jaras. Así pues, se pueden encontrar en los Montes de Valsaín y la Sierra de Guadarrama, así como en la zona de Cantalejo, Santa María la Real de Nieva o Riaza donde también son muy frecuentes los níscalos. Asimismo, éstos se pueden coger en Cuéllar o Navalilla. La seta de cardo es otro de los hongos más comunes y se desarrolla en las praderas, ya que es saprófita y se alimenta de la raíz del cardo. Además, es una seta que se encuentra muy repartida por toda la provincia.
Una de las más codiciadas es la 'Amanita Caesarea', de color anaranjado. Se puede encontrar en otoño en los bosques, sobre todo al abrigo de alcornoques, encinas, robles o castaños, por lo que abunda en área de Riaza. En zonas de pasto es habitual ver la 'Macrolepiota', que también puede nacer bajo pinos, castaños y encinas. Otra de las comestibles que es fácil detectar en praderas de montaña o páramos es la 'Lepista Personata' o también llamada seta de pie azul, más desconocida y, por tanto, menos recolectada por los aficionados. En primavera, la provincia se caracteriza por la presencia de colmenillas, perrechicos o marzuelos.
El presidente de la Sociedad Micológica Segoviana, Ramón Saiz, recuerda las normas que marca la ley, que por ejemplo prohíbe la recolección durante la noche o en áreas en las que se están desarrollando otras actividades como la caza o la tala de madera. Además, en los terrenos acotados para la actividad micológica toda persona que lleve a cabo la recolección deberá llevar consigo los permisos correspondientes. Saiz insiste en que «solo se deben coger las setas que se conocen, ya que no tiene sentido coger kilos de una variedad sin saber si es comestible». En estos casos, el experto recomienda coger solo dos o tres para tratar de identificarla junto a los especialistas. Añade que hay especies que son venenosas e incluso mortales. El mejor consejo para evitar una intoxicación es formarse porque, aunque existen pequeños trucos para distinguirlas, «si no se conocen bien es fácil confundirlas». Por otra parte, indica que tampoco se deben arrancar las setas que han madurado en exceso. En el caso de los boletus, cuando se vuelven verdes y están blandos, ya no valen para nada a nivel culinario; sin embargo, en el campo siguen cumpliendo su función porque están echando esporas.
La Sociedad Micológica Segoviana cuenta con 47 socios y organiza actividades todas las semanas durante la temporada de setas; aunque su presidente, Ramón Saiz, admite que la pandemia paralizó su programa. Por eso, en 2020 ni abrieron la sede para atender al público, ni realizaron salidas o exposiciones, a pesar de que –según apunta– la afición por salir al campo y por las setas creció con motivo de la covid y de las restricciones impuestas.
Este año están retomando la actividad y aunque en primavera solo hicieron un par de salidas con los socios, ya han recuperado la atención al público, que es los domingos de 17 a 19:30 horas. Eso sí, subraya que es un servicio para asesorar e informar; pero «no para que la gente lleve un cesto lleno de setas y les digamos si se pueden comer o no» porque su objetivo es que los aficionados conozcan mejor el mundo de los hongos con el fin de evitar riesgos. Además, los últimos fines de semana han impartido un curso de formación que contó con 27 inscritos y tienen programadas varias exposiciones para los próximos meses.
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