Paraje de la Fuente Santa en Caballar. ANTONIO DE TORRE

Caballar dejará a sus santos para 'peor' ocasión

No han sido pocos quienes han preguntado en el Ayuntamiento si se ha pensado en recurrir a las Mojadas para frenar la sequía

Carlos Álvaro

Segovia

Jueves, 6 de octubre 2022, 14:08

Las lluvias de septiembre, aunque no muy abundantes, han despejado un panorama que se presentaba sombrío. Una primavera seca y un verano excesivamente caluroso hicieron temer lo peor, pero los embalses han recuperado agua almacenada y los ayuntamientos han desactivado sus restricciones. En lo peor ... del verano, hubo quien se acordó de las Mojadas de Caballar y su Fuente Santa para que obraran el milagro de la lluvia. Sin embargo, no ha sido necesario recurrir a ellas. Ninguno de los pueblos de las vicarías capacitados para solicitar las mojadas lo ha hecho.

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«El requisito para recurrir a nuestros santos es que la sequía sea extrema. Este es un año seco, pero no en exceso, aunque nunca sabemos bien cuál es el límite. En 1992 se hicieron las últimas», recuerda la alcaldesa de Caballar, Susana Gómez. La de las Mojadas es una tradición remota. Cuando la sequía apretaba, hasta el punto de poner en riesgo las cosechas, los caballerenses sumergían los cráneos de los santos Valentín y Engracia –que reposan en la iglesia parroquial– en las aguas de la Fuente Santa. «A veces no llovía de inmediato y había que hacer una segunda mojada, pero la documentación dice que siempre acababa lloviendo», señala la regidora.

En Caballar saben que recurrir a los santos es una cosa muy seria que entronca con las creencias ancestrales del lugar. De hecho, para hacer una mojada es requisito indispensable que lo solicite la mayoría de los pueblos que componen la primera de las tres vicarías de la comarca, la correspondiente a Turégano. «Hay tres vicarías: la de Turégano, la de Fuentepelayo y la de Pedraza, integradas por nueve pueblos cada una. A petición de los pueblos de su vicaría, Turégano debe ser el primero en solicitar a Caballar –y ambos pueblos al obispo de Segovia– la licencia para celebrar la mojada. Una vez realizada, si sigue sin llover o no llueve lo suficiente, es la vicaría de Fuentepelayo la que tiene que solicitar la segunda. Pedraza entraría en juego si hiciera falta una tercera», explica Gómez. La triple mojada solo aparece citada una vez en los libros parroquiales. Ocurrió en 1896. Concedida la autorización por parte del obispo y acordada la celebración, los pueblos solicitantes y el propio Caballar acogen una novena previa y, llegado el día, se organiza la mojada. Las reliquias de los santos son trasladadas en procesión solemne a la Fuente Santa, en cuyas aguas se sumerge la urna hasta tres veces.

El 6 de junio de 1982 y los días 9 y 23 de mayo de 1992 se celebraron las últimas mojadas. «De las del 92 quedó un sabor agridulce. Hubo muchos medios de comunicación y mucho espectáculo alrededor, y no es eso. Es una tradición muy vinculada a la fe, a las creencias de un pueblo. A la gente no le gusta que se banalice con ello. No obstante, no creo que este sea el motivo por el que no se hayan vuelto a pedir. Desde entonces no ha habido una sequía extrema», afirma la alcaldesa de Caballar.

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