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La fábrica de Osasuna es tan extensa que fue Martín Pedroarena, un delantero del filial del filial –el Subiza, en puestos de descenso de Segunda RFEF–, alguien que contaba con 21 minutos de experiencia en Primera RFEF, el que transformó una tarde esperanzadora de la ... Gimnástica Segoviana en Tajonar en su tercera derrota lejos de La Albuera. Su pólvora para transformar en un suspiro un 0-1 en un 2-1 resumió la habilidad del Osasuna Promesas para optimizar sus momentos dulces en un duelo alocado que los de Ramsés Gil no supieron exprimir los suyos.
Osasuna Promesas
Pablo Valencia, Diego Moreno, Toni Herrero, Gárriz, Mauro, Osambela, Dani Sancho, Xabi, Espejo, Jon García y Pedroarena.
3
-
2
Segoviana
Carmona, Silva, Sergi Molina, David López, Gabriel, Manu, De la Mata, Berlanga, Fernán, Javi Borrego y Diego Gómez.
Cambios Osasuna Promesas: Asier Bonel por Mauro (m. 46), Anai Morales por Dani Sancho (m. 46), Roberto Arroyo por Pedroarena (m. 57), Unai Santos por Jon García (m. 62) y Mutilva por Xabi (m. 86).
Cambios Segoviana: Tellechea por Gabriel (m. 54), Davo por Diego Gómez (m. 68), Rodrigo Sanz por Fernán (m. 68) y Abel Pascual por Juan Silva (m. 82)
Goles: 0-1 Javi Borrego (min 3), 1-1 Pedroarena (min 34), 2-1 Pedroarena (min 40), 3-1 Anai (min 58) y 3-2 Davo (min 76).
Árbitro: Gonzalo Romero Freixas (Cataluña). Amonestó con amarilla a Ibaider, Dani Sancho y Mauro por Osasuna; a Berlanda, Fernán y Silva por la Segoviana.
Otros datos: Campo 1 de la Ciudad Deportiva de Tajonar (Pamplona). 300 espectadores. La mitad de la Segoviana.
Sergi Molina y Juan de la Mata volvieron al once tras una semana de rodaje con el grupo, pero la Sego no regala altas, así que Fer Llorente, Astray y Rubén se quedaron en casa haciendo la compra. Diego Gómez tuvo de su primera titularidad como azulgrana desde el 28 de mayo de 2023, una decisión que premia su lucha frente a sus problemas de rodilla y daba descanso a Davo, el único titular junto a Carmona en las siete jornadas previas. El de Trescasas salió con Borrego en la izquierda y Berlanga en la derecha, las bandas de gala.
Apenas necesitaron dos minutos para demostrarlo. Berlanga persiguió un balón por la derecha para ganar línea de fondo y poner un centro al primer palo para Diego Gómez, que no llegó, pero se llevó a dos defensores. La pelota fue pasada a Javi Borrego, que aprovechó la permisividad navarra para imponer a su estilo: lo más difícil posible. Se dejó el control un poco largo, pero lo enmendó con un zurdazo de videojuego embellecido por la estirada inútil de Pablo Valencia.
El comienzo soñado no se limitó al gol. La Sego estaba en su salsa, con Berlanga trazando verticales, Diego Gómez bajando a recibir y descolocando a la defensa para que los medios tejieran diabluras. La defensa no concedía, con David López atento a los cortes y forzando la amarilla al nueve, Dani Moreno. Mauro, el eje del medio navarro, tuvo que sacrificar otra al agarrar de la cintura a Gómez y cubrir el hueco de sus centrales. En esas, llegó una jugada casi memorable en una secuencia rápida a tres bandas entre Borrego, Manu y Fernán, que prolongó con un gesto técnico de muchos kilates, acelerando la acción con un pase interior tras girar sobre su propio cuerpo. No acabó en gol porque el charro cazó el pase de Manu en área chica. Un 0-2 que pudo llegar en un latigazo de Fernán desde la frontal, pero Osambela sacó la cabeza como escudo. Y segundos después, cambió todo.
El peligro de Osasuna estaba más en su talento que en su propuesta. El ejemplo fue la volea de Jon García, un diestro que levantó la zurda para cazar un córner rechazado con la potencia y la precisión de colocarlo a centímetros de la escuadra. Hasta ahí los sustos. Pero Pedroarena destapó el tarro de las esencias al cazar un balón al espacio de Xabi, que pilló a la defensa en un renuncio y dejó a su compañero en un mano a mano con Carmona mientras Gabriel levantaba la mano pidiendo un fuera de juego que indultara su posición adelantada. Tras ganarle la espalda, el navarro definió con la izquierda ante un Carmona petrificado.
No tuvo tiempo para reponerse la Sego –apenas un remate de Fernán– cuando llegó la réplica. Una acción casi calcada, gestada esta vez por un pase extraordinario de Jon García, que rompió a la defensa por el mismo sitio mientras se giraba. Visión 360 grados y otra cita con el gol para Pedroarena, que superaba la carrera de Palmero con un derechazo en carrera, todo un recurso para un zurdo. Seis minutos habían bastado a Osasuna para olvidar media hora de dudas e irse por delante al descanso.
El filial aprovechó su extensa nómina para retirar a sus dos amonestados. Lejos de perder fuelle, echó gasolina, la juventud desbordante de Asier Bonal (16 años) y Anai Morales (18). No tardaron en asociarse, trazando por la izquierda, encontrando vías de acceso a Carmona. Aunque no hicieran diana, un duelo hasta entonces parejo se tiñó de rojillo. El balón iba cuesta abajo hacia la portería azulgrana, con Pedroarena acelerando de nuevo por la derecha para dejar clavado a Molina y sacarse un latigazo que buscaba la escuadra. El meta vallisoletano sacó una manopla salvadora para dejarle sin triplete y el protagonista del partido pidió el cambio tras una jugada que rompió su musculatura.
Pero perder de vista a Pedroarena no fue un alivio. Salió Roberto Arroyo, un tipo que ha debutado en Primera. Enganchó desde el balcón del área el primer balón propicio que le cayó, todo un papelón para Carmona, que evitó el gol, pero no pudo alejar el rechace. Lo aprovechó el juvenil Anai para embocar el tercero. Bonal desbordaba en una baldosa a Silva y Molina y el partido tenía alarma de goleada.
Pero la Sego tiró de aguante. Ramsés sacó a su as, Davo, y lo acompañó de Tellechea y Rodrigo Sanz, el navarro pródigo. Así taponó la herida y recuperó presencia en campo rival. Tras rozar el gol en una falta lateral anulada por fuera de juego, una prolongación habilitó a Tellechea, que ganó línea de fondo y sirvió el pase de la muerte a Davo, que solo tuvo que empujarla.
Con el empate a tiro, entró Abel para cerrar con línea de tres y mandar a la guerra a los extremos en un duelo ya sin red: cualquier posesión de Osasuna podía alumbrar el cuarto. Los locales respondieron con un central más para sofocar el tráfico aéreo y aliviar a sus adolescentes, que no temblaron. Rodrigo Sanz tuvo la última tras una cola de vaca que le cayó a la pierna mala, la izquierda, con la que buscó un tiro largo a la escuadra. Sin suerte. Los cachorros mordieron más.
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