El bus turístico lleva a 15.098 viajeros en su primer año en Segovia

La concejala de Turismo, May Escobar, habla de un servicio que se ofrece en casi todas las ciudades con gran volumen de visitantes. «Cuanta más oferta turística tengamos en la ciudad, más posibilidades y más recursos tenemos de cara a los visitantes. Ese es el balance positivo. Que 15.000 personas se hayan favorecido me parece interesante». Una oferta que amplía las opciones para el turista con menos movilidad en una ciudad con una orografía llena de cuestas. «Normalmente es gente que a lo mejor no tiene tanta facilidad para caminar. Segovia no tiene mucha extensión de ciudad, pero sí de zona verde. Y llegar de unos monumentos a otros para determinadas personas de edad más avanzada no es tan fácil».

El autobús lo gestiona la empresa Paorcal S.L. bajo la marca City Sightseeing, presente en más de 100 ciudades de 35 países repartidos a través de los cinco continentes. Sus datos ilustran que la gran mayoría de sus billetes los venden los comerciales que pasean diariamente entre Vía Roma y la plaza del Azoguejo. El 89,3% de sus ventas son en la calle (13.493 billetes) frente al 10,7% restante (1.605) adquiridos a través de su página web. Se trata de dos autobuses de 77 plazas cada uno, con acceso en la planta baja para personas con movilidad reducida.

«Es una forma diferente de ver la ciudad», resume Escobar, frente al turista que se limita al eje que conecta los tres grandes monumentos. Las vistas desde el entorno verde, la zona baja del Alcázar. «A veces es algo muy desconocido para el turista habitual y que los turoperadores que hacen los recorridos habituales no recogen». El itinerario, con un recorrido de 16,5 kilómetros, parte de Vía Roma para recorrer el Paseo Santo Domingo de Guzmán, Casa de Moneda, Calle San Marcos, Carretera de Arévalo, Santuario de la Fuencisla, Carretera CL-607, Calle Perchel (Zamarramala), Calle de la Veracruz (SG-P-3121), Carretera de Arévalo, Cuesta de los Hoyos, Paseo Ezequiel González, Paseo de Conde Sepúlveda, Avenida del Obispo Quesada, Calle del Doctor Tapia, Avenida Juan Carlos I, Avenida Padre Claret, Calle de San Gabriel y desembocar de nuevo en Vía Roma. El Ayuntamiento autorizó ese itinerario en 2023 y la empresa necesitaría su visto bueno para cualquier modificación.

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El bus turístico es un aliado más en la lucha de Segovia por conseguir que el turista extienda su estancia, que pernocte, al ayudar a mostrar la ciudad en global. «Son unas vistas que cuando solamente visitas el casco histórico no tienes». Enseñar más para incentivar que el viajero se quede o vuelva en otra ocasión con más tiempo. Algo que algunos hacen como el que ojea un periódico para detenerse luego en lo que quiere leer, al estilo de un 'free tour'. «En muchas ciudades lo que hacen es subirse primero al autobús para tener una visión general y elegir los sitios que luego quiere visitar. Es habitual para el turismo que va de manera individual y posibilita que la estancia sea mayor: es algo que está estudiado, ocurre».

Aunque hay cinco paradas –plaza de Artillería, Casa de Moneda, Santuario de la Fuencisla, Glorieta de Cándido y San Antonio el Real– la inmensa mayoría de los viajeros inicia y termina su recorrido a los pies del Acueducto. Y lo hacen antes de comer: el 70% de las ventas se produce entre las 10:30 y las 13:30 horas, informa la empresa. El billete, válido para 24 horas, incluye la entrada gratuita a centros gestionados por Turismo de Segovia como la Real Casa de Moneda, la Colección de Títeres Francisco Peralta, la Casa-Museo Antonio Machado, el Centro Didáctico de la Judería o el Centro Interpretativo de la Muralla, un acuerdo que la empresa firmó con la Empresa Municipal de Turismo para dar visibilidad a estos recursos. El precio del billete oscila entre los 19,90 euros para adultos y los 16,90 euros para niños. Los vehículos tienen un servicio de audioguías para la explicación del recorrido en español, inglés, francés, alemán e italiano. El horario es de 10:00 a 20:00 horas y la duración aproximada del viaje es de unos 40 minutos.

Sus conductores llevan un año recorriendo la ciudad a la reducida velocidad a la que obliga un formato más pensando en la contemplación que en la agilidad. Algo que inevitablemente entorpece el tráfico en vías como el paseo de Santo Domingo, cuyo límite de velocidad está en los 50 kilómetros por hora, un número al que no se acerca el autobús, un vehículo al que resulta complicado adelantar en condiciones de seguridad por sus grandes dimensiones. Escobar subraya el respeto hacia la empresa que lo gestiona, pues no se trata de una concesión. «Es igual que cuando autorizas una terraza, a nosotros no nos tiene que dar cuenta de nada. Lo que sí me gustaría es que el autobús fuese un poco más pequeño, a lo mejor es excesivamente grande para las condiciones de nuestra ciudad, pero es un comentario casi más personal que desde el Ayuntamiento».