La soprano segoviana Candela Pumares tras ser reconocida con un premio. El Norte
Candela Pumares | Cantante segoviana

«Está bien tener un público erudito, pero creo que hay que reinventarse»

La joven soprano, que suma apariciones televisivas y sendos premios a sus 21 años, rechaza que la música clásica sea algo «antiguo» y apuesta por acercarla a los jóvenes

Lunes, 19 de febrero 2024, 09:36

Los vestidos de gala largos, glamurosos y hechizantes se han convertido en una prenda con gran protagonismo en su armario. Es su uniforme del día a día, cuando sube al escenario con la mayor ilusión y tras intensas jornadas de preparación para lucir su voz ... ante cientos de espectadores. La segoviana Candela Pumares, cantante soprano, suma cada vez más galardones a los que hacer hueco en su estantería y actuaciones en teatro. Segovia se le quedaba pequeña. Su mayor aspiración es recorrer el mundo con banda sonora de música clásica. «No es algo antiguo», insiste.

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Con tan solo 21 años, está a punto de finalizar sus estudios en la Escuela Superior de Canto de Madrid. Su talento se hizo visible en 2019, en su participación en el programa 'Prodigios', un concurso televisivo que reunía a jóvenes expertos en disciplinas artísticas clásicas, en el que llegó hasta las semifinales.

Todo ello cuando su carrera como artista empezó siendo un 'hobby'. Aunque la disciplina de canto ha sido el plan A de Pumares a lo largo de su vida, «siempre había un plan B». «Simplemente por miedo», relata. Por ello, cuando terminó Bachillerato decidió estudiar el Grado en Lenguas Modernas en la Universidad Complutense, donde eligió alemán e italiano porque «creía que me podían ayudar» en su futuro profesional en la música.

La joven eligió a la también segoviana Sara Matarranz como profesora en la Escuela Superior de Canto de Madrid

Nunca desterró la ilusión de convertirse en una soprano reconocida a nivel mundial -ya lo es a escala provincial-. Y tardó muy poco tiempo en dar el paso. «Vi que la carrera no era lo mío e hice las pruebas en la escuela de canto», recuerda. Su elevada nota le permitió elegir profesor y, como no podía ser de otra manera, quiso avanzar de la mano de la también soprano y segoviana Sara Matarranz. «Aquí todo es de Segovia», bromea. Sus primeros contactos fueron en las clases particulares a las que asistía en la ciudad. «Ella es la que me ha enseñado verdaderamente a manejar mi voz, nuestra relación es muy cercana», agradece la joven.

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En los últimos años, consiguió matrícula de honor en Profesional de Canto, luego el Premio de Fin de Grado del Conservatorio Teresa de Berganza y se hizo finalmente con uno de los cinco Permios Extraordinarios de la Comunidad de Madrid en su categoría. En noviembre, participó en el Concurso de Música Lírica 'Villa de Teror' y se llevó el bronce.

Recorrer el mundo

La vitrina de trofeos empieza a quedarse pequeña para Pumares, del mismo modo que pasó con Segovia. «Para el mundo en el que yo me muevo, era necesario trasladarme a Madrid: me está aportando mucho», afirma. Regresa a su ciudad natal con su familia y amigos siempre que puede, son su pilar principal cuando «las cosas van mal». Pero su sueño es recorrer mundo. «Estoy dispuesta a ello», determina.

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En realidad, «si en realidad quieres dedicarte al canto, ir de aquí para allá es algo que está en el contrato», reconoce. Hace tiempo, disfrutó de una beca de un año en una academia de canto italiana. «Sé que en algún momento me gustaría asentarme, pero en los primeros años, si todo va bien, quiero viajar», declara la soprano.

Candela Pumares, en una de sus últimas actuaciones. El Norte

Su suerte -y también perdición- es que su instrumento no ocupa espacio en su maleta. «Toda mi vida gira en torno a ello», reconoce. No han sido pocas veces las que ha tenido que rechazar una invitación para ir de fiesta con amigos para proteger su voz. «Si tengo un evento y hay ensayo al día siguiente, hay que priorizar este último», sostiene.

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La autoexigencia es una obligación en el mundo del canto, que es «muy complicado». «Hay que tener una personalidad muy fuerte, ya no solo para triunfar, sino simplemente para entrar en él», declara Pumares. La rivalidad, competencia, gran oferta y poca demanda son piedras en el camino contra las que hay que luchar. «Hay millones y millones de voces femeninas y sobre todo de soprano», considera.

Aprendizaje diario

Es necesario controlar las emociones, «autogestionarse y medirse». La voz no funciona ni suena igual «cuando estás pasando una mala racha», aclara. Tampoco si estás enfermo e incluso cansado. Un simple gramo de incertidumbre puede distorsionar el resultado esperado. «La paciencia es muy importante, fundamental a la hora de empezar», lo que tan solo se combate con aprendizaje.

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Afortunadamente, las horas de trabajo práctico y teórico están dando sus frutos. «Poco a poco parece que comienzo a salir a la luz», se enorgullece. La joven segoviana de ojos verdes se abre paso con una amplia sonrisa y una estética muy definida. Tiene una amplia gama de pintalabios, conjuntos y peinados. «Es importante crearse un personaje: no soy igual en casa con un café que encima del escenario», advierte.

«Antes a lo mejor valía solo con tener una buena voz, pero eso ha cambiado, ahora también influye la estética»

Pumares insiste en la importancia de cuidar el vestido, maquillaje o protocolo, lo que es un esfuerzo constante, ya que «es algo que nunca acabas de definir porque la moda cambia todo el rato» Todo influye, especialmente cuando los tiempos han cambiado. La soprano confirma que «quizá antes valía solo tener una buena voz, ahora ya no».

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Los teatros cada vez apoyan puestas en escena «más modernas» en las que ya no están presentes los cancanes. El objetivo es acercar lo clásico y lírico a las nuevas generaciones. «Al final está muy bien que haya un público erudito, con conocimientos, pero en un futuro esa gente no va a estar: hay que renovarse y aceptar nuevas propuestas», reflexiona. De otro modo, «estaríamos cavando nuestra propia tumba».

La ópera no tiene por qué ser algo vetusto. Y tampoco todo tiene que suscribirse a este género. Pumares ha crecido escuchando piezas tan famosas como 'Don Giovanni' y 'Las bodas de Fígaro', pero en sus auriculares también suena pop español. «Yo escucho todo tipo de música, el reggaetón sí que es cierto que algo menos», apostilla. Es por ello que anima a los jóvenes como ella a indagar, descubrir y conocer. La música clásica está a la vanguardia.

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