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Las mujeres no pueden abortar en la provincia de Segovia. Para interrumpir el embarazo, tienen que trasladarse a otros territorios donde haya centros públicos, concertados o privados que realicen este procedimiento médico. La mayoría de ellas se traslada a Madrid, lo que supone un obstáculo añadido de ahí el intento de dos estudiantes de una escuela de creatividad por concienciar sobre esta dificultad. Tras realizar una investigación, han creado billetes «ficticios» con destino a otras comunidades para poner de manifiesto la situación del aborto en Castilla y León.
Un total de 202 embarazos de segovianas fueron interrumpidos en 2021, aunque el récord de abortos practicados lo mantiene 2011 con 285. En ninguno de los casos el procedimiento se realizó en la provincia, donde está extendida la objeción de conciencia. Lo mismo sucede en Palencia, Soria, Zamora o Ávila, que no han notificado abortos entre 2010 y 2021, periodo en el que el Ministerio de Sanidad lleva recogiendo datos sobre esta práctica, ya que la Junta no los publica.
Dos jóvenes estudiantes de una escuela de creatividad madrileña se percataron de esta polémica. «Hemos contrastado noticias y datos y hemos comprobado que hasta 776 mujeres se desplazaron en 2021 otras comunidades autónomas para abortar», sostiene la alumna Sarah Chayán. Por ello, propusieron esta campaña de concienciación como tema para un trabajo de clase, especialmente tras las últimas declaraciones del vicepresidente del Ejecutivo autonómico, Juan García-Gallardo: «No sé mucho de de embarazos», frase que se ha empleado como anti-lema en la iniciativa.
La acción ha consistido en crear unos billetes de tren «ficticios» para viajar a otros territorios en los que «poder abortar», como Navarra, Valencia o Galicia. Los tickets tienen un código QR cuyo escaneo redirige a una página web con cifras y un mensaje específicio: «Si necesitas este billete, Castilla y León tiene un problema».
«Es una reflexión de lo absurdo que sería que mujeres tuvieran que hacer uso de estos billetes para interrumpir su embarazo», señala Chayán. «Es algo ridículo y paradójico», sostiene su compañera Clara Díaz. Para dar a conocer la propuesta, estos días colgaron 40 carteles en algunas calles emblemáticas de la capital, así como en la Universidad de Valladolid o el Hospital General. Muchos de ellos fueron arrancados a las pocas horas, lo que no sorprendió a las jóvenes. «Sabemos en qué campo de batalla estamos y es un tema controvertido», coinciden. A pesar de ello, matizan que «en el fondo solo damos visibilidad a una realidad a partir de datos que mostramos a los demás».
Aunque el propósito principal de esta acción sea concienciar, también pretenden observar hasta qué punto se puede viralizar. Este mismo miércoles pusieron en marcha su plan de redes sociales y aseguran que extenderán la pegada de carteles, por el momento, a Salamanca y Valladolid.
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
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